Omyōji, los hechiceros japoneses

12.09.2023

Un onmyōji (陰陽師) es un hechicero oriental, un practicante de onmyōdo, una corriente esotérica originariamente china, que caló en la cultura japonesa desde el S.VI, y que fusionaba la astrología, la adivinación, las teorías sobre los elementos y el yin-yang, rituales para exorcismos y aplacar espíritus, control sobre shikigami o dioses familiares feng shui, así como el esoterismo existente en el sintoísmo, taoísmo, budismo e hinduismo.

Los Omyōji tuvieron gran protagonismo en las cortes niponas, ya que tras numerosas batallas de poder, la superstición acerca de los posibles espíritus vengativos de los asesinados se extendió, y se hizo necesaria la presencia de expertos en alejar dichos espíritus y proteger a los miembros de la nobleza. Sin embargo, por causas religiosas y políticas, la magia fue considerada peligrosa en general, y se prohibió sobre todo entre las gentes del campo. Los omyoji por su parte perdieron poder y protagonismo en la corte, y se trasladaron plenamente a la categoría sacerdotal, ya que cualquier acto de magia fuera de la religión sería perseguido. No será hasta el S. XX cuando la magia pueda volver a practicarse libremente, y en la actualidad los omyoji se dividen entre los sacerdotes y los ocultistas a pie de calle.

Los primeros "Omyōji".

El esplendor de los Omyōji tuvo lugar sin duda en el S.X, con los clanes Kamo y Abe, pero antes también hubo personajes reconocidos como grandes hechiceros, aunque la mayoría de ellos son literarios y no reales (ya que los primeros Omyōji eran en realidad personajes chinos transmisores del esoterismo a los japoneses)

Aún así tenemos un ejemplo de personaje mágico en Minamoto no Hiromasa, quien era nieto del emperador Daigo (S.X) y músico de la corte. A pesar de sus amplios conocimientos, ninguno era esotérico, sin embargo sus capacidades musicales eran asombrosas. Las leyendas contaban que el espíritu de la puerta sur del Palacio, comúnmente llamada Suzakumon, y relacionada con un ave de fuego, le habría entregado la flauta mágica Ha Futatsu. En la puerta Rashōmon, al sureste de la muralla de Kyoto, el Yokai (espíritu) biwa-bokuboku habría robado el biwa (laúd de cuello corto) del Emperador, y habría sido Hiromasa quién lo hubiera recuperado, al reconocer el Yokai su talento musical.

De modo que no era hechicero, pero poseía un don especial para comunicarse con espíritus, así como, según otros, aprender melodías mágicas y divinas a través de ellos.

Si bien de Hiromasa hay registros históricos, no los hay de otros, como de Kamo no Michiyo, presentado como en Omyōji perfecto, en cuanto a que conocía todas las artes esotéricas del momento: astrología, adivinación, comunicación con espíritus, control de shikigami (familiares), rituales de protección y sanación, exorcismos. El nombre Kamo no Michiyo no es pura casualidad, ya que el clan Kamo era una reconocida familia de Omyōji.

El clan Kamo.

Kamo no Tadayuki fue uno de los maestros de Abe no Senmei, el omyoji más famoso, junto con su hijo Kamo no Yasunori. Tadayuki era especialista en el esoterismo del Yin y el Yang y unificó en el Omyoryo, la institución que reglaba los estudios esotéricos. También era un rekika, un maestro del Rekido (hacedor de calendarios), lo que lo convertía en un experto astrónomo y astrólogo. Tenía asimismo conocimientos de jujutsu y dokyo (como ramas del taoísmo esotérico) y exorcismos.

En cuanto a su hijo Yasunori, también dicen que fue maestro de Abe no Senmei. Si su padre era sabio, Kamo no Tasunori es directamente considerado como el primer Omyōji, probablemente por ser el primero en alcanzar un alto rango en la corte imperial de la época Heian. Desde muy pequeño tenía el don de ver espíritus (kenki), lo cual descubrió al acompañar a su padre a un exorcismo y poder indicarle claramente donde se encontraban los oni (ogros). Por ello fue instruido por su padre desde muy temprana edad, y se convirtió en un experto del Rekido y del Tenmodo (horóscopo oriental antiguo, con eventos astronómicos).

Kamo no Mitsuyoshi es el hijo de Tadayuki, y por lo tanto el tercero del linaje Kamo. Pero Mitsuyoshi fue quien más claramente debatió acerca de la división de las artes esotéricas entre los clanes Abe (rituales) y Kamo (adivinación), que se había ido produciendo paulatinamente, debido a la fama que tenía el clan Kamo gracias al calendario de Tadayuki, y por otro lado, a la fama de Abe no Senmei.

El clan Abe.

Desde joven, Abe no Senmei destacó por su capacidad para la adivinación, la astrología y el uso de shikigami (dioses "familiares"). A lo largo de su vida (ca. 921-1005) estuvo al servicio del Emperador y la corte, se dice que no sufrió enfermedades, y que no tuvo descendientes -aunque existen leyendas que hablan de su hijo y su nieto. Su existencia histórica no se niega hoy día, de hecho incluso se conserva una obra suya sobre predicciones, llamada Senji Ryakketsu (占事略决) aunque hay quienes han planteado que sea pseudoepigráfica.

