Botánica mágica: B

21.07.2022

· Balbaga: una gramínea poácea (eleusine indica) que aparece en la literatura védica. Según los vedas, esta hierba crecía abundantemente allí donde orinaba una vaca fecunda. Es por esto por lo que era considerada una planta sagrada y con sus fibras se realizaban cestos y decoraciones para las festividades religiosas. 

· Balis: se trata de una planta legendaria, mencionada por Janto de Lidia (siglo V a.C.) y por Plinio el viejo (I d.C.) en alusión al anterior. Procede del mito de Tilo y la hierba balis, cuyo contenido original se ha perdido. La una versión que poseemos en una versionada por el poeta tardoantiguo Nono de Panópolis en sus Dionisiacas en el que se pueden rastrear ciertos paralelismos con el Evangelio de San Juan. Según el relato noniano, una serpiente dracónica estaba asolando la región junto al río Hermo, por allí pasaba Tilo, quien tras tocar a la serpiente cayó muerto. Su hermana Moria solicita ayuda al gigante Damasén, un enorme hoplita amamantado por Eris. El gigante accede y mata a la serpiente usando un árbol como arma. Otra serpiente, cónyuge de la fallecida al ver la escena se desliza hacia las montañas y regresa trayendo en la boca la hierba balis, flor de Zeus, la cual se la da a oler al cadáver de la serpiente haciéndolo resucitar. Las serpientes se fueron y Moria cogió la flor y la aproximó a la nariz de su hermano que, tras olerla, también resucitó. Se dice que el propio dios Asclepio fue revivido por esta misma planta. Existe otro mito griego de supuesta procedencia minoica, el mito de Minos y Glauco: Glauco, siendo, muere tras caer en una tinaja de miel y Minos encierra al adivino Poliido con el cadáver de Glauco afirmando que no le dejará salir hasta que logre que el niño vuelva a la vida. Encerrado, el adivino ve a una serpiente acercarse al cuerpo de Glauco y la mata con una piedra. Entonces, una serpiente que había presenciado la escena entra en la habitación con una hierba con la que revive a la serpiente muerta. Poliido, al igual que Moria, imita el proceso y consigue que Glauco resucite. Igualmente se equipara a la planta que tiene que conseguir Gilgamesh en el fondo del mar, shibu issahir amelu, «la que hace hombre al viejo» y que finalmente no logra llevársela a Enkidu pues es devorada por una serpiente. De igual forma se asocia con el amrita «no-muerte», paralelo etimológico de la ambrosía, una planta con la que se hacía una bebida capaz de conceder la resurrección a los muertos y la inmortalidad a los dioses, asociado frecuentemente con el soma. 

· Bálsamo: producto sólido o semisólido realizado con resinas, aceites, ceras, inciensos y aromas. Se utilizan en una gran cantidad de rituales mágicos en el que destaca por encima de todos el rito egipcio uep-rá («apertura de la boca»), en el cual primero se lavaba y embalsamaba el cuerpo por fuera y posteriormente el interior según se realizaba el vaciado de los órganos. Los egipcios fueron mejorando durante milenios la receta del bálsamo mezclando aceites vegetales, resinas de árboles y cera de abeja entre otros ingredientes hasta conseguir una mezcla antiséptica, antibacteriana y deshidratante. 

· Baltracán: planta de las estepas y la tundra asiática que la imaginería ha imbuido de propiedades altamente nutritivas. Dícese que es el elemento que hacía subsistir a los tártaros y a los comerciantes de la ruta de las especias durante sus desplazamientos. 

· Bambú: entre los muchos géneros y especies de las bambusoideae, generalmente entendemos como bambú el phyllostachys aurea o bambú amarillo, natural de China y que se ha expandido por todo el globo. No se ofrece al cultivo, pues sus brotes tardan entre seis y siete años en salir, pero en hábitat natural es una especie muy invasiva. La sobreexplotación de los grandes bosques de bambú ha hecho que se la haya considerado una especie protegida y reservada para la construcción, la alimentación de los osos panda y la farmacología. Esto, sumado a las dificultades de cultivo hace que ya no se use ni en decoración doméstica ni en rituales mágicos (principalmente feng shui) sino que se usan géneros distintos de plantas con características similares, siendo la principal de ellas una asparagaceae (de la familia de los espárragos) denominada dracaena sanderiana. Su madera es considerada por los indios como la más pura de las maderas, es por ello por lo que se solía utilizar en bodas y otros rituales religiosos. Los bastones mágicos de India y China se realizan con culmos de bambú de siete nudos. Los chinos lo consideran parte de los «Cuatro Junzi» (四君子): el ciruelo, el bambú, la orquídea y el crisantemo; y de los «Tres Amigos del Invierno» (歲寒三友): pino, bambú y ciruelo. En los hogares la disposición concreta del bambú se considera que purifica el hogar. Existen muchas disposiciones del bambú que, dependiendo del número, la forma y la situación representarán un deseo u otro del propietario del hogar. 

