Mitraísmo romano y esoterismo
El dios Mitra es conocido principalmente por su vínculo con la religión romana, con ideas de salvación y sacrificio comunes a las religiones mistéricas, y secretos escondidos como una forma de alquimia espiritual y filosofía oculta subyacentes. Efectivamente, el mitraísmo era esotérico, en cuanto a que guardaba un conocimiento espiritual oculto, pero también porque los restos arqueológicos nos han proporcionado claras señales e imágenes de estos secretos.
Mitraísmo y religiones
La divinidad Mitra tiene su origen en Asia Menor, concretamente en el mundo indoiranio, procedente, según parece, de las divinidades adoradas en el zoroastrismo (Ahura Mazda) y en la religión védica india (asociado a Varuna). El Mitra más popular aparece como una divinidad persa del Sol, como un dios creador y salvador, pero en palabras de Cumont (1903), lo que fuera que llegó a los romanos ya era una reinterpretación de los magi persas y de la visión de la magia del período helenístico.
Sabemos que el mitraísmo tenía entre sus adeptos a la gran mayoría de legionarios, junto con miembros "marginales" de la sociedad romana, como los libertos, extranjeros, campesinos, esclavos… las mujeres no tenían cabida en este culto, aunque existe la posibilidad de que familiares y amigas llevaran a cabo ciertos ritos femeninos en festividades o celebraciones paralelas de la Magna Mater o Cibeles.
En los mitreos no cabían demasiadas personas, por lo que se piensa que se trataba de lugares exclusivos para reuniones, celebraciones puntuales e iniciaciones, pero no como templos, santuarios ni lugares de culto como se entienden hoy día.
De los textos puede extraerse poco en lo que al culto y los secretos se refieren, siendo más evidentes en las pinturas recuperadas. A lo sumo, en el Papiro de la LIturgia de Mitras, uno de los Papiros Mágicos griegos de la colección parisina (PGM IV.475–829), aparece mencionado Helios Mitras (Ἥλιοϲ Μίθραϲ) , de lo cual se ha podido deducir que al menos la vinculación Mitra-Sol sí se conservaba en el culto grecorromano, y actos como realizar entonaciones alargadas, potenciar los sentidos, besar talismanes, o ascender a través de siete cielos con sus respectivos siete puertas y siete guardianes. pero fuera de contexto, ya que el papiro es egipcio, y allí no hubo mitraísmo…
Porfirio, en La Cueva de las Ninfas, nos indica que el Mitra iranio era un dios de pastores y a la vez de los ladrones de ganado, y nos deja una descripción de un mitreo que puede que sea la clave interpretativa de todo lo que vino después (En la cueva de las ninfas, 6). Dice que la cueva está decorada y amueblada de tal manera que es un microcosmos con cada elemento astral en su lugar, un verdadero camino para el alma del iniciado, que allí puede descubrir los misterios del universo.
Por su lado, Dión Casio nos dice que el rey armenio Tiridates acudió a Roma para ser coronado por Nerón, al cual le dijo que <<lo reverenciaba como a Mitras>> (Dion Casio 63.5.2). Hay constancia de la realidad de esta visita por otro historiador, Plinio, el cual añade que Nerón fue iniciado en el culto mitraico por este rey a través de <<magicis cenis>> (Historia Natural, 30.1.6). La importancia de estas "cenas mágicas" está en que precisamente el ritual principal del culto de Mitra es la celebración del banquete ritual.
