Tattvas y práctica mágica.
Los tattva ( sánsc. तत्त्व ) son los elementos que componen la realidad humana. Dicho de otra forma, son la esencia o principio de la realidad y ayudan al ser humano a percibirla. Dependiendo de la escuela filosófica y esotérica, los tattva son vibraciones del éter, energías, manifestaciones de la divinidad creadora, espejos virtuales de la realidad más allá de este mundo, o los propios elementos creadores de la naturaleza. El interés en los mismos radica no solamente en su aspecto místico y espiritual, cuyo fin es la búsqueda de la liberación y alcanzar un estado de comunión total con el universo, sino también en el uso "práctico"· que le ha dado el esoterismo en su etapa más moderna, especialmente en la Teosofía y en la Orden Hermética de la Aurora Dorada, para quienes los tattva son subplanos de la llamada Luz astral, a través de la cual se alcanza el conocimiento.
Los tattva principales que pueden encontrarse en los libros de filosofía oriental o de esoterismo son muy variados. Podemos encontrar los siete tattva que se mencionan en la doctrina jainista, religión no teísta cuyos principios básicos son el autocontrol, la responsabilidad y el ascetismo. Tenemos también la visión que nos ofrecen de ellos el budismo y el tantrismo. En el budismo, los tattva (དེ་ཁོ་ན་ཉིད།, dekhony en tibetano) son 25, y se identifican con la naturaleza última de las cosas, incluyendo, por lo tanto, el conocimiento profundo y verdadero. En el tantrismo y el yoga, existirían 36, sin embargo, como la propia palabra tantra indica (sánsc. तन्त्र trama, tejido, sendero), hay diversas ramas que los han tratado de formas diferentes: algunas siguen doctrinas budistas (creyendo que los Tantra son textos legados por Buda), pero otras consideran que es una base filosófica asiática no exclusiva de la India, sino que puede rastrearse en el taoísmo chino, o en la religión Bon tibetana.
Puesto que para este artículo nos interesan los tattva como realidades y herramientas esotéricas, solamente vamos a repasar los siete tattva del jainismo, y los cinco tattva del esoterismo hindú y tibetano, complementado con el esoterismo occidental:
Tattva jainitas
Según la obra Tattvartha Sutra (S. II-V), cuyo título traducido es "Sobre la naturaleza de la realidad", los tattva serían siete:
-Jīva se correspondería con las almas y los seres vivos, es decir, con todo aquello que tiene vida, física o no.
-Ajīva, por el contrario, haría referencia a todas aquellas cosas que carecen de energía vital.
-Āsrava sería la conciencia de la responsabilidad individual, la llegada del karma como respuesta por los propios actos. Afecta tanto a las cosas vivas como a las inertes.
-Bandha es el siguiente paso, ser consciente de la imposibilidad de huir de dichas consecuencias, de la esclavitud de los seres vivos al karma.
-Samvara es el punto de inflexión ante esta realidad del karma. Es la consciencia de que este ciclo de acto-consecuencia puede ser modificado y equilibrado, pero no huyendo de él, sino comprendiendo cómo funciona.
-Nirjara sería la solución, la limpieza del karma recibido y la vigilancia para evitar de nuevo esa "mancha" universal en la existencia.
-Mokṣa es el paso final, alcanzar la liberación absoluta del karma y convertirse en parte indivisible del universo, dentro de su orden natural.
Esoterismo hindú y tibetano
En el esoterismo hindú hay dos tantras o senderos bien diferenciados: por una lado tenemos el dakshina marga, o sendero de la mano derecha, ortodoxo, donde se siguen las pautas tradicionales: abstinencias y renuncias, ascetismo, meditaciones…. y el vama marga o sendero de la mano izquierda, heterodoxo, y en el cual las pasiones y placeres pueden ser también formas de alcanzar la iluminación. La mano izquierda ganó rápidamente adeptos en Occidente, en especial por su novedosa comprensión del mundo sexual, y por sus semejanzas - un poco distorsionadas a propósito - con la magia y la brujería. El esoterismo hindú que más ha influido en el esoterismo occidental ha sido,pues, el tantrismo.
Los tattvas para el tantrismo son los "escalones" para alcanzar la comunión cósmica y la liberación. Son esencias o principios mucho más "comprensibles" y visibles, se han comparado con las "vibraciones energéticas", perceptibles en ciertos estados psicológicos. Por su número de 5, rápidamente en Occidente se asocian con los cinco elementos esotéricos, destacando en su difusión y transformación la teosofía y la Golden Dawn:
La Teosofía porque a través de Blavatsky se asociaron estos 5 elementos con los 5 chakras tibetanos (en la India son 7, como pudimos ver en este artículo). Por otra parte, los cinco elementos también aparecen en la medicina ayurvédica, así que también se han realizado paralelos con esta medicina tradicional.
