Los Cuatro Elementos en el Tarot
Entre todas las posibles interpretaciones y conexiones astrológicas y geománticas de la cartomancia, una de ellas es la que vincula las cartas a los elementos, en este caso, siendo la cartomancia un método adivinatorio más profuso en el mundo occidental, de los cinco elementos tierra, agua, fuego, viento y éter o espíritu. Al respecto encontraremos algunas variantes, así como se verá que los adivinos preparan su lugar de trabajo con los elementos presentes, para garantizar que las azarosas respuestas se encuentren en el mejor entorno posible.
Las ideas preexistentes, tanto en la filosofía, como en la cábala, como en la alquimia, sobre los cuatro elementos, cuya interrelación da lugar a la creación y a la vida, harán indispensable que, para cualquier arte que se precie, estos puedan encontrarse interviniendo en su desarrollo. El cuatro además es un número de constante naturaleza esotérica: las cuatro estaciones, las cuatro direcciones, las cuatro letras del nombre divino, las cuatro edades del hombre, los cuatro evangelistas... Si repasamos un poco la historia, comprobaremos que las correspondencias elementales en las cuestiones esotéricas han existido desde los inicios, sobre todo en astrología, que es la madre de todas las demás, en las cuales constantemente influye.
En el antiguo Tarot Aretino del S.XVI, aunque supuestamente anterior, existían los naipes que se referían propiamente a los elementos, del 20 al 23, que se correspondían con el Fuego, el Agua, la Tierra y el Aire. Sin embargo, ninguno de los tarot sobrevivientes en la práctica han vuelto a reflejarlos tan directamente. También se considera que los elementos existentes en la carta del Mago representan los cuatro elementos, de los cuales el personaje hace uso.
Pese a que la mayor importancia se da a los Arcanos Mayores por su expresión de Gnosis y sus simbolismos visuales, lo cierto es que la división de los palos de naipes o arcanos menores, que en muchos tarot modernos parecen prescindibles, siempre se ha realizado en cuatro grupos: bastos, espadas, copas y oros, o en otros juegos, tréboles, picas corazones y diamantes, y que estos cuatro siempre han sido asociados automáticamente: corazones con amor o relaciones, diamantes con dinero, picas cuestiones punzantes y aquellos que "se lanza", y los tréboles con la suerte o la firmeza de la tierra. Estas mismas imágenes se evocan en las copas, los oros, las espadas y los bastos. Y estas cuatro características se identifican, muy pronto, con los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego.
-En los Arcanos menores.
Como ya se ha indicado, las primeras y más comunes relaciones de los elementos tienen lugar con los arcanos menores. Por tanto, en muchos tarot del último siglo, que ignoran o no aprecian la existencia de los arcanos menores, esto nos ería aplicable. En los casos en que sí haya arcanos menores, éstos se organizarían en dos grupos: el grupo de los "activos" y el de los "pasivos", a veces llamados también duros y blandos, o masculinos y femeninos. Los palos activos serían las Espadas y los Bastos, mientras que los pasivos serían las Copas y los Oros.
Ello tiene que ver con la distribución de los elementos: las Espadas se relacionan con el elemento aire, y los Bastos con el elemento Fuego. Ambos elementos tienen relación con los cambios y el movimiento, y por tanto, con la voluntad. El aire se relaciona con el pensamiento y las palabras, y por ello las Espadas del Tarot transmiten mensajes, cartas, conversaciones, discusiones, acuerdos y desencuentros. El fuego se relaciona con las pasiones y el ánimo, motivo por el cual los Bastos simbolizan la pasión y la toma de decisiones.
En cuanto a los pasivos, son aquellos que el agua se relaciona con la adaptabilidad a los cambios y las emociones, por tanto, con las relaciones interpersonales, los regalos, la amistad y la familia, en las cuales uno se ve inmerso. Respecto de la tierra, que simboliza lo material, los oros harán referencia a las propiedades, el dinero y el hogar.
