
Qlifot y demonios en la cábala ocultista
Qlifot, en hebreo קליפות , significa "cáscaras" o envolturas. Las Qlifot se corresponden con las Sefirot, siendo sus contrapartes. Si las Sefirot eran las emanaciones divinas y benévolas de Dios, las Qlifot serán las "cáscaras" o restos de las emanaciones, las imperfecciones, y por tanto, la clave de la dualidad, es decir, lo maligno. Pero son necesarias, porque, simplificando, si la Divinidad lo es todo, será tanto lo bueno como malo, y para alcanzar el conocimiento divino y su experiencia, habrá que enfrentar también esta faceta.
Las Qlifot son mencionadas por primera vez en el Zohar como "cáscaras" de la santidad, de la esencia divina, pero su uso en la cábala práctica y ocultista es mucho más reciente. Así es que antes, la existencia de las Qlifot se tenía por un espejo negativo de las Sefirot, e igualmente como regentes tenían entidades demoníacas, en contrapunto a las entidades angélicas de cada sefirá. En el Grimorium Verum (S.XVI), aparece el demonio Klepoth, probablemente derivado de esta acepción.
Sin embargo, el Árbol de la Vida de la Cábala continuaba siendo el principal recorrido de acercamiento a Dios, ignorando esta parte negativa, que se consideraba "un desecho". A partir del S. XIX, el Árbol Qlifótico, también llamado Árbol de la Muerte, entra de lleno en el renacido pensamiento gnóstico y dualista dentro de las corrientes esotéricas, de forma que se piensa que también debe ser estudiado para entender la plenitud de la Divinidad.
La imperfección de las Qlifot las mete de lleno en el mundo material, alejado de lo divino. Pertenecerían al llamado Cuarto Mundo u Olam Ha-Assiah, mundo de los Actos. Dentro del misticismo judío hay varias corrientes de pensamiento rabínico, gnóstico, jasídico, etc., que dan sus propias versiones del origen de las Qlifot. Para algunos, fue el pecado de Adán y Eva el que provocó que los eones - representaciones de la inteligencia divina - cayeran al mundo terrenal y se rompieran, dejando escapar así las impurezas. Para otros, cada qlifá se encontraba encerrada dentro de cada sefirá correspondiente; en el Árbol Sefirótico cada sefirá tiene mayor fuerza cuanto más cercano de Ain Sof se encuentra, por lo que las primeras sefirá que se quebraron fueron las inferiores, por estar alejadas de la divinidad, dando lugar a las primeras qlifot.
El camino del árbol Qlifótico, por tanto, es a la inversa. Las qlifot superiores serán menos impuras que las inferiores, que serán las que contengan mayor corrupción, de ahí que las tres primeras se caractericen con la oscuridad, el desorden, el desequilibrio, y las siete inferiores sean ya reconocibles como vicios humanos. El conjunto de las tres Qlifot superiores se denominará "pargod", que se ha traducido como "cortina cósmica" o "velo divino".
A pesar de que ya fueron tratadas en la llamada cábala luriana (que debe su nombre al rabino Isaac Luria (1534-1572), quien revisó mitológica y espiritualmente la cábala judía), no fue hasta el ya mencionado S.XIX cuando se planteó el uso práctico de las Qlifot dentro de la magia. Las asociaciones de la qlifot con distintos demonios y entidades provocó una utilización limitada a nivel demonológico, como portales hacia ellos, con la excepción de la Alta Magia, en especial, los trabajos de Éliphas Lévi - aunque tiene dos versiones contradictorias, por eso nosotros expondremos aquí la más común.
Si bien para algunos grupos las Qlifot podían ser utilizadas como herramientas de desarrollo de estos vicios y corrupciones morales, mediante la exposición y puesta en práctica de los mismos, la mayoría de órdenes ocultistas plantean una visión menos simple y más orientada a la finalidad de la cábala en sí, de modo que lo que proponen no es someterse a la oscuridad, sino enfrentarla, aceptando la existencia de la misma dentro de cada uno: aceptando el egoísmo, el vicio, la ira, el descontrol, la maldad… y aprendiendo cómo integrarlas en su humanidad, dentro del trabajo por la mejora espiritual y la unión con la Sabiduría Divina. De esta forma, se "recuperaría" la luz existente en las cáscaras, y, espiritualmente hablando, se habría restaurado completamente el escalón cabalístico.
Las diez Qlifot, organizadas en el Árbol Qlifótico o Árbol de la Muerte, son las siguientes:
Taumiel (Gemelo de Dios): es la sombra de Kéter. Es la representación pura de la dualidad, la parte del mal que reside en la propia existencia, incluso la divina. Al mismo tiempo es la esencia de la individualidad, de la diferencia. Representa lo inacabado, la secuencia de creación y destrucción, y ella distribuye la disputa hacia el resto de Qlifot.
