El espectro de Brocken y la magia de la sierra de Harz
El espectro de Brocken, como se pudo ver en el artículo La Noche de Walpurgis y los rituales de Mayo (Beltane), es un efecto óptico por el cual se proyecta en la neblina y las nubes una sombra "humanoide" que se mueve a gran velocidad. En realidad, normalmente se trata de la sombra del propio observante, que tiene el sol a su espalda en un ángulo complejo, y cuya sombra se ve amplificada o deformada por las gotas de agua en suspensión que forman las nubes o la niebla. Éstas, al moverse con el viento, dan la sensación de que la figura se mueve y /o desaparece a una gran velocidad -Puede leerse la descripción científica del fantasma que hizo Johann Silberschlag al final del artículo.
No es un efecto único del monte Brocken (también llamado Blocksberg), sino que se da en muchos lugares del mundo donde se cumple el requisito de espacio abierto+nubes+sol. Sin embargo, la cumbre del Brocken tiene un microclima propio que provoca fuertes vientos y bajas temperaturas, lo que provoca que tenga niebla prácticamente todo el año, lo que además de muchos espectros le suma encanto y misterio a la par. Para los antiguos habitantes de Alemania, este pico del monte Harz reunía demasiados aspectos mágicos como para descartar que el espectro de la montaña y su niebla perenne no fueran uno de ellos.
El disco de Nebra
El pico Brocken era admirado ya desde la antigüedad, incluyendo la época prehistórica. Recientemente se halló un disco con piezas de oro que representaba el sol, la luna, unas estrellas que se han querido relacionar con las Pléyades y un símbolo curvo, que recuerda a una barca solar mitológica. Tenía en sus orígenes dos arcos en sus márgenes que señalaban la entrada y la salida del sol, y se estima que su antigüedad es del 1600 aC. Su relación con el Brocken es la exactitud con la que se plasmó que, en efecto, en el solsticio de verano el sol se pone justo por detrás del pico Brocken del Harz. De esta manera, se confirmaría a nivel arqueológico que desde el Neolítico se celebraba el solsticio de verano teniendo el Brocken un papel muy relevante. No obstante hay detractores que indican que la constelación de las Pléyades no es correcta, ni la posición de los cuernos lunares, y que existe un error aparente de 1'8 grados de desviación del cálculo astronómico, lo que no quitaría, empero, el valor por sí misma que tendría la pieza por su cuidada factura.
El Harz era tenido por sagrado e importante, como atestiguan los numerosos enterramientos que allí se han descubierto. Además, en el lugar en el que fue encontrado se encontró después una construcción circular de piedra, de la Edad del Hierro, alrededor de la vasija votiva donde se encontraba el disco, lo que lo relaciona aún más con una ofrenda o herramienta religiosa.
Dioses, enanos y otras criaturas mágicas
En el Harz se creía que tuvo lugar la boda de Odín y Freya, diosa de la fertilidad y el amor. Asimismo, los rituales de fertilidad se realizaban en las cumbres a otras divinidades menores, con unas vistas impresionantes. En la actualidad en Thale hay una escultura de Odín-Wotan, que sirve más para el turismo que para el recuerdo, sin embargo, su cabeza es también el adorno del Walpurgishalle.
Las montañas de Kyffhaüser son el lugar de descanso del emperador del S.XII Frederick Barbarossa, ahogado en la Tercera Cruzada, en una cámara secreta en la cual, se dice, sólo esta dormido, ya que despertará en los momentos de mayor necesidad de Alemania.
Se cuenta también que el rey de la zona prometió a su hija Brunilda con un gigante del norte llamado Bodo, contra su voluntad, pues ella amaba a un joven príncipe del Brocken. Con astucia, la princesa consiguió que el propio Bodo le enseñara a cabalgar en sus gigantescos caballos, y así, el día de la boda, Brunilda se escapó en uno de ellos, dejando una enorme huella en una roca que aún a día de hoy puede verse, y de la que toma el nombre la zona de Rosstrappe (casco de caballo). El valle y el río toman el nombre del gigante Bodo, que cayó al agua en la persecución, río que se cruza, por cierto, por el Teufeslbrücke o Puente del Diablo.
Conocidas por las minas de plata y piedras preciosas, en la mitología y el folclore popular germanos se extenderá la idea de las montañas de Harz están recorridas por túneles cavados por enanos que custodian sus recompensas y tesoros. A día de hoy son visitables y muestran con orgullo sus estalactitas. Algunos historiadores creen que este mito, el cual puede verse reflejado en cuentos populares como los de los hermanos Grimm, pudo estar potenciado por una época en la que ricos comerciantes italianos acudieron en masa a las montañas del norte de Alemania para obtener gemas preciosas, ya que en muchas historias populares se habla de personajes "exóticos y estrambóticos", cargados de joyas, que habitan en las profundidades de los bosques.
