La magia nórdica (II): Seiðr

26.03.2021

Como se pudo ver la introducción de la Magia nórdica (I): Galdr, el Seiðr es un tipo de magia relacionada con el entorno femenino, con menos consideración social dadas sus características chamánicas, esto es, prácticas de pérdida de conciencia y éxtasis. Los fines entre el galdr y el seiðr son distintos en cuanto que el galdr busca un acto mágico voluntario e individual, mientras que con el seiðr se alcanzaba una comunicación profunda y personal con las divinidades y el cosmos, de ahí que una de sus actividades principales sea la adivinación. Del seiðr ya se dijo que se asociaba su raíz a "hilar, atar", aunque no se sabía muy bien el motivo. Tal vez fuera una asociación con las labores femeninas. Casualmente, las varas mágicas encontradas en tumbas de mujeres seiðkona tienen forma de huso de hilar. Ejemplos de hilado mágico tendríamos en la rueca de la propia diosa Frigg. Por ello otros apuntan directamente a la magia con hilos, tejiendo y destejiendo el destino. Más interesante resulta que, dada su vida nómada, fueran expertas en trampas en red e hilos de pescar, que se asociasen a sus poderes de "atraer" y dominar a ciertos espíritus, e incluso que la apariencia de huso de sus varas fuera en realidad un arma arrojadiza, recuperable gracias al cordón.

Las mujeres que lo practicaban recibían el nombre de seiðkona,"la que sabe",pero también de spákona, "la que ve", y völva, según algunos, "la que porta la vara (vǫlr)". También lo derivan, y de hecho se les llamaba así, del antiguo alto alemán walla, que quiere decir "llena". Puede entenderse que tanto llena de conocimiento (fjǫlkunnig), como imbuida de la magia o la divinidad. La völva es un personaje recurrente en las Edda y todas las sagas nórdicas, donde auxilian a los protagonistas con hechizos y predicciones, siendo una völva la que predice a los dioses el Ragnarok.

En la saga Ynglingatal, donde se organiza la ascendencia y descendencia de los reyes de Escandinavia, se cuenta que la magia seiðr fue enseñada a los mortales por las divinidades, sobre todo por los Vanir, dioses de la fertilidad y las fuerzas naturales, originales de Escandinavia, en contraposición a los Æsir, divinidades de origen indoeuropeo que acabaron incorporándose en panteón nórdico con notable protagonismo. El mito dice que Odín aprendió la magia seiðr de la vanir Freyja. También de Sif, la esposa de Thor, se decía que era una spákona.

La mujer profetisa era una figura extendida en el mundo nórdico y anglosajón. Julio César, en su Guerra de las Galias (1,50), dice que Ariovisto retiró sus tropas de la batalla sin motivo aparente, y que supo luego que era costumbre entre los germanos <<que sus mujeres decidieran, por artes adivinatorias, si convenía o no dar la batalla>>. Tácito, en Historias IV, 61, repite esta idea diciendo que <<era costumbre antigua de los germanos atribuir a muchas de sus mujeres poderes proféticos, y por excesos de superstición, tenerlas por divinas>> y señala que una tal Veleda tenía gran renombre en aquel momento. En su Germania señala a una tal Aurinia de misma profesión.

La seiðkona era principalmente una mujer itinerante, que acudía allí donde se la necesitaba, pero que también recorría los caminos que deseaba tanto para su aprendizaje como sus retiros. Sin embargo, eran muchas poblaciones las que gustaban de tener no muy lejos a una völva o seiðkona, en especial quienes dependían de cosechas o pesca, dados sus poderes naturales.Se sabe, no obstante, de la existencia de clanes familiares dedicados íntegramente al seiðr, como los que aparecen en la Saga Laxdaela y la Saga de Gísla Súrssonar. Pero sobre esta cuestión del aprendizaje, también tenemos la aparición de la völva Heid, en la Saga de Örvar-Oddr, quien llega a la ciudad rodeada de quince chicos y quince chicas como sus dicípulos y ayudantes, literalmente como una maestra.

Su condición de itinerantes, y por lo tanto, extranjeras en muchas tierras, creaba también ciertas desconfianzas entre los señores de las tierras, que veían cómo eran invitados por los pueblos a comer y dormir en sus hogares. Sin embargo, como ya se ha dicho, no se dudaba de que su presencia podía tener grandes ventajas.Así, se cuenta en las crónicas de la colonización islandesa, en pleno medievo, que una völva de nombre Thurid Sundafyllir consiguió que, en mitad de una hambruna, los fiordos arrastraran una ingente cantidad de peces a la zona.

