Brujería italiana: Stregoneria, Stregheria y Benedicaria.
Italia es un territorio muy diverso, que ha tenido a lo largo de su historia diversos cultos religiosos y confrontaciones: podemos verlo en las mezclas de la antigüedad, donde lo etrusco, lo griego, lo romano y lo egipcio convivieron entre la religión oficial y los cultos mistéricos. Después, el mitraísmo y el cristianismo, vencedor institucional, y con fuertes influencias y herejías, dado que el Vaticano, cabeza de la iglesia Romana Católica Apostólica, expandía su influencia por todo el territorio del sur de Europa.
En cuanto a lo que se refiere al uso de magia o a la brujería, siempre ha subsistido bajo la forma de tradiciones rurales, supersticiones y remedios de abuela. Si bien es cierto que ha habido igualmente una variedad de cultos que han sido perseguidos y luego unificados bajo el nombre de "brujería" por la Iglesia primero, y por los estudiosos después. Algunos cultos resistentes a Diana e Isis fueron aplacados por fuerza en las zonas rurales. Pero los primeros vestigios de una persecución por brujería como tal los tenemos en la Inquisición, con la condena en Milán en 1380 de dos mujeres por sus escapadas nocturnas con una "mujer misteriosa", identificada con el Diablo, a unas fiestas nocturnas con banquetes y juegos donde no se debía mencionar el nombre de Dios.
El tipo de procedimientos que seguían la Iglesia y la Inquisición para sacar estas confesiones y controlar a la población son ya conocidas de sobra, entre torturas y chivatazos. Y cómo todo aquello que se salía de los dogmas del catolicismo rápidamente encontraba explicación en el diablo. Todo ello a pesar de las distintas declaraciones papales que, intercaladas con las acusaciones, mencionaban a menudo el estado mental desviado o la imaginación de quienes decían acudir a aquelarres; y también de las propias acusaciones internas de la iglesia hacia quienes extraían por la fuerza confesiones según su deseo. Por ello este tipo de fuentes no se analizarán aquí, ya que fueron genéricas en Europa, y solamente con la visión negativa institucional.
Podemos encontrar casos a medio camino entre la historiografía y la difusión, como la obra La noce di Benevento (1640), de Pietro Piperno, donde ya se hablaba de ritos paganos y brujería (en este caso, reuniones rituales bajo un nogal (noce), que daban pie a las extendidas leyendas de streghe en la región). Aquí puede verse que la brujería no se veía como simple adoración al demonio, sino como ritos antiguos y diferentes, concretamente en esta región a Isis, Diana y quizás a Wotan. Pero esta obra y la región de Benevento poseen unas características tan concretas que bien merecerían un artículo completo para no salirnos del tema.
El revivir del folclorismo, la arqueología y los nacionalismos incipientes en el S.XVIII y S.XIX promovieron investigaciones más trabajadas en las tradiciones populares y con interés en todo aquello que se salía de lo ya conocido por los académicos sobre las religiones antiguas.
Sobre brujería italiana, sin duda destacó el folclorista Charles G. Leland (1824-1904) con su obra Aradia o El Evangelio de las Brujas. Esta obra, que ha sido clave en el neopaganismo y la brujería europea general, en su día recibió sus críticas porque los métodos de recopilación de Leland no eran los más apropiados. Sin embargo, el tiempo parece haberle dado la razón en muchos de los aspectos que en su día parecían pura invención. La mayor parte de la información que Leland puso por escrito proviene de una misteriosa mujer llamada Maddalena, quien le contó acerca de la Vecchia Religione, la Vieja Religión, que habría continuado en Italia desde tiempos romanos, y en la cual puede comprobarse cómo divinidades, personajes y espíritus se habrían mezclado y evolucionado.