Tiene asociados como demonios a Moloch y a Satán o Samael. Moloch como enemigo principal del pueblo hebreo, por ser el dios de los pueblos colindantes (fenicios, púnicos, cananeos) e implicar sacrificios humanos y en fuego. Satán, a nuestro entender más acertado, por ser "el tergiversador", el contrario directo de Dios, el opuesto, el enemigo. Samael, por ser el nombre que se da a la serpiente del Paraíso, a la tentadora, pero al mismo tiempo, la que da al ser humano el conocimiento del bien y del mal.
Por otra parte, se entiende como la Trinidad Samael-Lilith-Caín, en cuanto a masculino, femenino y un ser humano que representa tanto lo bueno como lo malo. Para trabajar con ella a nivel mágico y psicológico, se desarrollan ejercicios de creatividad y liberación.
Ghagiel (el obstáculo): es la sombra de Jojmá. Se considera una fuerza clasificadora, necesaria para realizar la distinción de las dualidades, las jerarquías, y la propia distribución de impurezas de las qlifot. Es la confusión, la duda. Al mismo tiempo simboliza los obstáculos que impiden llegar a la primera qlifá, las divisiones que complican el entendimiento de la unidad.
Sus demonios regentes son Belial y Belcebú. Ambos son divinidades de los pueblos colindantes, posteriomente demonizadas. Belial, cuyo nombre en hebreo significa "corrupto", "podrido", es una representación de las primeras señales de la perversión. Belcebú, por su parte, cuyo nombre significaba "Señor del abismo", y fue mal transcrito como "Señor de las moscas", es una divinidad de los filisteos. Es una referencia a "lo contrario" al Dios del pueblo hebreo. Si Jojmá era el pozo de la sabiduría, el abismo de Belcebú evoca la inmensidad y el terror.
Para trabajar a nivel mágico se suelen utilizar sus sigilos y símbolos cabalísticos, pero también el zodíaco, ya que Jojmá no tiene signo zodiacal asociado. Incitan a enfrentar lo que se teme por desconocido. Lo secreto deja de ser secreto cuando se indaga en ello.
Satariel (La luna de Dios, el "lado" de Dios, el encubridor): es la sombra de Binah. Se asocia a la luna porque es la sombra de Binah como principio femenino. Satariel es la niebla, el ocultamiento del conocimiento a través de una visión creada artificialmente, una mentira o una ilusión. Se considera la qlifá que da forma a los engaños y la oscuridad, transmitiéndolos como mensajes intencionalmente equivocados. Es también la qlifá de los misterios.
Su demonio asociado es Lucífugo Rofocale, un alto cargo del infierno - en demonología, primer ministro - cuyo nombre significa "el que huye de la luz", una forma muy expresiva de manifestar el rechazo a la misma y el adentramiento en la sombra.
Para trabajar con esta qlifá a nivel ocultista, se realizan ejercicios de corte sofista donde todo se cuestiona, incluyendo las propias convicciones. Es también un buen ejercicio de mano izquierda, en cuanto al cuestionamiento de todo y la rebeldía frente a las verdades impuestas, así como potencia la creatividad mediante la distorsión.
Gha'ag Sheblah (la distorsión). Jesed o Gedulah, nombres de la cuarta sefirá, hacen referencia a la benevolencia y la misericordia. Gha'ag Sheblah representa esta misma inclinación pero corrompida, es decir, los actos de preferencias, abuso de poder, manipulación, y fingimiento por interés. En otros contextos es llamado también "perturbación", que es la consecuencia de lo que traen las acciones antes mencionadas. Hace referencia también a los límites egoístas.
Tiene como demonios asociados a Abbadon y a Astaroth. Abbadon es un nombre de ángel, que significa "abismo", relacionado con el abismo del Sheol (el "infierno" hebreo). Se considera tanto un ángel castigador enviado por Yahveh como un general de los ejércitos infernales. Ha sido asociado también a una forma del propio Satanás. En lo que respecta a Astaroth, es sabido que su nombre proviene de la diosa Astarté, modificado y, probablemente por un error de traducción, cambiado su sexo a masculino. Sus atributos son la corrupción y el engaño, aunque también se ha mostrado a menudo como un demonio acostumbrado a los pactos mágicos con seres humanos y cumplidor.
Trabajar mágicamente con esta qlifá supone confrontar la verdad y la mentira, y aceptar también, a nivel personal, la falta de misericordia y el exceso de interés personales, localizar las causas y aceptarlas como debilidades, si seguimos el camino de la mano derecha, o bien como manifestaciones de la entronización de la voluntad, si seguimos el camino de la mano izquierda. De alguna forma manifiesta un poco la idea de karma, según se entiende en el mundo occidental moderno, y la aceptación consciente del mismo.