La Golden Dawn, porque bebió de la teosofía para los 5 tattvas, y de la filosofía Samkhya (सांख्य), una doctrina hindú en la cual hay dos principios universales, espíritu (purusha, único) y materia (prakiti, múltiple), que pueden combinarse. De esta manera habría, en realidad, hasta 25 tattvas, resultado de estas combinaciones de 5x5. Para algunos, éste es el único elemento puramente oriental que la Aurora Dorada introdujo en sus enseñanzas.
-Akasha (आकाश) es el éter, el espacio infinito donde surge la realidad. Para algunas doctrinas indias, sería el equivalente a la contemplación de la inmensidad del cielo, así como su manifestación se daría a través del sonido y del silencio.
Para otros, akasha es la base del todo, de ahí que se haya extendido, mediante la intervención de la teosofía, de la expresión "registros akhásicos", como un regreso al principio universal y por lo tanto, a todo el compendio de sucesos y acontecimientos que hayan quedados grabados en dicho espacio primordial. Es simbolizado por un óvalo negro, que representa un huevo. El neopaganismo occidental lo vinculó al elemento "espíritu", haciendo un paralelo con una de las doctrinas indias sobre los cinco elementos, Panchamahabhuta. Su sílaba sagrada, según la teosofía, es Ham.
-Vayu (वायु) es el nombre que recibe el aire, y también el del dios hindú que domina los vientos. Su manifestación son los vientos y también la respiración, motivo por el cual se le asocia al prāṇa, el aliento vital, y a los pulmones y el diafragma, sobre todo en doctrinas yóguicas. Igualmente se manifiesta a través del movimiento, por lo que se "detecta" por los seres vivos a través del tacto, destacando en este sentido las manos, siguiendo los patrones del ayurveda.
Nace directamente del éter, y está simbolizado por un círculo azul. El neopaganismo lo relacionó sin duda alguna con el elemento aire. Es el segundo elemento de la doctrina Panchamahabhuta. Su sílaba sagrada, según la teosofía, es Pam.
-Agni (अग्नि), también conocido como Tejas, es el tattva del fuego, algo fácilmente identificable por su primer nombre, que comparte con la divinidad del fuego y de los sacrificios. El calor y el fuego surgen del movimiento (es decir, desde Vayu), y son la manifestación más directa de la energía. Ésta no solamente se manifiesta en el sol, el fuego del sacrificio o del hogar, la cocina o el calor de los cuerpos, sino también como la energía del Kundalini que asciende desde la base de la espalda hasta los chakras superiores, según la filosofía yogui.
Por otra parte, aunque es el tercer elemento de la doctrina Panchamahabhuta, es el primer tattva que hace referencia a una realidad palpable y a la vez no palpable, pues como agni o tejas ttava puede encontrarse la ira, el amor, la lujuria, etc, sentimientos "acalorados" que deben controlarse para no perder el equilibrio físico y mental.
Su símbolo es un triángulo equilátero rojo, igual que el símbolo elemental y alquímico del fuego, y es dicho elemento en el neopaganismo. Su sílaba sagrada, según la teosofía, es Ram.
-Jala (अंब ) o apas (आपस्) es el tattva del agua. Es el cuarto elemento de la doctrina Panchamahabhuta. Nace de la fusión del vayu y el agni, del aire y el fuego, así como de la intervención del éter, conteniendo dentro de sí parte de estos tres elementos, en un constante fluir y equilibrio. Jala es el tattva que controla los fluidos corporales de todo ser vivo, ya sea sangre, saliva, semen, o en el caso de las plantas, la savia o la resina. Por ello en el ayurveda se ha vinculado con los riñones y las glándulas de la garganta (amígdalas, tiroides etc), además de con la circulación. Se manifiesta a través del sentido del gusto, pues por la saliva es por donde conocemos el mundo siendo infantes.
Líquidos como la sangre o el semen simbolizan la vida, y en definitiva, el agua es la clave de la existencia misma, al menos tal y como se da en este planeta. Pero el agua está presente en la naturaleza y su poder en ella es mayor. Las lluvias o las mareas son manifestaciones de ese movimiento incesante y circular. Se simboliza con una media luna creciente blanca o plateada (puede que precisamente por su asociación astrológica y astronómica con el agua), o con un medio círculo tumbado violeta, y es el elemento agua en el neopaganismo. Su sílaba sagrada, según la teosofía, es Vam.
