Noche de Brujas: Halloween vs Walpurgis

16.10.2022

El nombre de "Noche de Brujas" es una denominación exclusivamente de la Europa Continental y mundo hispanohablante, sin embargo, su trasfondo sí es común a todo el mundo occidental. La Noche de Brujas es uno de los muchos nombres que recibe la qué tal vez es la fiesta "no religiosa" de origen pagano más popular: Halloween, cuyo nombre proviene del inglés All Hallow's Eve (víspera de Todos los Santos), que se celebra la noche del 31 de octubre. Sobre su origen hay diversas versiones, pues se asocia a los romanos, a los celtas, al cristianismo primitivo y al folclore irlandés del S. XXVII. En boca de David J. Skal (2019), una suerte de "Frankenstein cultural", que ha tomado cosas de aquí y de allá, hasta convertirse en un producto final satisfactorio. Pero el nombre de Noche de Brujas es realmente un nombre bastante moderno, ya que en Halloween sería, en todo caso, la noche de Difuntos o de Espíritus, porque la noche de brujas, como tal, es precisamente Walpurgis, en la otra punta del calendario (noche del 30 de abril al 1 de Mayo). De hecho, el nombre más común de Walpurgis es la Hexennacht (noche de brujas en alemán). La asociación de Halloween con las brujas puede tener varios orígenes que repasaremos brevemente en este artículo.

Tanto Walpurgis como Halloween/Samhain (nombre celta de la fiesta) tienen sus orígenes en festividades agrarias. Walpurgis proviene del nombre de la Santa Walpurga, sin embargo, es sólo parte del sincretismo cristiano con divinidades de la naturaleza y la abundancia que tenían sus fiestas en esta época. Con todo, probablemente por su carácter descaradamente pagano, la asociación de la Noche de Walpurgis con las brujas fue mucho más rápida. Tal vez debido a la locura de la caza de brujas que se desató en Alemania, lugar principal de celebración, convirtiéndola en modelo del paganismo y de los pactos demoníacos. Por lo tanto cualquier fiesta que de fondo tuviera espíritus, tendría también demonios, y dónde hay demonios, necesariamente tendría que haber brujas. La frecuencia del llamado Espectro de Brocken en el Monte Hartz, junto con las prácticas y leyendas populares que convertían esa noche en el mayor de los aquelarres, y definitivamente la obra de Goethe, el Fausto, propiciaron la asociación de la brujería con esta fecha. Además, no es coincidencia la imposición en esta fecha del día de Santa Walpurga, ya que ésta tenía su propia historia como protectora contra las brujas. Y es una fecha que, por otra parte, es la consagración de la primavera y los inicios del verano, es decir, el último coletazo de noches frías y oscuras. Es decir, Walpurgis es "Noche de Brujas" Hexennacht, porque esa noche las brujas salen al mayor aquelarre.

Sin embargo, mientras que la noche de Walpurgis es una preparación para la celebración de Beltane, Halloween se ha convertido en una fiesta en sí misma, devorando la mayor parte de las veces los días solemnes que le siguen (Todos los Santos y Todos los Difuntos). Antiguamente la celebración era popular, la gente se reunía por el fin de las cosechas y las brujas no tenían ningún papel especial. Para los celtas, era la fiesta contrapunto de Beltane. No obstante, sí había creencias que condujeron a que las brujas obtuvieran su hueco en estas fechas.

Una de esas creencias es que en esa noche, contrapunto estacional de Walpurgis, se abrían las puertas al mundo de los Espíritus, por lo tanto, era más fácil para las brujas realizar pactos con estos o con el diablo; esta creencia estaba extendida por todo el Viejo mundo, África y Asia , sin embargo, se trataba sobre todo de un festival de honra y recuerdo a los difuntos; evidentemente también había que protegerse de todos aquellos fantasmas y seres del inframundo que aprovechaban para aterrorizar y dañar a los vivos. Esta última faceta fue la que haría que se vinculara la noche del 31 de octubre con un momento en el que las brujas, consideradas seres malignos, tuvieran más libertad y posibilidades de realizar sus rituales y pactos.

Por otro lado, era común por estas fechas realizar hogueras quemando la paja mala y sobrante de la recolección, que llegaba a su fin; las hogueras fácilmente podían asociarse a los aquelarres de brujas, así como posteriormente se reconoció en los rituales paganos celtas y los montículos sídhe. No olvidemos que para los celtas el fuego tenía un carácter purificador y proyector para fortalecer al sol y prepararse en este caso para el final del verano (Samhain, Samh-verano), y qué mejor momento que encender fuegos en una noche en la que se podía quemar "lo malo" de la cosecha y ahuyentar espíritus malignos. Por supuesto, se hacía la misma asociación con los farolillos, necesarios para quienes salían de noche. Ambos elementos, la hoguera y el farol, son evidentemente necesarios para una festividad que se alarga en la noche. Elementos tan normales fueron dotados primero de un carácter maligno, y después, de un carácter protector frente a la figura de las brujas y los demonios.

Los fuegos y velas de Halloween también tenían un carácter de guía para los espíritus perdidos o los que visitaban a los vivos. En muchos lugares de toda Europa y también en América Latina, los cementerios se llenan de velas no sólo con la intención de honrar a los muertos, sino también haciendo caminos para guiarlos de nuevo hacia sus tumbas o por el cristianismo, hacia la iglesia o ermita, cuya costumbre era repicar esa noche.