La finalidad del mitraísmo era obtener la inmortalidad en una existencia eterna sin sufrimientos, ( gr. apathanatismos), lo que se asemeja bastante a otras filosofías y religiones orientales y mistéricas del momento. Esto ha hecho que en los inicios de su estudio se comparara con el cristianismo o se dijera que había servido para allanarle el camino por su parecido. Esto hoy día ya está superado. Los que comparaban el mito del nacimiento de Mitras con el de Jesús, (Mitra nace de una roca, de la cual brota un manantial; según otros, de una cueva cercana a dicho manantial, el día del Solsticio de Invierno (22-25 diciembre), portando consigo una daga y una antorcha, y siendo adorado/recogido por los pastores de la zona, que reconocen su divinidad…) olvidaron que no se trata de nada exclusivo del cristianismo ni el nacimiento milagroso, ni la adoración de pastores, etc, vigentes en muchísimos otros mitos de reyes, profetas, dioses, héroes…
Añadimos que otros mitos de Mitra no tienen nada que ver con el cristianismo: el enfrentamiento con el dios de Sol y su posterior amistad, o la lucha contra el toro (Taurotocnia, el momento más representado). Un Toro divino salvaje se dedica a arrasar con los campos y los pueblos. Mitra intenta detenerlo y lo sujeta por los cuernos. Para ayudarle, su "hermano" el Sol le envía un cuervo y un perro que le ayudan a tumbar al animal. Después Mitra clava su cuchillo en el Toro, y de su cuerpo y su sangre nacen, respectivamente, los cereales y el vino. Un dios maligno (Ahrimán según la versión persa) intenta evitar la pérdida de todo lo que supone el Toro divino, y envía dos animales, un escorpión y una serpiente: el primero agarra con sus pinzas los testículos del toro, tratando de conservar el semen, mientras que la serpiente se enrosca en el cuello del toro e intenta beber la sangre que mana de su herida. Es el momento en que Mitra se manifiesta como dador de vida a través de la muerte, lo cual lo convertirá en un dios capaz de salvar a sus seguidores. Por otra parte, el sacrificio del toro, Taurobolium, será el ritual mitraico más importante, al recrear este evento divino.
Para terminar con las distinciones, los seguidores del culto mitraico, según parece, eran marcados con un símbolo solar, mientras que en el cristianismo primitivo lo que primaba era la "circuncisión espiritual". Además, el cristianismo empezó como una religión marginal y escondida, mientras que el mitraísmo no era una religión "oculta": sus ritos debían serlo, pero no la religión en sí.
La astrología mitraica
En la representación de Mitra matando al toro, acompañado de un perro, y rodeado de un cuervo, una serpiente y un escorpión, se vieron rápidamente una serie de constelaciones: el cuervo, como Corax; el perro, como Canis minor; el escorpión, como Scorpius; la serpiente, como Hydra; el toro, evidentemente como Taurus; y no es coincidencia que sea precisamente Taurus por dos motivos:
-el primero, que se cree que la muerte de "Taurus" era un indicativo de la antigüedad del culto, marcando astrológicamente el paso de la Era de Tauro a la Era de Aries, y la posición de las estrellas en los inicios del culto, allá por el 3.000 antes de nuestra era - aunque en la etapa romana del culto mitraico (S.I-IV) nos encontrábamos en la Era de Piscis.
-el segundo, porque cuando acaba Taurus y comienza Cáncer, es también el cambio estacional de la primavera, es decir, del renacimiento tras la muerte invernal.
Además, los cuernos del Toro representan la Luna, por lo que, de alguna forma, se interpreta como el Sol venciendo a la noche, la luz venciendo a la oscuridad, el espíritu a lo mundano.
Los personajes gemelos Cautes y Cautopates que aparecen a veces serían la constelación de Géminis. Sin embargo, la posición de sus respectivas antorchas, una arriba y otra abajo, y su distribución separada, uno a cada lado de Mitra, ha provocado que los estudiosos se inclinen más por un carácter simbólico, la vida y la muerte, los solsticios o los equinoccios.
Las copas pintadas en los mitreos se han interpretado a nivel astrológico como Acuario, aunque parece rebuscado, ya que podrían representar el brindis o comunión del banquete, ritual principal del Mitraísmo.
En cuanto a los leones, la primera intención es identificar la constelación de Leo, pero tal vez tenga relación con una de las fases de "transformación" e integración en el culto; también se ha pensado que pueda representar a Cronos/Saturno, o a Aion, divinidades que, según el filósofo Damascio Diodóco (S. VI), aparecía en algunos otros cultos. Si representa a Saturno, podría ser igualmente un símbolo del planeta… En cualquier caso, cabe pensar como Clauss (2000), quien postuló que si bien las pinturas de los frescos pudieran tener un vínculo original con las constelaciones, probablemente fueron una herramienta didáctica y simbólica más que astrológica.