Por supuesto los bosques ya eran, de por sí, hogar de toda una fauna de criaturas mágicas, destacando los elfos (del latín, "albos, blancos") seres benéficos, y los espíritus de ciertos árboles. Aunque es más común conocerlo con el nombre de Muro del Diablo (como se verá más adelante), de estas rocas se decían que eran la antigua fortaleza de un soldado que protegió a tres pequeñas hadas o elfos que habitaban unos árboles de ramas nudosas. Sin embargo, cuando generaciones posteriores cortaron el árbol, el muro se desmoronó.
Brujas y demonios
En la Edad Media, la superstición y la presión eclesiástica provocaron que inocentes rituales para la fertilidad y el bienestar de las cosechas y animales fueran vistos como actos demoníacos. Los espectros y fantasmas que se visualizaban en el monte Harz pronto encontraron su sentido en las brujas, que supuestamente se reunirían allí para sus aquelarres: después de todo, el pico de Brocken era, en efecto, el lugar de mayor afluencia para ritos en solsticios y equinoccios, por tener un lugar privilegiado de observación astronómica y por el misticismo del lugar en sí. La forma más rápida de aplastar el paganismo y la herejía por parte de la Iglesia (además de las persecuciones) fue asociar a la divinidad pagana con Santa Walburga, y convencer de que las hogueras no se hacían para invocar nada, sino para ahuyentar a las brujas y espíritus malignos. Asimismo, llenando el pico de Brocken de aún más criaturas tenebrosas y peligros, se aseguraban de la disminución de quienes se atrevieran a subir allí. Casualmente la noche pagana que intentaban eliminar, la Noche de Walpurgis, del 30 de abril al 1 de Mayo, sería la Noche de Brujas, una noche especial en la que todas las brujas germanas se reunirían en el mayor aquelarre, con el mismísimo Diablo entre ellas, realizando horribles rituales.
La propia santa tuvo sus leyendas como protectora de la brujería y sanadora. Una de las leyendas cuenta que fue arrastrada al Brocken por el mismo Diablo, y que éste la dejó marchar porque tras toda una noche de tertulia, la santa casi consiguió que se arrepintiera de su enfrentamiento con Dios.
Hexentanzplatz
Lugares concretos de los montes alemanes reciben el nombre de Hexenplatz, y el Harz no iba a ser menos. Se trata de "zonas/pistas de brujas", lugares elevados en las montañas pero lo suficientemente aplanados como para congregarse allí. Y efectivamente allí tuvieron lugar ritos de los antiguos sajones a sus divinidades celestes y agrícolas, hasta que los cristianos las eliminaron. En esos lugares hay todavía enormes piedras que se renombraron como tronos del Diablo o altares de bruja, y esto último no se aleja tanto, ya que es probable que algunas de esas piedras fueran consideradas sagradas e incluso usadas como altares de sacrificio y ofrenda. Aunque hay varias, podemos destacar la de Thale, también llamada Hexentanzplatz: se traduce comúnmente por " La pista de baile de las brujas". Allí en efecto hay una gigantesca explanada ritual, como si el monte hubiera sido aplanado, y en la actualidad, debido al turismo, a lo largo y ancho de todo el sendero se han repartido esculturas de brujas, diablos, grimorios, calderos, criaturas mágicas e infernales, una casa de bruja invertida, etc. Por supuesto, la mayor maravilla es detenerse a contemplar la inmensidad natural de la sierra.
Para acceder se puede llegar a pie pero también en coche, o popularmente en "góndola" o teleférico, admirando las vistas. En la Noche de Walpurgis se pueden llegar a reunir 30.000 personas en las zonas habilitadas (graderíos, zonas para actuaciones…)
Teufelsmauer, el muro del Diablo.
En la misma sierra montañosa, como parte de los Hexenplatz, existe una formación de roca cuyo aspecto le mereció el nombre de Muro del Diablo. Aunque hay diversas leyendas, la mayoría coinciden en que el Diablo y Dios se repartieron el territorio, y el Maligno escogió las montañas. No pudiendo completar la construcción del muro que delimitaba sus dominios (las leyendas más comunes hablan del canto del gallo como señal), el Diablo de enfureció y se lió a puñetazos con las paredes, de ahí su forma de muro caído.
En realidad se trata de una formación de sedimentos de piedra arenisca del Cretácico superior, que han ido erosionándose hasta dejar esta forma que recuerda a una muralla. Aquí también se han encontrado restos de civilizaciones de la Edad de Bronce y Hierro. Actualmente forma parte de una reserva natural con turismo controlado, pero antiguamente se creía que las brujas en sus escobas hacían parada aquí para encontrarse con el Diablo, antes de ir al aquelarre en el pico Brocken, que se ve desde allí, tal y como confirman distintas obras, como por ejemplo, los grabados de Walpurgisnacht de Robert Müller (S.XIX).
El grimorio de San Cipriano
Aunque dedicaremos un artículo hablando en profundidad de este grimorio, vamos a dar unos apuntes muy interesantes que lo relacionan con el monte Brocken.