Gelab o Golajab (los ardientes) es la qlifá contraria a Geburah o Din, la sefirá del valor, regida por los serafines (también rango angelical de "ardientes"). En este caso, la "chispa" o el sentimiento que inundan al ser no son la valentía y la justicia, sino la ira y el odio, promovidos a través del abuso de la qlifá anterior, desembocando en la violencia y la destrucción. Es la representación del acto a nivel material de la corrupción y su primera consecuencia, es la qlifot que da forma a la anterior y que potencia a las posteriores.
En demonología se vincula a Asmodeo, demonio bíblico en el Libro de Tobías, donde el arcángel Rafael debe ayudar al joven a liberar a su futura esposa de este demonio enamorado de ella, que mata a todos sus esposos en las noches de bodas. Este demonio, además, es el favorito de las leyendas talmúdicas, donde incluso intercambió papeles con el Rey Salomón, entre otras tantas aventuras. A pesar de que su personalidad es variable e incluso atractiva como personaje, esta vinculación se realizó a raíz del significado de su nombre, pues proviene del avéstico aēšma-daēva, dios de la ira, un epíteto persa que los hebreos convirtieron, una vez más, en un ser demoníaco.
En el trabajo mágico y espiritual, Asmodeo suele ser relacionado no tanto con la violencia, sino con la magnitud del sentimiento de ambición y frustración. Se estudian y se practican con ella tanto la destrucción externa como la destrucción interna, aprendiendo a reconocerla y controlarla.
Tagirim (los violentos) es la qlifá contraria a Tipharet, la belleza. Aquí se trata del orgullo y de la soberbia, del autoengaño sobre las percepciones personales, así como desemboca en narcisismo y en actos injustos y violentos con tal de preservar la atención y la falsa dignidad. Transforma la energía de las cinco qlifot anteriores.
En demonología se asocia a Belfegor, cuyo nombre proviene también de Baal, y que se traduce por "Señor de la apertura". Considerado por los demonólogos como una antigua divinidad de la apertura sexual e iniciatoria de los pueblos cananeos y moabitas, en este caso es la apertura hacia todos los demás vicios, caracterizados por la pereza espiritual: juzgarse correctamente a uno mismo es el primer paso para avanzar, pero la soberbia y la adoración propias son el muro más fuerte.
Por eso en el trabajo espiritual y mágico Tagirim supone un enfrentamiento contra las excusas personales y las percepciones distorsionadas, moviéndonos por la humildad en la mano derecha, y en la justificación analizada de la deificación por la mano izquierda.
A'arab Zaraq o Hareb-Serapel, (el cuervo en dispersión/muerte) es la perversión de Nezach, que simbolizaba la gobernanza y el orden. Se relaciona con el deseo, la lujuria, la obsesión estética, la superficialidad y la pérdida de racionalidad y empatía. El "cuervo" ha sido asociado con el cuervo que Noé deja volar cuando ve bajar el agua del diluvio, pero también en la idea del pájaro de mal agüero. La belleza de estos animales esconde todos los sentidos de la muerte, la carroña y la venganza. También es un animal asociado con la guerra y la destrucción, que es precisamente el "enfrentamiento" y el desenfreno por los deseos carnales y materiales.
Su demonio asociado es Baal, si bien como ya hemos visto en otras ocasiones era la palabra para decir "Señor o Amo" en lengua semítica, concretamente adorado en Asia menor y entre los cananeos y fenicios. Era un dios de la naturaleza y las tormentas, reconvertido en un "demonio estándar" dentro del judaísmo.
En el trabajo mágico esta qlifá es literalmente "el orden en el desorden". Tanto para comenzar la guerra como para entenderla y moverse en ella. Si bien Nezach era la victoria, A'arab Zaraq es la perdición, el estallido de la destrucción hacia el resto de qlifá, y la misión de quien se adentra aquí es la del cuervo alquímico, la nigredo, la putrefacción y muerte para comenzar de cero, para evolucionar, dividendo y organizando lo que parece desordenado.
Samael (el Veneno de Dios). El nombre de esta qlifá es el nombre dado a la serpiente del Paraíso y por lo tanto también a Satán, enemigo de Miguel, el arcángel que rige precisamente la sefirá Hod. El veneno se asocia con esta qlifá a través de la astucia, del engaño y la mentira. De entre todas las qlifot, Samael es la distribuidora de la energía negativa, el movimiento y la consciencia de ser la cáscara de las sefirot. Si la anterior era la perdición, ésta es la decadencia, la caída libre en los vicios y perversiones, aceptando el engaño como verdad en beneficio propio.