En ella, la diosa Diana (diosa de la naturaleza, animales y la luna) y Lucifer (como dios del sol) son los padres de Aradia (posible modificación del nombre de Herodías), quien baja a la tierra para enseñar la brujería a los seres humanos y dotarlos así de las herramientas necesarias para sobrevivir en un mundo injusto. Tiene un componente anticlerical, marginal y reivindicativo. Detrás de esta mitología mesiánica se esconden señas de libertad expresados a través de la desnudez ritual. Muchos hechizos recopilados son sin embargo, tienen objetivos muy sencillos como obtener dinero, quitar mal de ojo o vengarse de un enemigo. Los testimonios de Leland no son los únicos, aunque se puede asegurar que él fue un gran difusor, a veces demasiado imaginativo, de la cultura y supuestas tradiciones etruscas y romanas.
Este tipo de magia o brujería recibe el nombre de Stregheria. La palabra Strega, proviene del latín strix- , "chillar" y de striga,-ae, el nombre que recibían las brujas y en especial los seres nocturnos que, con la forma de aves, atacaban y secuestraban niños pequeños.
Sin embargo, hay una diferencia clave entre la Stregheria y la Stregoneria. La Stregoneria sería la brujería entendida desde estos seres antiguos y malévolos, es decir, la brujería perseguida tanto en la Antigua Roma como por la Iglesia, por tratarse de actos horribles con fines malévolos; mientras que la Stregheria sería la brujería entendida como las prácticas populares y paganas, sin el componente negativo, más allá de la herejía o el aspecto antisistema.
Stregheria sería también la Vecchia Religione, los cultos continuados (y modificados) al margen de las creencias oficiales.
También dentro de la Stregheria habría que meter las nuevas tradiciones folclóricas que se han dado tanto en territorio europeo como en el continente americano, en especial en la difusión con la inmigración italiana en EEUU y los deseos de mantener una identidad nacional. Entre estás tradiciones folclóricas pueden encontrarse desde hechizos contra el malocchio como rimas para que toque la lotería, ingredientes para recetas típicas o amuletos para el amor.
Las practicantes de este tipo de magia en general evitan el término Strega, y prefieren ser llamadas fattuchiere o guaritrice (curanderas). Por supuesto, la mayoría son mujeres.
La stregheria italoamericana más popular en realidad fue creada por el estadounidense Raven Grimassi en los años 80-90, y puede decirse sin lugar a dudas que se trata de una mezcla de Wicca y puntadas de la tradición de Aradia, así como supuestas reconstrucciones de la religión estrus a. Esto se ve claramente en el papel secundario de Aradia, siendo los dioses principales Tanus y Tana, como el Dios y la Diosa de la Wicca. Aunque, repetimos, es bastante popular y muy cercana a los sistemas de brujería new age, son muchos entre practicantes y estudiosos los que no dan crédito a qué estos ritos sean llamados Stregheria tal y como ésta se entiende realmente a nivel auténticamente italiano y tradicional…
Aunque aquí entraríamos en el debate de las diferencias geográficas en Italia, ya que la magia de Milán no tiene las mismas tradiciones que la magia napolitana o en Sicilia, donde más "costumbres populares" se han conservado.
Dada la mala fama de la brujería y la confusión entre Stregoneria y Stregheria, existe una tercera palabra que hace referencia a la magia popular cristiana, es decir, la magia aceptable dentro de los márgenes católicos populares, en especial el trabajo con santos. Esto recibe el nombre de Benedicaria.
Benedicaria es en realidad el concepto utilizado por los italoamericanos para definir las creencias de sus mayores en Italia, la mayoría del sur de la península. Allí prefieren llamarlo Santuccio o Fare lu Santuccio ("Hacer lo santo").