En concreto en el Tarot de Marsella y sus allegados, cada palo del mazo puede distinguirse una evolución positiva-negativa / par-impar, cuyo tratamiento se extenderá en futuros artículos, que ayuda a la lectura, y que en la interpretación elemental, remarcarían las características, para bien o para mal, de los elementos: citando unos ejemplos, el cuatro de copas (elemento pasivo agua), con un significado normalmente equilibrado, que se manifiesta - también a nivel psicológico- en la estabilidad de la distribución de las copas en el marco de la carta, podría indicar que "las aguas se han calmado", es decir, que la situación de tranquilidad e incluso de aburrimiento tiene lugar como culmen de una relación interpersonal llevada a buen puerto, a una paz espiritual; o que es necesario el reinicio de una relación, actividad o punto del viaje, como el ir y venir de las olas, para evitar quedarse estancado. Sin embargo, el cinco de copas, con la quinta copa introducida entre las otras cuatro bien dispuestas, indicaría una interrupción de esa estabilidad, y en su asociación con el agua, es una onda, una burbuja, algo que rompe esas aguas en aparente tranquilidad; por ello, no es una carta malísima, pero sí que anuncia un hecho inesperado y molesto, como una discusión o intromisión de una persona externa. Si ejemplificáramos con una carta activa, el cuatro de bastos (elemento fuego) indicará estabilidad en un proyecto recientemente iniciado, una buena decisión; no obstante, de nuevo en el cinco de bastos tendremos un obstáculo, una decisión mal tomada, un error.
En el caso del Tarot Rider Waite, tarot egipcio y sus seguidores, las imágenes se manifiestan aún más visualmente: el cuatro de copas representa a un individuo solitario recibiendo la cuarta copa: está tranquilo, esperando la compañía, pero bien servido; y al pasar al cinco de copas, encontramos una figura encapuchada, enlutada, que ve cómo se han derramado tres de las cinco copas de la escena, y a lo lejos un puente una ciudad, puesto que se encuentra lejos de poder comunicarse con nadie. Si vemos el palo de bastos, en el cuatro de bastos dos figuras (y más al fondo) festejan bajo una estructura de cuatro palos con guirnaldas floridas en su parte superior: es la celebración de la primera construcción, del primer éxito; el cinco de bastos, sin embargo, muestra una gran confusión, donde los palos se entrelazan y los cinco individuos que los portan no tienen un guía.
Asimismo, se considera que las cartas pueden representar la respuesta a distintos perfiles de personas que intervengan en las circunstancias o soluciones del consultante: los palos pasivos serán individuos femeninos, mientras que los activos, masculinos. También puede interpretarse, indistintamente del género, que los individuos identificados mediante cartas del palo de copas serán personas emotivas e intuitivas, y las de oros, trabajadoras, ahorradoras o adineradas; los bastos señalarían a personas enérgicas, entusiastas e incluso un poco violentas; y las espadas, a gente racional, de grandes dotes comunicativas. Esto se da con especial hincapié en los personajes de la baraja: sotas (la infancia, adolescencia y juventud, y con frecuencia mujeres), caballos o caballeros (personaje de la corte, y por tanto, el propio consultante o personas relacionadas con la consulta, con las cuales se tiene relación directa), reinas y reyes (personas adultas, mayores o con cierta autoridad).
-¿El quinto elemento?
Muchas escuelas de cartomancia consideran que el quinto elemento, el espíritu, es el adivino, el consultante o ambos, ya que es el espíritu quien incita a las cartas/elementos a manifestarse. No obstante, existe también la concepción de que, si bien los arcanos menores simbolizan los cuatro elementos naturales, serán los arcanos mayores los que simbolicen el quinto elemento, éter o espíritu, ya que sus mensajes son siempre mucho más profundos, denotadamente psicológicos, así como más contundentes. Esta indeterminación, sin embargo, provocaría la existencia de 22 cartas de espíritu, 22 energías interpretables al mismo nivel, por lo que resulta mucho más común que a los arcanos mayores también se les asocien los cuatro elementos antes vistos, pero con la particularidad de que tienen, a su vez, mayores implicaciones astrológicas, zodiacales y planetarias.
-En los Arcanos mayores
Empero, tal vez por estas diversas interpretaciones, encontramos distintas versiones de los arcanos y sus correspondientes elementos. Por una parte, tendremos quienes los organizan en grupos de cinco o siete cartas, siguiendo el orden de las mismas en el mazo, y los que lo hacen por sus características simbólicas, según lo descrito anteriormente: agua con relaciones interpersonales, tierra con lo material, fuego con la voluntad y aire con la comunicación.
Elemento fuego: El Mago, la Sacerdotisa, la Emperatriz, el Sol, la Torre, la Fuerza
Elemento aire: El Ermitaño, la Rueda de la fortuna, el Loco, la Justicia, la Estrella.
