Waun Mawn: el origen galés de las piedras de Stonehenge

12.02.2021

A pesar de encontrarse en un complejo arqueológico anillado de más de dos kilómetros, Stonehenge es uno de los conjuntos megalíticos más conocidos del mundo. Situado en el condado de Wiltshire, durante mucho tiempo, debido especialmente a las leyendas medievales, se asoció al culto celta y se creyó que este pueblo lo había construido; independientemente de que hubieran podido darle uso, las investigaciones situaron su construcción en algún momento entre el Neolítico y la Edad de Bronce (3000-2000 aC). Sin embargo, una investigación iniciada la primera década de los 2000 en el yacimiento de Waun Mawn, en Gales, ha obtenido resultados y una notable repercusión a nivel académico y cultural en el día de hoy, veintiún años después: han descubierto que Waun Mawn (5000 aC) es, ni más ni menos, el lugar donde estuvieron algunas de las gigantescas rocas que forman el actual Stonehenge, antes de ser transportadas a su posición actual.

En el yacimiento de Waun Mawn se encuentra un círculo de exactamente 110 metros de diámetro, idéntico al de Stonehenge y los huecos de las piedras se encuentran situados de manera algo irregular, pero casi en las mismas posiciones, alineándose con el sol en el solsticio de idéntica manera. Es más, hay una de las piedras concretas de Stonehenge que tiene una marca transversal inconfundible, cuyo rastro ha quedado marcado en la huella del lugar donde iría en el yacimiento galés. Si bien esto no quiere decir que todas las piedras fueran transportadas y recolocadas, sí lo fueron la gran mayoría, ya que guardan una característica de su región: son piedras azules o bluestones (una forma de denominar a piedras no autóctonas), originarias de canteras galesas, algo que siempre daba que pensar a los arqueólogos al examinar que el resto de monumentos megalíticos de Wiltshire, realizados con materiales autóctonos.

El descubrimiento no elimina otros tantos interrogantes: ¿era Waun Mawn también un lugar de fuerzas telúricas, de notable sacralidad? Todo apunta a que sí, dada la concentración de monumentos megalíticos y restos arqueológicos. No obstante, ¿por qué abandonaron el lugar hacia el 3000 y movieron aquella construcción en concreto? Se desconoce aún si fueron cuestiones climáticas o sociales, lo que sí se sabe es que Stonehenge fue un buen sustituto, un terreno considerable también sagrado. El transporte de los megalitos divide a los expertos, que piensan que tal vez utilizaran el río Avon para su traslado, ya que ambos yacimientos se encuentran a más de 280 kilómetros de distancia entre sí. En boca de Parker Pearson, escritor y profesor de la University College London, las piedras eran sus identidades ancestrales. La ardua tarea de transportarlas no tendría sentido si no fuera porque la comunidad no fuera ella misma sin ellas. Cabría pensar que también lo fueran aquellas que no pertenecían a Waun Mawn, sino a otros yacimientos.

Casualmente, existe una leyenda artúrica, escrita por Godofredo de Monmouth (1100-1155), en la que Aurelius Ambrosius, líder romano-británico del S.V, -quien luego sería presentado como tío de Arturo-, decide levantar un monumento digno de los caballeros británicos caídos en batalla contra los sajones. Será el mago Merlín quien construya el monumento de Stonehenge, transportando con su magia un conjunto de piedras llamadas Cathoir Ghall en gaélico o Chorea Gigantum en latín, la Danza de los gigantes, desde los montes de Irlanda. Si bien no es sabido qué valor concreto le daría el hombre antiguo a las bluestones, el folclore nos cuenta que esas piedras tienen grandes capacidades curativas, y de hecho, es una de las características descritas por Monmouth, quien dice que los gigantes vertían agua sobre esas piedras para dotarlas de poderes curativos.

Los restos encontrados en Stonehenge parecían indicar que en el pasado allí acudían individuos desde localizaciones muy lejanas, y los restos animales revelaron posibles celebraciones comunitarias con banquetes, así como enterramientos para personajes considerados de una élite social. Pearson y Magdwick consideran que Stonehenge podría haber sido un lugar sagrado pero "neutral" a nivel de poblaciones, abierto al culto, dadas las mencionadas reuniones y el diverso origen de los difuntos. Y precisamente por la importancia de estos enterramientos, consideran que las piedras pudieron ser tomadas por ancestros, o por sus portadoras.

Dada la importancia que tiene Stonehenge en el mundo espiritual, en el druidismo y el neopaganismo, parecía necesario no dejar pasar la ocasión de introducir esta noticia en ABRA. Hay muchos tipos de magia, alguna es ritual, otra espiritual, otra histórica, y otra misteriosa. La fascinante geometría astronómica de estas coronas megalíticas atrae mucho la atención sobre su carácter ritual, y a día de hoy Stonehenge continúa siendo un importante punto de encuentro para arqueólogos, aficionados y neopaganos de todo el mundo. A pesar de todos los descubrimientos que se vayan haciendo, la conservación, enclave e imagen romántica de Stonehenge prevalecerá por encima de otros muchos, pero merece la pena, tanto como historiador, como turista, o de modo espiritual, acercarse a los más de 35.000 enclaves megalíticos existentes por toda Europa, cada uno con algo que aportar y una historia que contar.

Enlazamos aquí el artículo publicado en la revista Antiquity de la Universidad de Cambridge:

https://www.cambridge.org/core/journals/antiquity/article/original-stonehenge-a-dismantled-stone-circle-in-the-preseli-hills-of-west-wales/B7DAA4A7792B4DAB57DDE0E3136FBC33

Y la noticia publicada en National Geographic, con un tono más divulgador y menos técnico:

https://www.nationalgeographic.es/historia/2021/02/piedras-stonehenge-podrian-haberse-transportado-desde-monumento-mas-antiguo

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com


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