Muchas de las cosas que los estadounidenses identificaron como "mágico" realmente son tradiciones religiosas que les resultaban extrañas, por eso debemos tener cuidado a la hora de leer acerca de la magia folclórica, ya que en muchos casos como éste lo que hay es falta de conocimiento cercano. Por poner un ejemplo, las bendiciones con agua bendita o las procesiones alrededor de los pueblos y por sus calles para protegerlo no son necesariamente "mágicas". Son actividades que están ya introducidas en el imaginario y calendario religioso de los católicos del sur de Europa (véanse las procesiones de Semana Santa en España, las bendiciones de agua de Lourdes en Francia, los ritos de Fátima en Portugal, etc). Aunque en origen tengan un pensamiento mágico por su forma de ser o sus funciones apotropaicas, ya forman parte de la religión y la creencia católica.
Aclarado esto, se podrá entender mejor la Benedicaria, que une magia y religión sin ningún problema. Se trataría, por tanto, de oraciones, bendiciones y conjuros que mezclan la medicina popular con tradiciones populares y cristianismo. Sus practicantes son denominados benedetti, aunque ellos mismos se autodenominan cristianos católicos con conocimientos antiguos. Dicho de otra forma, mientras que la Stregheria se enmarcaría en creencias paganas, la Benedicaria, aunque use cosas paganas, sería cristiana. Y la Benedicaria siempre tiene un objetivo bueno, nunca se puede usar para el mal.
En la Benedicaria cobra sentido el término pagano con el significado original: de pueblo. Y es que tienen muchos ritos relacionados con el campo, el clima, así como la curación de enfermedades, infertilidad, mal de ojo, embarazos, matrimonios, animales, la suerte… y remedios mágicos aplicados a la comida, pues la cocina es el corazón de la casa. De hecho la mayoría de sus rituales, a excepción de aquellos que requieren velas, hacen uso de elementos sencillos como hierbas, huevos, agua, sal…
Todo ello apelando a la Trinidad, a la Virgen, a los Santos y a algún dios o diosa de la naturaleza, sin que haya contradicción religiosa. Todo la naturaleza es creación divina, así que no tiene nada de malo hacer uso de sus poderes mientras tenga fines positivos. A veces se refieren a la naturaleza como "madre" o "esposa", en referencia a la madre de Jesús o a la parte femenina de Dios. La Dea Fortuna es otra entidad muy llamada.
Entre los rituales cristianos, destaca el uso de Novenas (rezos continuados durante nueve días). Si bien en el resto del mundo católico europeo esto es una sencilla petición a un santo, haciendo el esfuerzo de la oración a cambio, en el Sur de Italia se trata de un auténtico compromiso ritual, que debe llevarse a cabo correctamente, y para el que puede "contratarse" un benedetto o benedetta que lo realice por uno mismo o por otra persona, con la garantía de que será mejor ejecutada y escuchada.
A esto hay que sumar una ingente cantidad de supersticiones. Números (como el 17), prohibiciones en ciertos días o contextos, gestos de protección (como la famosa mano cornuta), amuletos (como il cornicello o el coral), etc. Muchas de estas son compartidas por la Stregheria, pero mientras que ahí se ven como tradiciones folclóricas, en la Benedicaria son verdaderas normas.
Espero que este breve artículo sirva de resumen y apreciación de las tres formas de magia que coexisten hasta día de hoy en el territorio italiano, y allí donde por cuestiones históricas ha habido una importante migración. Literalmente la Stregoneria, la Stregheria y la Benedicaria son tres formas de entender el mundo, que nutren la cultura italiana, reflejando las necesidades y deseos de cada momento y población, y que nos son atractivas precisamente por resultar tan ajenas y fascinantes como cercanas en nuestra humanidad.
Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
-Fahrun, M.G. Italian folk magic. Rue's kitchen witchery. Red Wheel Weiser, 2018.
-Leland, C. Aradia o il Vangelo delle Streghe. Templum Dianae, 2023.
-Puca, A. Italian Witchcraft and shamanism. The tradition of segnature, indigenous and transcultural shamanic traditions in Italy. Brill, 2024
-Romanazzi, A. La stregoneria in Italia: scongiuri, amuleti e riti della tradizione. Venexia, 2023.
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