Elemento agua: El Sumo sacerdote, los Enamorados, el Carro, la Luna, el Colgado, el Juicio
Elemento tierra: La Muerte, la Templanza, el Diablo, el Mundo, el Emperador
Algunos creen que, en realidad, el Mundo y la Rueda de la fortuna contendrían en sí los cuatro elementos, y deberían sacarse de esta clasificación, pudiendo ser también el quinto elemento, e intercambiando algún otro arcano para que todos los grupos sean de cinco cartas que se correspondan con los cinco elementos.
Otra posible clasificación se basa en las asociaciones con las casas astrológicas, y por consiguiente, los elementos de los signos y planetas regentes.
De esta forma, los arcanos "pasivos" relacionados con los signos de tierra serán El Sumo Sacerdote (Tauro), El Ermitaño (Virgo), El y El Diablo (Capricornio), por sus casas zodiacales, y La Emperatriz y El Mundo, regidos por Venus y la Tierra.
Los de agua El Carro (Cáncer), La Muerte (Escorpio) y La Luna (Piscis), por sus casas zodiacales, y planetariamente, El Colgado (Neptuno) y La Sacerdotisa (Luna), y según algunos El Juicio (con Plutón).
En lo que respecta a los arcanos "activos", Los de aire, Los Enamorados (Géminis) La Justicia (Libra) y La Estrella (Acuario) , y planetariamente, El Mago (Mercurio) y El Loco (Urano).
Por último, los de fuego, serían El Emperador (Aries), la Fuerza (Leo), la Justicia (Libra) y la Templanza (Sagitario); y por planetas regentes, La Rueda de la Fortuna (Júpiter) La Torre (Marte) y El Sol (obviamente el Sol). Según algunos, El Juicio también podría estar regido por Plutón como Fuego.
Esta división de Plutón entre Fuego y Agua, y casualmente con el Juicio, se debe a que es una planeta, como Urano y Neptuno, añadido de manera tardía a las cuestiones, y considerado un planeta "intenso pero cambiante", tiene dos tradiciones que lo asocian, por su "personalidad", a uno u otro elemento.
-Los elementos, presentes en la tirada.
Muchos tarotistas consideran necesaria la presencia de los cuatro o los cinco elementos mientras se realiza una tirada, para que estos aíslen las energías de las cartas, o precisamente para que atraigan las energías del consultante y las equilibren. Entre las prácticas más comunes se encuentra disponer un tapete donde conste un pentagrama o al menos los símbolos evocadores de los elementos. Asimismo, hay quienes sitúan una vela que simbolice el fuego, una pluma o una vara de incienso que simbolice el aire, una copa llena que simbolice el agua y un cuarzo o piedra que simbolice la tierra.
Donde se coloquen también tendrán importancia. A ambos lados del consultante se colocarían el fuego y el agua, y a los lados del consultante el aire y la tierra, Esta disposición se basa en una visión tradicional paralela de los elementos en el pentagrama. Sin embargo, estas posiciones podrían rotar siempre que se mantuvieran dichas posiciones, y tampoco, debe decirse, existe una norma.
Asimismo, estas posiciones pueden justificarse, una vez más, por las consideraciones de elementos activos y pasivos. Los elementos activos se situarían a la derecha o a la izquierda de los participantes en la sesión , según se quisiera considerar o no la participación activa y la intervención de uno u otro: así, si la participación del consultante fuera directa, interviniente, sería conveniente que los elementos de aire y fuego se situaran a su derecha (o a su izquierda si fuese zurdo), mientras que si la persona está dispuesta a recibir las respuestas pasivamente, los elementos de agua y tierra se colocarían a su izquierda.
Como conclusión, sin misticismos, lo más correcto es indicar que, tal y como se entiende en la actualidad, el Tarot puede reflejar el mundo y la personalidad, la psicología, y ésta no puede sino componerse de una combinación de elementos que a su vez, sirvan de ejemplo para la manifestación de una u otra actitud ante la vida.
Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
Mosquera, J.M. Llonch Segarra, S. Ludus Triumphorum. La Historia del Tarot. Asociación Española de Tarot Profesional. Lulu. 2017
Place, R.M. The Fool's Journey: the History, Art, and Symbolism of the Tarot. Ed. Talarius, New York, 2010
Semetsky, I. Re-Symbolization of the Self: Human Development and Tarot Hermeneutic. Sense publishers, Rotterdam, 2011.
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