Aún así, tenían gran consideración social que puede deducirse de las tumbas encontradas. En ellas se hallan ricos ajuares (vestido largo, joyas: algunas llevaban anillos en los dedos de los pies; armas, carros) y elementos mágicos muy característicos: la vara con forma de huso, ruecas, calderos, bolsitas con distintos tipos de hierbas, huesos o restos de animales, semillas... y amuletos de plata en forma de silla. La silla, al parecer, era una representación de un asiento real en el que se sentaban o subían las seiðkona cuando contactaban con los espíritus. De hecho una ley islandesa del S. XIII prohíbe expresamente hacer uso de un asiento para practicar paganismo o despertar espíritus.

Pero la vinculación de estos enterramientos con völvur o practicantes de seið y sus posibles rituales no son simples deducciones arqueológicas. La descripción que se da de una seiðkona en la Saga de Eirik el Rojo hace ver que estas mujeres comparten la apariencia de los chamanes de zonas colindantes (sami, buriato), frente a apariencias divinizadas y elegantes que les fueron dadas por mucho tiempo, a pesar de que tal vez pudieran darse dichas distinciones entre la practicante de seiðr que perteneciese a la nobleza y la que fuera campesina. A continuación exponemos la descripción de Thorbjorg, conocida como Lítilvölva (Pequeña Völva) cuando llega a la colonia en la que requieren de su presencia, durante las fiestas de Yule, para que realice predicciones acerca del año que está por comenzar. De ella se dice que:

<< Llevaba una capa azul, atada con tiras de cuero, toda ella adornada con gemas hasta el dobladillo. Tenía un collar de cuentas de vidrio, cubría su cabeza una capucha de negra de piel de cordero, forrada con la piel de un gato blanco. Llevaba un bastón (seiðstafr) con empuñadura de cobre, incrustada de piedras preciosas. Rodeaba su cintura una cinto de yesca, del que pendía una bolsa grande en la que guardaba los talismanes que necesitaba para su magia. Calzaba sus pies con peludos zapatos de piel de becerro, cuyos largos y gruesos cordones terminaban en grandes botones de latón. Enfundaba sus manos en guantes de piel de gato, forrados de piel blanca>>

Tras agasajarla siguiendo asimismo rituales concretos (saludar a todos los asistentes, ofrecerle un cojín relleno de plumas de gallina para su asiento, y un cuchillo con la punta rota para que coma gachas con leche de cabra y corazones de animales), duerme allí y al día siguiente solicita la ayuda de las mujeres del pueblo, para que canten los antiguos Vardlokur o Cantos de Vardlok, que funcionaban como conjuros. Pero todas eran cristianas, y sólo una mujer llamada Gudrid tenía recuerdos de alguno que le cantaba su madre adoptiva. Así las cosas, Gudrid cantó mientras el resto de mujeres se movían en corro alrededor de Thorbjorg, que se encontraba en el centro, sentada en su plataforma ritual, y cuando terminaron, la seiðkona profetizó que la hambruna acabaría en ese mismo año, y que Gudrid contraería matrimonio en Groenlandia, pero sería en Islandia donde daría a luz a un gran linaje, y profetizó y respondió las dudas de todos y cada uno de los asistentes, cumpliéndose prácticamente todo.

Algunos de estos rasgos se comparten con otras völvur. Por ejemplo, la ya mencionada Heid, de la saga de Örvar-Oddr, vestía también una capa con capucha, entre azulada y negra, y los jóvenes que le acompañaban cantaban en sus rituales. Portaba además una vara con forma de huso con la que, si golpeaba suavemente la mejilla de alguien, le provocaba olvidos.

Existían también otro tipo de ritos, fuera de la adivinación, como eran ritos para las cosechas, con bailes simbólicos y en trance, ayudados posiblemente por cánticos e instrumentos de percusión. En la saga Vatnsdæla, una völva de nombre Thordis ayuda a Thorkel, quien ha sido llevado a juicio, dándole una vara con la que golpear suavemente la mejilla izquierda de su acusador, para que olvide todo, y la derecha para que lo recuerde. Asimismo le da una capucha negra con la que se hará invisible.

En la Saga de Kórmak, esta misma Thordis es contratada por el enemigo del protagonista para que le realice un conjuro que le conceda la victoria sobre Kórmak. El propio Kórmak acude a la völva para que haga lo mismo con él, pero éste la interrumpe varias veces durante el sacrifico ritual de tres ocas que le iba a brindar protección, por lo que el hechizo no funcionó. A pesar de todo, su enemigo quedó gravemente herido, y fue Thordis, una vez más, quien realizó un ritual de sanación para él, realizando un sacrificio a los elfos, espíritus que enviaban tanto las enfermedades como la buena salud.

En la Saga Eyrbyggja, encontramos dos mujeres, Katla y Geirrid, que pueden realizar hechizos para cambiar la apariencia de las cosas. Pero sin duda Geirrid es retratada como una seiðkona o völva, ya que se la describe con capa y capucha azul y una bolsa de piel de foca atada al cinto, con la cual consigue que Katla deje de ocultar con sus hechizos (curiosamente, hilando con una rueca o trenzando lana de cabra) a su hijo.