· Banana: las bananas y los plátanos, son musáceas procedentes del Sudeste Asiático (su nombre científico es un homenaje a Antonio Musa, médico de Augusto). Su cultivo en la región comienza en el I milenio a.C. su expansión por la ruta de la seda fue muy paulatino. No es hasta los siglos X-XI d.C. cuando comienzan a cultivarse en la región Mediterránea y en el siglo XVI en Sudamérica. En todos los sitios por los que ha pasado se ha considerado una fruta ligada al sexo masculino, cuya ingesta y los rituales realizados con ella mejoraban la fertilidad, la potencia sexual masculina y otros tantos y diversos problemas de la salud sexual; en paralelo a este simbolismo, como suele suceder, se encuentra el de la abundancia y la riqueza. 

· Bastón: objeto de naturaleza propiamente vegetal que dentro del pensamiento mágico se concibe con un simbolismo fálico. En el simbolismo agrícola es el falo que se introduce en la tierra para plantar la semilla. En el tarot lo encontramos como el el basto. El basto simboliza la potencia productora y generadora, tanto de vida como de riqueza, implicando un esfuerzo, fácil o difícil, mayor o menor, para conseguir los objetivos a alcanzar; por lo que se suele relacionar también con la iniciativa, la planificación y el entusiasmo de acabar los proyectos empezados. El bastón también se asocia con la producción del fuego mediante fricción muy rápida y repetida sobre una incisión alargada sobre otra madera, acto que recordaba al coito. En Europa Central y Oriental existió la costumbre de que en golpear con bastones a las personas durante el Domingo de Ramos como manera de propiciar la fertilidad, una práctica posiblemente emparentada con la februatio, en la que los sodales luperci golpeaban a las mujeres de Roma con tiras de piel de cabra durante la celebración de las Lupercales. El bastón también simboliza el rayo y el aire: en las representaciones de dioses atmosféricos se les muestra blandir los rayos como si fuera una lanza. La lanza como el bastón, pueden atravesar el aire para golpear al enemigo. Además el sonido que realizan al chocar recordaba al estruendo del rayo. De igual manera lo hace sobre el agua: el ritual de la lluvia de los guanches canarios incluía azotar al mar con varas; las horquillas zahoríes, el método adivinatorio supuestamente capaz de detectar agua y otros tesoros; el relato del Éxodo, en concreto la apertura del Mar Rojo, es la muestra de poder del bastón sobre el agua más presente en las mentes occidentales. No menos importante es el poder sobre la naturaleza. En este sentido los bastones de los pastores tenían una gran potencia simbólica: el pastor es un sabio de la naturaleza, recorre los paisajes y sabe cómo sobrevivir ante todo tipo de situaciones. Así, el bastón del pastor, tiene control sobre animales y plantas, pudiendo hacer retroceder a la fieras o hacer crecer árboles. Entre los pueblos antiguos muchos de los gobernantes fundadores fueron pastores, una analogía entre, por un lado, la potestad sobre el rebaño y la naturaleza, y el poder sobre las gentes y las leyes por otro. El bastón es símbolo de mando tanto en el gobierno civil como en la Iglesia. Dícese que San Patricio, usando el bastón de Cristo, expulsó a las serpientes de Irlanda, es tan sólo uno de los muchos santos cristianos representados con bastón. Como instrumento de castigo atemporal, es también símbolo de justicia. Y es, por último, el instrumento que utilizan los magos para trazar símbolos y círculos mágicos en el suelo, para recorrer los caminos y para realizar ritos. Así, la figura del mago es inseparable del bastón: le ofrece poder sobre los elementos, de la vida, sobre los hombres y las potencias invisibles. 

· Batraquion: planta que crece en entornos húmedos, su nombre significa rana y su traducción al latín fue ranucŭlus («ranita»). Se trata de una planta tóxica que puede producir náuseas, vómitos, mareos, espasmos e incluso parálisis. Las propiedades tóxicas se pierden con su deshidratación, de esta forma griegos y romanos la recomendaban para tratar la locura siempre que se tomase en luna menguante. 

· Baumesel: literalmente «burro de árbol», también conocido como Scheunesel, «burro de granero», es un demonio que habita en los árboles y que se dedica a raptar niños. 