El cristianismo en un primer momento tenía establecida la fecha de Día de Difuntos en Mayo, que es cuando lo celebraban también los romanos (Lemuralia). Algunas iglesias cristianas orientales aún lo celebran en este mes. Los romanos, no obstante, también tenían otra fiesta en otoño en honor a Pomona, la diosa de la abundancia y la cosecha, una celebración menos seria y más participativa. El Papa Gregorio III, en el S.VIII, quiso suprimir estas festividades e impuso en el día 1 de Noviembre el Día de Todos los Santos como fiesta solemne. Sin embargo no consiguió que en la noche previa las gentes dejaran de festejar.

Tras la locura medieval y renacentista de la caza de brujas, estos personajes ya tenían un hueco en la mente de todo el mundo al hablar de entes malignos. Por tanto, en toda festividad con tintes paganos, y en toda aquella en la que el Diablo pudiera estar presente, también estarían las brujas. De modo que resulta convincente pensar que, puesto que la celebración previa a Todos los Santos tenía origen pagano y libertino, se considerara que también era un momento propicio para los quehaceres brujeriles.

El origen del Halloween que conocemos hoy día tiene su prácticamente indiscutible origen en el folclore irlandés. Las calabazas talladas (antes nabos) tienen su auge tras la llegada de los irlandeses a Norteamérica en el S.XVII, con las leyendas de Jack O'lantern. Este personaje, indiscutiblemente prototípico del antihéroe popular, habría engañado en múltiples ocasiones al diablo, que habría regresado otras tantas veces a cobrarse su alma. Al morir, Jack no fue aceptado en el cielo por su malas acciones, pero el Diablo tampoco le habría acogido, sino que lo expulsaría de los infiernos con una llamarada. Jack sólo pudo guardar las ascuas en un nabo tallado, que a partir de entonces utilizó como linterna (Jack o(f) Lantern, Jack el de la linterna) en su eterno vagar por la tierra. Al llegar los irlandeses a territorio americano huyendo de la hambruna, descubrieron no sólo la mayor abundancia de calabazas que de nabos, sino que éstas eran mucho más grandes y fáciles de tallar. Las caras de las linternas debían ser terroríficas para que los espíritus no se aproximaran, creyendo que eran seres aún peores.

Esta idea de ahuyentar a los espíritus malignos con imágenes horrendas tampoco era algo nuevo. En toda Europa estaban extendidos los trajes y máscaras populares que representaban diablos o animales monstruosos, y que se paseaban por las calles de los pueblos para ahuyentar todo lo malo. Los propios demonios y espíritus se asustarían de esos disfraces horribles y del escándalo. Por supuesto, la gente también se disfrazaba o realizaba breves representaciones en la noche previa a Todos los Santos. Había que ahuyentar a los espíritus y en caso de cruzarse con uno, entremezclarse con ellos, que no supieran que uno era humano. Medio en serio medio en broma, los disfraces pasaron del terror a la burla y la diversión. Entre estos seres terribles, la bruja era el modelo femenino de ser maligno, al menos hasta que aparecieron y se popularizaron las vampiresas, damas araña y diablesas. De modo que Halloween lleva el nombre de "Noche de Brujas" más por tradiciones generalistas que porque realmente se creyera que las brujas tuvieran un propósito especial esa noche.

Posteriormente la festividad se fue popularizando hasta convertirse en todo un festival, como denotó el primer desfile halloweño, realizado en 1921 en Minnesota. Los niños pidiendo dulces de puerta en puerta eran continuación de la costumbre popular, igual que ocurre, por ejemplo, con el aguinaldo. Concretamente en EEUU hay constancia de cómo el día del aguinaldo solía ser en Acción de Gracias, y cómo, tras la gran depresión, la petición de aguinaldo por parte sobre todo de los menos favorecidos, pasó a realizarse en Halloween. Los casos aislados, pero reales, de envenenamiento de niños a través de golosinas o con alfileres escondidos, no impidieron la extensión de la fiesta, al contrario, hicieron visible que los disfraces de seres horribles no eran nada comparado con la maldad humana.

Y por supuesto, se supo sacar provecho económico de esta fiesta, algo que no se pudo hacer con Walpurgis, que apenas tiene celebraciones populares, con exclusivamente un gran festival en Alemania y los países nórdicos. En Estados Unidos Halloween es la oportunidad previa a Navidad de realizar una gran venta de dulces y disfraces, así como de decoraciones. La industria cinematográfica estadounidense, con sus diversos monstruos y menajes, y concretamente con el personaje del asesino de Halloween, Michael Myers, que fue la explosión determinante para que Halloween pasara a ser la noche terrorífica por excelencia, mucho más conocida y reconocida, a pesar de que las brujas no hayan tenido nunca un papel relevante en sus inicios. Lo tendrán posteriormente en todas aquellas ficciones en las que Halloween es una fecha especial, y en los círculos neo-paganos en que esta fiesta se reconoce como un ciclo natural en la punta opuesta del calendario a Beltane: es decir, a menudo incluso ellos, obviando la noche previa, Walpurgis.

La clave, pues, del éxito de las celebraciones ha sido también el lugar donde surgieron y se desarrollaron. Mientras que Walpurgis surgió en centroeuropa y se mantuvo como fiesta folclórica, Halloween se desarrolló en Estados Unidos, el país que más difusión ha tenido en los últimos dos siglos, ya sea históricamente como a través de los medios audiovisuales. Así, incluso a pesar de la importancia que están cobrando las fiestas paganas del calendario natural, Halloween tiene un reclamo mayor que Walpurgis, y todo augura que seguirá siendo así.

Pietro Viktor Carracedo Ahumada -pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

- Skal, D.J. Halloween: la muerte sale de fiesta. Espop ediciones, 2019.
-Raedisch, L. Night of the witches: folklore, traditions & recipes for celebrating Walpurgis Night. Llewellyn Publications, 2011

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