Tiene asociado al demonio Adramelech, probablemente un apelativo relacionado con Baal Moloch, el señor Moloc, como divinidad fenicia y cartaginesa. Al igual que Moloch, es una deidad temible a la que se sacrificaban vidas humanas en el fuego. Posteriormente la demonología occidental lo convirtió en un demonio representante de la hipocresía. Por otra parte, evidentemente se ha asociado a Samael, como pareja de Lilith, la siguiente qlifá.
En el trabajo mágico Samael simboliza la tentación, por lo que los esfuerzos del mago y cabalista deben dirigirse hacia la obtención del equilibrio y el primer paso hacia la verdad que esconden las mentiras espirituales, o bien, si estamos en el sendero de la mano izquierda, en aceptar las tentaciones en que se cede, pero sin caer en el desenfreno y la ignorancia.
Gamaliel (lo obsceno). Gamaliel, también llamada Lilith, por su relación con Samael, es la qlifá que se encarga de "abrir la puerta" a la mentira y la muerte que acarrea, y distribuirla abiertamente. Es contraria a Yesod. Ya no se trata del "engaño" de las cáscaras y los vicios, sino de la seducción de los mismos, y por lo tanto, de la rendición del sujeto. Gamaliel/Lilith lo consigue a través de sueños oscuros, deseos insatisfechos, fantasías, manipulaciones… Yesod estaba relacionado con los órganos sexuales, aquí Gamaliel se asocia con el sexo por placer.
En demonología Lilith por supuesto es la encarnación de la seducción, pero también de la rebeldía y la libertad, al haberse rebelado contra Adán y contra Dios. Pareja de Samael - o según otras versiones, Asmodeo, tiene innumerables hijos destinados a destruir a la humanidad. En el plano físico y sexual evoca el placer y el deseo insaciables, en el plano espiritual, la liberación frente a la vergüenza, las normas, el pudor.
Para trabajar en magia con Gamaliel o Lilith, esta qlifá es la penúltima prueba espiritual en lo que a energía negativa se refiere. Ya no es un desorden o un caos que enfrentar, ahora esto ya ha sido aceptado y hay que entremezclarse con ello. Hay que trabajar la insatisfacción y al mismo tiempo la satisfacción absoluta, ahondar en las causas, como con Yesod, pero en este caso en para localizar la mentira en lugar de la verdad.
Por último tendríamos a Nehemot, la más baja y perversa de las qlifot, el vacío espiritual, la nada, simplemente lo material. A pesar de continuar siendo parte de la Creación es el mayor desecho ya que carece de cualquier resto de la misma. Es la representación de la vida vacía, de la mente plana e irracional, que no se plantea ni se cuestiona nada. También es la destrucción absoluta, ya que es el contrapunto de la chispa creadora.
En demonología se asocia a Nammá, entidad demoníaca femenina, asociada con la perversión y la prostitución. Se cree que fue expulsada al igual que Lilith y que fue quien corrompió a los ángeles caídos a través de lo físico y lo terrenal, así como en otras versiones es la madre de Asmodeo. A efectos, simboliza el deseo material como única fijación, impidiendo por lo tanto el avance en otros aspectos.
Trabajar mágicamente con esta qlifá es realmente imposible, ya que por su propia característica esotérica no se puede eliminar lo espiritual para fijarse en lo material. Empero, sí se puede hacer a la inversa, es decir, reconociendo y eliminando las últimas obsesiones materiales como paso definitivo para poder finalizar el recorrido del Árbol de la Muerte, o bien aceptando de forma brutal la materia como parte del ser humano, para comenzar de cero en el Árbol Sefirótico.
Ya para finalizar, hacemos una mención a Lucifer, quien sería el correspondiente a Daat, la sefirá invisible - ver artículo sobre la Cábala -. Como sol negro, Lucifer, "el portador de la Luz" esta vez es la luz sin cáscara, por lo tanto, es pura porque no tiene desecho, pero también impura, porque es una No-Sefirá. Como Lucifer, supone el cambio, la rebelión, la consciencia, el conocimiento y la ambición, y por lo tanto, sería "el puente sobre el abismo", entre qlifot y sefirot, es decir, el punto de inflexión para comenzar cualquiera de los caminos cabalísticos hacia el Saber, el Despertar.
Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
-Drury, N. Stealing Fire from Heaven. The Rise of Modern Western Magic. OUP, 2011
-Fortune, Dion. La Cábala Mística. Ed. Kier, 1987
-Karlsson, T. Qabbalah, Qlifot y Magia Goética. Ed. Manus Sinistra, 2022
-Lévi. Dogma y ritual de Alta Magia. Ed. Humanitas, 2001
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