· Beleño: bajo esta denominación están dos plantas con las mismas propiedades: hyoscyamus niger e hyoscyamus albus. Recibe su nombre del dios celta Belenus. En griego era denominada ύοσχύαμoς (hyoschýamos) de donde procede su nombre científico. Su nombre significa literalmente «haba de cerdo», haciendo alusión al pasaje de Odisea en el que Circe hace uso del beleño para convertir a los compañeros de Ulises en cerdos, mientras que este último estaba bajo la protección de otra planta, el μῶλυ (moly), concedida por Hermes. Suele ser conocida como planta loca, pues desde la Antigüedad se afirmaba que quienes comían de esta planta estúpido, loco y agresivo. Las hojas es donde se concentran sus principios activos, sin embargo la raíz sí resulta comestible, pero no por los sacerdotes, pues el mito decía que era una planta nacida de la sangre del Cabdiro Cadmilo tras su muerte. De hecho es una planta fuertemente asociada con el submundo, como el asfódelo y la cicuta. Con ella se rodeaba las tumbas y se cocinaban sus raíces en el banquete funerario. Pitonisas, magos, hechiceros y brujos utilizaban ungüentos de beleño y belladona para entrar en trances alucinógenos. En Delfos se quemaba esta planta, cuyo humo provoca sueño y alucinaciones, de ello deriva una de las denominaciones de la planta: Herba Apollinaris, «hierba de Apolo». Con el desarrollo de la medicina se fue perdiendo el carácter negativo del beleño. Hipócrates usaba en beleño como narcótico y como tratamiento de algunas afecciones respiratorias y neurológicas. En la Edad Media el beleño ya había perdido todo el simbolismo funerario; Alberto Magno la consideró una planta benéfica y muy útil para el tratamiento de enfermedades hepáticas. Los brujos sólo la manipulan los jueves, por ser una planta que Alberto Magno asoció con el planeta Júpiter y le atribuyen propiedades afrodisíacas y contra el mal de ojo. 

· Belladona: su nombre significa «mujer hermosa» en italiano. Hipócrates lo mencionó entre las plantas narcóticas. Los médicos de la Antigüedad lo suministraban como sedante. Por su grado de toxicidad se le atribuyó el nombre científico Atropos, el nombre de la más anciana de las moiras y la encargada de cortar los hilos de las vidas. Las patricias y nobles romanas usaban el jugo de la belladona para embellecer su piel. Fue utilizada históricamente en Italia por las mujeres para agrandar las pupilas y conseguir así una mirada más sensual. Su uso como veneno lo contrastaron en sus carnes las tropas de Marco Antonio durante la Cuarta Guerra Civil de la República Romana así como el emperador Claudio. De hecho su nombre es una deformación por asimilación del nombre que recibió: bellonaria, la planta de la guerra y por ende asociada a la diosa Belona. Su jugo se utilizaba para envenenar flechas. El vino aderezado con esencia de belladona era consumido por los sacerdotes de Belona antes de realizar las súplicas de victoria. También era consumido por las ménades antes de comenzar las orgías dionisíacas, lo cual se ha usado para explicar su agresividad durante los ritos. 

· Betel: planta piperácea (familia de las pimientas) natural de India, Sri Lanka y el Sudeste asiático, cuyas hojas suelen masticarse crudas para dejar sabor a pimienta en la boca. Suele acompañarse de areca, paan o tabaco. Según el viajero italiano Barthema (siglo XVI), cuando el sultán quería que alguien muriese le escupía tras haber masticado betel con areca por ser un veneno mortal, lo que hizo pensar erróneamente a los lectores occidentales que, en efecto, era venenoso. El misionero italiano Vincenzo Maria da Santa Caterina (siglo XVII) registró un mito etiológico del betel. Según cuenta, la planta fue traída a la tierra por Arjuna tras su viaje al cielo, de donde robó un esqueje. Es por esta leyenda que los indios justifican que siempre que deseen plantar betel, en vez de pedir un esqueje, lo roban. Según los habitantes de la isla de Java, masticar betel hace más bellas a las personas. La medicina popular India la utiliza para tratar numerosas afecciones tales como diarreas, parásitos intestinales, tos, asma y eccemas. Se han encontrado propiedades antimutagénicas entre los principios activos del betel, lo que reduce la posibilidad de aparición de carcinomas orofaríngeos cuando se acompaña con tabaco o areca, plantas altamente carcinógenas, lo cual no quita que estas dos plantas sigan sin ser recomendadas. 

· Betónica: planta de clima templado que según Plinio, si se rodea a serpientes con su flor, se comienzan a matar entre sí. Era una de las plantas de referencia para Antonio Musa, el médico de Augusto. Se cree que brinda protección contra hechizos y encantamientos. 

· Bergamota: fruto muy utilizado para la fabricación de perfumes y la aromaterapia. Por sus propiedades fotocarcinógenas ha sido prohibido su uso en pomadas, cremas y bálsamos, aunque en la medicina tradicional se siguen fabricando y utilizando. 