-Prithvi (पृथ्वी) es el tattva final pero también el más complejo en lo que se refiere a su interpretación y comprensión. Es la tierra y el quinto elemento del Panchamahabhuta. Pero Prithvi no es solo la materia, es a la vez aquello sobre lo que algo se asienta, y por lo tanto, la estabilidad, la firmeza, la seguridad. Puede encontrarse prithvi como epíteto o sobrenombre de muchas divinidades hindúes, como Vishnú o Lakshmi, o como la propia dualidad divina de cielo (Dyaus Pita - Padre CIelo) y tierra (Prithvi Mata - Madre Tierra). Es dadora de vida, conservadora, y a la hora de la muerte, recibe de nuevo. Es la representación de un ciclo ordenado y eterno.
Por la estabilidad, se relaciona con el chakra raíz (muladara). Su símbolo es un cuadrado amarillo, y su sílaba sagrada, según la teosofía, es Lam.
Trabajar con los Tattva
En el mundo oriental se ha trabajado con los tattva desde un punto de vista meditativo y en relación con la apertura de los chakras, ya que estos también tienen asociados emociones, órganos y elementos predominantes, además de colores y minerales. Esta apertura de chakras se ha querido relacionar con la apertura de los caminos sefiróticos, pero no ha sido una teoría exitosa.
En el mundo del esoterismo occidental, a este aspecto meditativo se le añadieron los aspectos ]más mágicos y prácticos, a través de las visualizaciones se podía conseguir conocimiento no sólo espiritual, sino universal, o dicho de otra forma, alcanzar estados de trance y realizar viajes astrales.
Para ello hay dos formas de llevar a cabo la visualización, aunque ninguna es excluyente de la otra. Una de las maneras es visualizar el elemento que se intenta vincular a uno mismo, ya sea para obtener conocimiento, sus propiedades o ser utilizado en un ritual posterior. El otro consiste en la concentración en el símbolo del tattva interesado. También hay quienes fusionan ambos métodos.
Básicamente ambos hacen uso de la concentración, de la imaginación, y de elementos externos como pueden ser un ritmo o sonidos relacionados con el elemento buscado. Estas visualizaciones se realizan en tramos que pueden variar en duración, que se estima en unos 25 min. por tattva, pero parece que el consenso está en que la práctica total puede llegar a alcanzar las 2 horas. Todo esto depende, claro, de si se busca un efecto concreto con la comunión con un elemento, o si se pretende hacer uso de una combinación de ambos, como se expone en la doctrina de los 25 tattvas, cuyo cuadro es la imagen que encabeza este artículo. Como puede verse, la superposición de las figuras hace posible que una persona se concentre en el dibujo y no haya varios focos de atención. Además, los colores no son casuales, S. L. Mathers, uno de los fundadores de la Orden Hermética de la Aurora Dorada, tenía estudios acerca de las cromoterapias y la psicología del color. Por su lado, psicólogos como Jung oen las líneas teosofía, Kandinsky o Piet Mondrian, identificaban los patrones cromáticos y geométricos como sucesiones del punto inicial de la creación.
Exponemos aquí el sistema más estandarizado de las distintas órdenes herméticas que siguen los patrones de la antigua y de la actuales Auroras Doradas o Golden Dawn.
Tras una preparación ritual, se utiliza la imagen del tattva o tattvas interesados, sobre un fondo blanco en paño o cartón. También se puede obtener un elemento ( por ejemplo, una vela para el fuego, una copa con agua, o tal vez un cristal elemental), y realizar el pentagrama o la circunferencia correspondiente a dicho elemento, antes de iniciar la visualización.
En la visualización, la figura del tattva acaba viéndose en negativo, y en ese momento, debe entenderse que la silueta es una puerta, y que por ella debe entrar al plano astral. una vez dentro, será cosa del practicante inclinarse hacia los distintos cambios que se le ofrezcan. En el caso de varios tattvas, deberá escoger primero un camino y después el otro, dependiendo de lo que vea, oiga o sienta, o de su propia intención en el viaje astral.
No es una práctica reconocida fuera de los círculos orientalistas y las órdenes herméticas, en gran parte porque la propia Golden Dawn prefiere utilizar en la mayoría de los casos los símbolos elementales de la alquimia y el mundo occidental, en especial porque consideran que los colores (negro, rojo, amarillo y azul) y las formas (triángulos para los elementos, redondo para éter), se adecúan más al pensamiento occidental, y por lo tanto, su uso facilitaría las proyecciones.
Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
-Calle, R. A., Diccionario de Orientalismo y Budismo. TIKAL, 1999
-Cicero, C. Cicero, S. T. Golden Dawn Magic. A Complete Guide to the High Magical Arts. Llewellyn Worldwide, Limited, 2019.
-Filoramo, G. Diccionario de las religiones. AKAL, 2001.
-Prasad, R. The Science of Breath and the Philosophy of the Tattvas. Theosophical Publishing Society, 1897
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