El grimorio debe tener origen medieval, ya que la primera referencia que se tiene de él es del renacentista Cornelius Agrippa. Las leyendas cuentan que en el S.XI el monje alemán Jonás Sulfurino habría recibido el grimorio de San Cipriano en el monte Brocken, algunos dicen que de manos de unos monjes custodios de un monasterio que se encontraba en la colina, y otros, que el propio monje subió al pico y encontró al Diablo, que se lo reveló.
Existen muchas variantes y nombres diferentes de este grimorio, pero cabe destacar que una de las versiones incluye una sección de "magia para religiosos" (curas, bendiciones, exorcismos, eliminar males de ojos...), además de una sección de pactos con los demonios.
El Fausto de Goethe
Algunos historiadores y literatos han querido ver en la leyenda de Sufurino la inspiración de J.W. con Goethe para su Fausto, o mejor dicho, para su encuentro con el aquelarre en el pico de Brocken. Sin embargo, teniendo en cuenta que la figura del Fausto es un arquetipo de ocultista frecuente en la época y que el folclore alemán ya tenía, de sobra, historias sobre el Brocken, parece un poco exagerado tomar solamente esa obra como posible referencia.
En el Fausto, Mephisto lleva al protagonista al pico de Brocken en la noche de Walpurgis, cuyo camino, con los terribles vientos que lo caracterizan, empieza siendo un paseo natural y poco a poco se llena de oscuridad. Los caminos se estrechan, dejan de verse animales bonitos y sólo hay alimañas, cae la noche... Son guiados por un fuego fatuo, y en la cima encuentran el aquelarre para honrar a Urian (nombre del Diablo), "con más de cien fuegos alrededor de los cuales se danza, se come y se ama". Allí hay brujas pero también hombres de distintos estratos sociales. Fausto ve allí demonios y seres mitológicos, una bruja les intenta vender su siniestra mercancía; también ve a la mismísima Lilith y baila con una joven bruja, ven una obra de teatro (Sueño de una Noche de Walpurgis, que el autor convierte en una versión satírica de la sociedad). Durante toda esta noche, Mefistófeles presume de no tener que ocultar su verdadero aspecto. Cuando Fausto "despierta" del Sueño de la Noche de Walpurgis, descubre que ha condenado a Margarita y decide volver. En el camino de vuelta, ven aún un aquelarre activo, pero esta vez no se detienen.
Hexeexperiment
En una Hexenplatz del Brocken, tuvo lugar un experimento 'científico' con un ritual de brujería (Hexeexperiment). El 18 de junio de 1932, el parapsicólogo británico Harry Price subió al monte y dibujó un círculo mágico, que según él había extraído de una antiguo grimorio (parece que se inventó lo del grimorio para tener más credibilidad). Había luna llena, un fuego encendido de madera de pino e inciensos. Urta Bohn, hija de su abogado, era la virgen que llevaría a cabo el experimento con él.
Condujeron con una cadena de plata al centro del círculo a una cabra impregnada en sangre de murciélago, miel, hollín y raspaduras de campana de iglesia. El objetivo era que al cubrirla con una sábana y contar hasta 10, la cabra se transformara en un jovencito. Evidentemente no funcionó. El experimento tuvo distintas recepciones. Por un lado, los practicantes de brujería y magia alegaron que Price no había entendido en absoluto que la magia no era eso, sino que tenía mayor valor psicológico; por otro, los científicos se dividieron entre los que consideraban que el método escogido era absurdo, y los que pensaban que Price había hecho una defensa de la ciencia libre, al cuestionar y experimentar con algo que no se había hecho antes.
Para cerrar el artículo tal y como empezó, algo así le pasó también a Johann Silberschlag, aunque con menor repercusión. Y es que en 1780, este teólogo luterano que también era un ávido científico, fue el primero en registrar y analizar el espectro de Brocken como un fenómeno natural:
"Si la sombra del observador cae sobre una capa de niebla o nubes, la sombra no está representada por una superficie sólida, sino por cada gota de agua de la neblina individualmente. Como resultado, el cerebro no puede ver la sombra estereoscópicamente y sobreestima significativamente el tamaño. El movimiento del aire hace que la sombra se mueva incluso cuando el observador está quieto. Este ser aparentemente propio también puede flotar sin tener contacto visible con el suelo. Las demás condiciones físicas de la montaña, el aire fresco y húmedo, el silencio, así como la falta de orientación por la falta de visión y la falta de montañas vecinas, refuerzan la impresión subjetiva de la aparente existencia de un fantasma".
Sin embargo, esta explicación quedaría relegada a círculos científicos, y aún a día de hoy muchas personas suben a las montañas con la intención mística de, aún sabiendo que se trata de un efecto óptico, encontrar ese espectro y a ellos mismos, enfrentándose a la montaña, a sus vientos, sus leyendas, y sintiéndose pequeños ante la magnitud del paisaje mítico que ofrece el Harz.
Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
-Raedisch, L. Night of the witches: folklore, traditions & recipes for celebrating Walpurgis Night. Llewellyn Publications, 2011
-Sollee, K. J. Witch Hunt. A Traveler's Guide to the Power and Persecution of the Witch.
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