Mitra y la alquimia
Como se indicó anteriormente, Mitra nació de una cueva o piedra, comúnmente llamada Petra Genetrix, y que da el epíteto de Petrogenes (gr. Μίθρας Πετρογενής, es decir, Mitras el nacido de la Piedra). Si bien es común en las religiones antiguas considerar a la tierra como madre, y que las cuevas y grutas fuesen "úteros" de los que nacían dioses y hombres (en el caso de las iniciaciones y curaciones, por ejemplo), la visión del mitraísmo como un culto en el cual se pasan diferentes estados hasta alcanzar la "perfección" espiritual y la cercanía con el dios, ha provocado una comparativa con la alquimia, en tanto que la petra genetrix sería el alma en bruto, y los distintos grados serían la purificación del espíritu.
En la tauroctonia, Mitra está mirando a otro lado mientras mata al animal. Se interpreta como el dolor o disgusto por parte de Mitra de tener que llevar a cabo dicha muerte, sin embargo, para la visión hermética y alquímica, es el mensaje de que la transformación es algo a menudo desagradable y difícil de hacer, pero que da notables recompensas. Es igualmente una imagen clara del control de las potencias destructivas y la obtención de cosas mejores a raíz de ello. También se asocia con la penetración de lo masculino, el arma de sol-Mitra, en lo femenino, luna-toro, y por tanto, en el momento de unión de los principios creadores.
Igualmente hay elementos iconográficos sueltos que tienen un sentido espiritual y hasta cierto punto alquímico, como el mosaico del Mitreo de Felicissimus: En orden hacia el altar encontramos en primer lugar un círculo, que se ha interpretado como una rueda, probablemente un símbolo de movimiento, de transformación, o del ciclo vida-muerte, día-noche, etc. A continuación tenemos una crátera, que puede interpretarse como el banquete ritual del mitraísmo, o bien como símbolo de Venus, es decir, como un útero o matriz, que en la alquimia sería el vaso. Inmediatamente después, el fuego sagrado del altar haría referencia a la purificación y a lo sagrado, pero no al sacrificio u ofrenda al estilo romano, antes bien, al fuego sagrado oriental como presencia divina.
Un detalle curioso es que, también, guiándose por las pinturas de los mitreos y el mito de la amistad de Mitra con Helios, muchos consideran que existiría un "saludo secreto", de manera semejante a los masones, consistente en darse la mano: hoy día puede parecernos algo natural, pero esto en la Antigua Roma no era para nada común.
El número 7 y los 7 grados
Esta asociación no ha sido pura invención de los arqueólogos, filólogos e historiadores, sino que se han encontrado mitreos donde se hace la referencia directa a este número. La nota más clara son los 7 grados iniciáticos del mitraísmo romano, expuestos en pinturas, mosaicos y esculturas repartidas por los variados mitreos excavados. Después, concretamente en el mitreo de Ostia, se encontraron referencias nombrando a los mitreos como "las siete puertas" o "los siete peldaños", una clara referencia a las siete fases de este culto hasta la "ascensión" a la inmortalidad. Para algunos estudiosos de las religiones, los mitreos dentro o fuera debieron tener algún tipo de escalera física realizada con siete materiales o al menos con siete colores que representaran precisamente dicha ascensión. Igualmente de los distintos grados de iniciación podrá extraerse que cada uno tiene un planeta asociado sin esconderlo demasiado.
En el neoplatonismo y el orfismo, el número está asociado por una parte a los 7 planetas, pero paralelamente a los metales, a los colores, a los dioses, a notas musicales tal vez, etc. Estos paralelismos puede que tuvieran alguna reminiscencia en el culto mitraico, sin embargo, no hay forma de confirmar este punto más allá de la especulación comparativa. - Como dato curioso, algunos neopaganos mitraicos sí los tienen en cuenta.
También se ha querido buscar simbolismos en el día 16 de cada mes (1+6), que al parecer era "la fiesta de guardar" en honor a Mitra, un día especial dedicado mensualmente a este dios, para quienes siguieran su culto.
Los grados de iniciación en el mitraísmo no sólo marcaban un nivel jerárquico, también un nivel de preparación espiritual y "social" en la nueva vida celestial. Conocemos los pasos de este ascenso por las pinturas de los propios mitreos, y también eran 7.