· Bhang: bebida india realizada a base de gāñjā («cannabis»), resultando una suerte de leche vegetal que se toma tradicionalmente durante el Holi, festival de primavera conocido en occidente como «el festival de los colores», y el Mahāśivarātri, «la gran noche de Śiva». Una de los advocaciones de Śiva es «Señor del Bhāṅg», se cuenta que tras haber ingerido un veneno primordial (el cual le otorgó la tonalidad azul que le es propia) estuvo a punto de morir. Los dioses buscaron un remedio contra el veneno hasta que Pārvatī le ofreció el bhāṅg que acababa de crear y con ello Shiva venció a la toxina. Los sādhu y las sādhvī toman bhāṅg para estimular los estados meditativos y místicos. 

· Bifolium: el bifolium o zweiblatt en alemán, es una orchidaceae que según las leyendas populares hace invisible a su portador siempre que haya encontrado la planta después de haber visto su reflejo en un espejo o en el agua. 

· Bignonia: familia de plantas también conocida como la familia de las vides trompetas por la forma de sus flores. Su morfología suele también asociarse con la vagina humana lo que hace que se utilice en magia erótica y como símbolo del amor. La especie stereospermum chelonoides recibe en sánscrito el nombre kāmadūtī «mensajera del amor». El budismo Theravada considera que este árbol fue el árbol Bodhi del tercer Buda, Saranankara, y del vigésimo segundo, Vipassi. 

· Bilva: o Membrillo de Bengala es un árbol sagrado en India usado por la medicina tradicional para tratar la diarrea y la disentería. Se han reportado intoxicaciones con bilva a causa de consumo excesivo y algunas muertes. Su fruto, similar a una pera, ha sido asimilada simbólicamente con el falo humano. Según el Aśvalāyana, los bastones de la varṇa vaiśya («casta de los artesanos») debían estar realizados con madera de este árbol. Según el Kṛṣṇayajurveda los pilares sacrificiales de época antigua eran realizados con madera de bilva. 

· Boj: como muchas de las plantas de hoja perenne, el buxus o πύξος (pýxos) estaba relacionado con el dios Hades/Plutón. Se situaba como ofrenda en las tumbas y en los rituales funerarios para propiciar la vida después de la muerte. Se trata de una planta muy parecida al mirto, la cual está dedicada a Venus. Lo dejó Teofrasto explicitado en Historia de las plantas (III, 15): «El boj no es de gran altura y su hoja se parece a la del mirto. Crece en los lugares fríos y rocosos, tal es el Citoro, donde se encuentra la principal plantación. Frío es igualmente el Olimpo de Macedonia, allí se encuentran igualmente bojes que, sin embargo, no crecen mucho». Justamente las proximidades del Citoro y la ciudad de Amastris, en la Paflagonia, tuvo que ser el hábitat natural de la planta, pues decíase en Grecia un dicho para expresar una empresa inútil que rezaba: «has llevado bojes a Citoro». Había que tener cuidado con confundir esta planta con el mirto, pues realizar una ofrenda de boj a Venus podía implicar la pérdida de las facultades sexuales según las creencias mágicas de los griegos. En Reino Unido, Alemania y los países nórdicos, en vez de palmas u olivo se usa el boj en Domingo de Ramos, pues simboliza la promesa de la resurrección.  

· Borraja: También conocida como lengua de buey, posee propiedades diuréticas, sudoríficas y antiinflamatorias. Aunque tiene cierta toxicidad, su consumo ocasional no conlleva riesgos a excepción de las embarazadas. Ciertas creencias la hacen capaz de alejar la tristeza y la depresión, otras ven a la borraja como una planta de carácter masculino que potencia el coraje. Se ha utilizado como medicamento tradicional para curar la fiebre. Por el color azul violáceo de sus pétalos ha sido utilizado como ornamento natural incluso en la cocina.

· Bötrad: latinización del nórdico antiguo vǫrðr («vigilante», «guardián», relacionado etimológicamente con el inglés medio warden y el franco wardon, siendo este último de donde derivan las formas en guard-/gard- del inglés, francés, español, italiano, etc.). Es un espíritu guardián que habita en los árboles y que tiene como objetivo acompañar al hugr («alma personal») desde el nacimiento hasta la muerte. Pueden revelarse como hamr («forma personal»). Sus atributos morales pueden ser benéficos o negativos dependiendo del contexto. Los varðir prefieren habitar árboles centenarios. Si una familia poseía uno de estos árboles tenían la obligación de protegerlos, pues de ellos dependía su bienestar. Herir a uno de estos árboles de cualquier manera era considerado una infracción grave. Algunas familias llegaron a adoptar apellidos para establecer relación directa con el árbol, es el caso de la familia del naturalista Carl Linnæus, creador de la taxonomía lineana, cuyo apellido significa «tilo». En torno a este árbol se consideraba que vivían otros espíritus, como los vættir o los rår. Tras la cristianización los varðir fueron asimilados como ángeles custodios o ángeles de la guarda, un concepto procedente del judaísmo.

Miguel Morata - mimorata.mmm@gmail.com

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