En cuanto al seiðr masculino, el seidmen, era considerado ergi (afeminado) y poco honorable para un varón. Es probable que se debiese a cuestiones asociadas a la pasividad del practicante respecto de la naturaleza, con connotaciones sexuales. En el poema Lokasenna (Los Sarcasmos de Loki), el dios no es bien recibido en un banquete y a pesar de que le ceden un asiento, empieza a dejar caer pequeñas puyas hacia su rechazo inicial. Entonces, todas las divinidades presentes que le recriminan algo reciben un elaborado insulto de Loki, en una sucesión dialogada, hasta no dejar títere con cabeza, hasta que Thor consigue que se marche tras amenazarle cuatro veces con el martillo. Pues bien, en este texto, Loki se atreve a llamar públicamente a Odín, que conoce también la magia seiðr, un afeminado:

<< Oþinn qvaþ: / "Veiztv, ef ec gaf þeim, / er ec gefa ne scylda, / enom slęvorom sigr: / atta vetr vartv / fyr iorþ neþan / kýr mólcandi oc cona, / oc hefir þv þar [born of] borit, / oc hvgða ec þat args aþal."

Loci qvaþ: / "Enn þic síþa koþo / Sámseyio í / oc draptv a vétt sem vꜹlor; / vitca líci / fórtv verþioþ yfir, /oc hvgða ec þat args aþal." >>

<< Odín dijo: ¿Crees que di la victoria a quien no la merecía? Tú pasaste ocho inviernos bajo tierra, ordeñando vacas como mujer sirvienta, y hasta concebiste hijos. Eso, para mí, es ser poco masculino.

Loki dijo: En Samsey dicen que tamborileabas magia y llamabas a las puertas siendo völva. Bajo apariencia de adivino fuiste entre la gente. Eso, para mí, es poco masculino. >>

En relación con este pensamiento de "perversión", sus prácticas se identificaban con magia maligna. Así es el caso del rey Harald I de Noruega, según la Saga Heimskringla, mandase matar a su hijo Ragnval Rettilbeine por seidmen - Rettilbeine quiere decir "miembro erecto", otra vez connotación sexual - , cuyo nieto, Eyvind Kelda, siguió sus pasos e intentó acudir al banquete de rey Olaf Trygvasson, quien lo había intentado cristianizar y matar con anterioridad, con un pequeño ejército de brujos, aunque al final la jugada le salió mal, pues la niebla que había invocado para esconderse les impidió ver los ataques enemigos, y murieron todos atados en el arrecife de Skrattasker, ahogados por la marea.

En la Saga de Gísla, el malvado seisskratti Pomgrímr nef es requerido por Bork, el adversario de Gísla, protagonista de la saga, para que éste quede aislado y abandonado en Islandia; sin embargo, el brujo pronunció mal una palabra, y finalmente un islandés encuentra y auxilia a Gísla. Este mismo personaje es solicitado por el propio Gísla durante las fiestas de invierno para asesinar a su cuñado. El brujo hechiza una punta de lanza y provoca una tormenta que hace que el cuñado quede atrapado en la casa donde lo matará.

La percepción de magia negativa no será sólo para los hombres. También habrá ejemplos de brujas islandesas que utilizarán el seiðr con intenciones dañinas. En la Saga de Frithiof el Valiente,Auðbjórg, lahermana del brujo Pomgrímr nef, es la responsable de la muerte del protagonista, tras invocar una tormenta que destroza el barco en el que viajaba.

Con estas distinciones entre galdr y seiðr, y entre los variados usos de esta última, podría concluirse que los temores hacia este tipo de magia chamánica, tanto desde la Edad de Hierro como ya en Era cristiana, se debían muy probablemente a la desconfianza que provocaban personajes errantes y de los cuales sus prácticas y su forma de vida resultaban un misterio. No obstante, el doble rasero de este miedo provocaba tanto su intocabilidad como su admiración cuando eran necesarias, pues en su registro mítico hasta los propios dioses respaldaban sus actos. Pero por todo ello, su secretismo y tradiciones resultan, al contrario que el galdr, muy difíciles de reconstruir, y tanto estudiosos como neopaganos sólo pueden beber de las fuentes y de los escasos ejemplos chamánicos colindantes.

Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:
-Arries, J. Magia y religión nórdicas. Ed, Luciérnaga, Barcelona, 2019.
-Flowers, S. E. Magia Islandesa. Ediciones Obelisco, Barcelona, 2019.
-Kruychkova O., Kyuchkova E. Asgard: Northern Magic. Babelcube Books, 2019.

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