El primer grado es Corax, el Cuervo. Para este grado se han encontrado representaciones de cuervos, copas y caduceos (varas de Hermes-Mercurio). El planeta relevante aquí será precisamente Mercurio. En este primer nivel, el mystes o iniciado era introducido en el culto.
El segundo grado es el Nymphus, el novio. Para este grado se han encontrado representaciones de Venus y Eros, así como de diademas, velos, y lámparas de aceite. De alguna forma, el adepto "se casaba" con el dios, se reafirmaba en su nueva fe, lo cual se representa a través de estos adornos de la unión tradicional.
El tercer grado es el Miles, el soldado, este cargo cobra más importancia si tenemos en cuenta la gran cantidad de adeptos militares. Por supuesto, su planeta es Marte, y sus símbolos son la corona, la espada o lanza, y el gorro frigio, símbolo del dios. Al alcanzar este grado, se ofrecía al adepto una corona, que éste rechazaba, diciendo: <<sólo Mitra es mi corona>>. En adelante, rechazaría cualquier corona u adorno de estatus, renunciaría a las cosas materiales, a cambio, se le realizaba en la frente o la cabeza, quemando o tatuando, un símbolo solar (¿una cruz, una rueda solar, una esvástica?). A partir de este momento el adepto era un miembro formal de "la milicia del dios".
El cuarto grado es el de Leo, el León. El adepto comienza a formar parte y a colaborar en los niveles mayores de la comunidad mitraica. Sus símbolos son la lanza, el sistro (instrumento musical típicamente egipcio) y el rayo, símbolo de Júpiter, planeta con el cual se vinculaba. Las funciones del adepto León son cuidar del fuego sagrado y preparar los inciensos.
El quinto grado era llamado Perses. Se ha identificado tanto con el origen persa como, tal vez, con el personaje mitológico de Perseo y/o su constelación, aunque su relación astrológica aún presenta dudas. Este grado está representado por la figura de Cautopates, sosteniendo una antorcha invertida, invitando al iniciado al camino del inframundo. Se ha asociado con el símbolo del búho. Otros símbolos e iconografías asociadas a este grado son una daga, una luna creciente y una llave.
El sexto grado era el Heliodromos, cuya traducción del griego sería literalmente "el que corre hacia el sol". Normalmente se ha querido ver más como "acompañante del sol en su carro", convertirse en su compañero al igual que lo hizo Mitras. Tras el descenso simbólico al inframundo, ahora tiene lugar el ascenso reconvertido. Los elementos asociados son evidentemente el Sol, una corona dorada de siete puntas que simbolizan los rayos del sol, un látigo (probablemente relacionado con la "maestría" y el dominio de los caballos del carro solar) y Cautes, el gemelo que lleva una antorcha con las llamas hacia arriba, indicativo del ascenso.
El séptimo y mayor grado es el Pater o Padre. Por la iconografía podemos deducir que quien alcanzaba este grado tenía una posición concreta en el Mitreo, o al menos durante su nombramiento, sentado en una especie de trono y sujetando un cetro como símbolo de poder religioso en una mano y un pergamino, símbolo de conocimiento, en la otra. Es marca reconocible de este grado el llamado Gorro de Mitras o Gorro Frigio, un tipo de gorro cónico que finaliza inclinándose por su peso hacia delante. Se han interpretado hoces en los frescos, que se han vinculado iconográficamente a Saturno, dios primitivo romano y del tiempo, el cual, para el iniciado en Mitras, deja de tener sentido, pues se le ha prometido la inmortalidad.
Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
- Cumont, F. Los misterios de Mithras y doce estudios más sobre la religión del Dios Invicto en el Imperio Romano. Signifer Libros, colección Thema Mundo, 2017
- Cumont, F. Las religiones orientales y el paganismo romano. Ediciones Akal, 1987
- Egri, M; McArthy, M (ed.). The Archaeology of Mithraism. New Finds and Approaches to Mithras-worship. Ed. Peeters, 2020
- Ulansey, D. The Origins of the Mithraic Mysteries. Cosmology and Salvation in the Ancient World. Oxford University Press, 1991
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