A lo largo de su vida y sobre todo tras su muerte empezaron a surgir leyendas sobre prodigios realizados y sobre su nacimiento sobrenatural. Muchas de estas leyendas encuentran su paralelo en historias de otros grandes magos del mundo, de ahí que se le haya tildado el "Merlín" japonés. Si bien la principal diferencia es que la figura legendaria de Merlín es difícil de encajar históricamente, mientras que no hay apenas dudas de la existencia de Seimei, para muchos resulta más importante la comparación por sus leyendas, aunque sin duda esto es un producto occidental.

Para empezar, por su relación directa como consejero en la corte, del mismo modo que Merlín lo era para el rey Arturo. Entre sus funciones estaban la protección, la adivinación y el consejo político. Después, se comparan por su naturaleza semihumana. De Merlín se decía que era hijo de una humana y del demonio Asmodeo, y de Abe no Senmei, que era hijo de un humano y de un kitsune, es decir, de un espíritu-zorro, que habiendo sido salvado por el padre de Abe, tomó forma de mujer y se casó con él. Está genética de su madre Kuzunoha, la kitsune, provocaría que desde muy pequeño Seimei pudiera hablar y controlar a ciertos espíritus pequeños. De Merlín también se decía que tenía control sobre hadas, gnomos, y otros espíritus de los bosques. De ambos se dice que, a pesar de tener una faceta que podría volverlos malignos, desde pequeños mostraron su inclinación hacia el bien.

Otra diferencia principal es que Merlín y otros magos aparecen realizando grandes prodigios, como por ejemplo, mover las piedras de Stonehenge desde Irlanda a Gran Bretaña, mientras que las leyendas sobre Senmei son mucho más sencillas, casi anecdóticas, como disputas entre magos de la corte o encontrar objetos perdidos.

La disputa más conocida es aquella en la que un omyoji llamado Ashiya Doman, le reta a un duelo de adivinación con un cofre, en el cual Doman juega con ventaja, ya que conoce el contenido del mismo. Había guardado el cofre quince mandarinas, de modo que respondería correctamente. Sin embargo, Senmei dijo que en el interior del cofre había 15 ratas. Cuando Doman ya cantaba victoria, abrieron el cofre y dentro había quince ratas, pues Abe no Senmei no sólo había adivinado el contenido, sino que había transformado las mandarinas.

El nombre de Abe no Senmei fue apareciendo en distintas leyendas y mitos, con o sin correlación histórica, como por ejemplo, ser el sacerdote consultado en el mito de Hashihime. Actualmente, existe un Santuario en Kyoto dedicado al omyōji, cargado de símbolos esotéricos, y un puente con su nombre. Muchos piensan que el propio nombre fue cambiado, y que el personaje histórico real, o con el que se confundió, fue Izumo Kiyoaki, un tenmon hakase (experto en astrología) de la misma época.

Entre sus supuestos descendientes figuran el líder del Omyoryo Abe no Yoshihira y el astrólogo Abe no Yoshimasa, hermanos en la mayoría de tradiciones. De Yoshihira se dice que podía predecir terremotos y que estableció festivales de celebración y purificación tras eventos catastróficos. En cuanto al hermano menor, Yoshimasa, la tradición también ha complicado su línea genética, indicando que era hijo adoptivo o hijo bastardo de Seimei, y no siendo tan tenido en cuenta, ya que destacó en los aspectos más políticos y administrativos del Omyōdo, y no en el desarrollo esotérico. Empero, sí tuvo cierta relevancia en el inyoka (escuela filosófica del Yin y el Yang).

Hōshi omyōji

En otros casos, los omyōji eran llamados para situaciones concretas de corte esotérico, como Nakahara no Tsunemori, quién fue llamado para invocar al espíritu de la difunta hija de una consorte real, y después fue castigado porque ese tipo de tareas no eran las que un omyōji debía realizar.

Entre esas tareas prohibidas estaba también echar maldiciones. A este tipo de omyōji se les llamaba hōshi omyōji, y sabemos que eran abiertamente criticados, sobre todo por los omyōji oficiales. Dōman, el enemigo de Seimei, era precisamente un hōshi omyōji.

Conocemos algunos nombres más como Kōen y su discípulo Gochu, o Enno y su discípulo Myoen. Sabiendo que hay discípulos, entendemos que también hubo escuelas destinadas a este fin. Sin embargo, es curioso ver qué en el caso de Enno, fue acusado por echar maldiciones y además, por sospecha de haber usado shikigami (familiares) con la apariencia de jóvenes.

El fin de los Omyōji imperiales

Se sabe que los Omyōji perdieron el respeto que se les tenía por las crónicas en las que se nos cuenta que había ladrones que entraban a robar a sus casas sin ningún tipo de miedo a sus hechizos ni represalias, como le ocurrió al omyoji Nakahara no Tsunemoyi.

Los clanes Kamo y Abe acabaron reuniendo todo el poder en lo que al omyōdo y el esoterismo se refiere, lo que con el tiempo provocaría problemas con otros clanes, nobles y políticos, así como con los practicantes de magia fuera de la corte. Ambos clanes acabaron derivando en clanes de perfil sacerdotal, sobre todo con la perdida de poder y la necesidad de mantener una buena posición social donde poder dar uso a sus conocimientos.

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliography:

-Cali, J. Dougill, j. Shinto Shrines. A Guide to the Sacred Sites of Japan's Ancient Religion. Hawaii university press, 2012

-Hayashi, M y Hayek, M. (2013). Onmyōdō in Japanese History, Japanese Journal of Religious Studies, 40(1), 1-18.

-Shingeta Shin'ichi. A Portrait of Abe no Seimei. Japanese Journal of Religious Studies. Vol. 40, N°1, Onmyōdō in Japanese History (2013), pp. 77-97. Nanzan University.


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