Magia en la prehistoria europea: manifestación, mitología y chamanismo

13.05.2025

En los albores de la prehistoria, previo a la invención de las escrituras y la transmisión de textos, las manifestaciones pictóricas en la piedra han sido la mayor muestra cultural, social y religiosa. Por supuesto, como muchos antropólogos señalaron, las pinturas rupestres son la clave del desarrollo del pensamiento mágico, en tanto que se tiene consciencia de la manipulación del entorno.

Pintura como magia simpática y manifestación

Aunque a principios del S.XIX se dudaba de la capacidad plástica del hombre del paleolítico, mucho después esta imagen ha cambiado dándole la inteligencia y psicología que se merecen. Mucho se ha hablado sobre la función de las pinturas rupestres, aunque sin duda no era artística, dados los lugares oscuros y de difícil acceso donde se realizaban, así como la insistencia en escoger un mismo lugar para representaciones concretas, superpuestas unas sobre otras.

Arnold Hauser (1951) habló en los comienzos de que estas representaciones pertenecerían a una suerte de "período premágico", de experimentación, donde se habría "comprobado" que pintando o visitando ciertas zonas de las cuevas se lograba predecir la aparición de las presas, decidiendo entonces las rocas exactas donde pintar y repintar para atraer a los animales, como si de un mapa del exterior se tratara. Estas predicciones, sin embargo, parecen mucho más probables como consecuencia de las observación astronómica y estacional, del clima, etc.

Pero Hauser creía que las pinturas formaban parte de la idea de manipulación del entorno, es decir, que la recreación de las manadas de animales hacía que las manadas de verdad acudiesen, en un acto de magia simpática: lo semejante actúa sobre lo semejante. De esta manera se explicarían los actos de "magia atemporal" donde se dibujaba una trampa para animales, o un animal rodeado de lanzas. De hecho, en varias de estas representaciones se sospecha, viendo las superficies rozadas, que de verdad se golpeaba al animal dibujado con puntas de lanza o rocas, recreando la situación del animal como ya cazado. Estaríamos, pues, un paso más allá de la magia simpática, entraríamos en el terreno de la manifestación.

La idea de manifestar deseos en magia, que parece algo moderno, en realidad puede notarse en las obras pictóricas rupestres. Más allá del realismo animal, debido a una simple cuestión de convivencia y observación, los dibujos relacionados con la caza se han entendido como manifestaciones mágicas de la misma: como hemos visto, primero se pensó que se dibujaban para "propiciar" la caza, pero los últimos estudios han revelado hipótesis mucho más interesantes, donde el dibujo no sería una mera narración esperanzadora a futuro, sino una manifestación mágica, esto es, lo que se dibuja es la realidad. Entonces, se revelaría una concepción de tiempo mágico, donde lo que se está dibujando para que ocurra, en realidad ya ha ocurrido. Una ausencia de tiempo, una trascendencia.

Los lugares escogidos para dibujar siempre se han pensado como lugares "mágicos" y espirituales, lugares que ya habrían demostrado su eficacia, de ahí el regreso a los mismos. Empero, parece que en el caso de las pinturas, había una cuestión mucho más práctica: no es solamente el lugar idóneo a nivel mágico, lo es también a nivel de conservación, pues la pintura se mantenía mejor en zonas donde no llegaban ni la luz, ni el agua ni corrientes de aire, ni erosión alguna. A causa de esto mismo, otros investigadores proponen que fueran lugares de peregrinación - de ahí el interés de conservación - o zonas donde fuera posible realizar "espectáculos religiosos" a través del ilusionismo de los volúmenes y los juegos de luces, con fines de iniciación, curaciones, narraciones tribales, etc.

A esto se une que haya restos de tacto continuado en las rocas. Además de las pinturas en negativo de manos, que suponen los primeros vestigios, encima y alrededor de las pinturas rupestres existen "halos" de desgaste de la roca, que según los investigadores se deban al contacto continuado; dicho de otra forma, se cree que las imágenes, de alguna forma, contenían la energía mágica que se creía que se transmitía por contacto directo. Esto no es descabellado si tenemos en cuenta que la idea de una imagen mágica o sagrada que bendice o sana al tocarla, o que maldice, o purifica, etc. es un continuum hasta la actualidad.

Lewis-Williams (2005) añadía que en los espacios sagrados con pinturas es probable que hubiese también iniciaciones, reuniones puntuales y otro rituales mágicos. Él pensaba que el tacto y la danza ritual ayudarían a la transferencia de la magia de las representaciones.

Los pigmentos rojos y negros resultaban los más importantes, así que enseguida aparecieron teorías acerca del valor de vida o muerte de unos y otros tonos. Empero nos vemos en la obligación de negar que estas pinturas se realizaran con sangre para potenciar su magia, ya que los restos analizados, lo que demuestran es el uso de ocre machacado.

El paso al simbolismo

Aunque a nivel de análisis artístico siempre se ha insistido en el realismo y en la lectura literal de las representaciones rupestres, hay elementos repetitivos que confirman el paso de la literalidad al simbolismo, de la mano del pensamiento mágico y la abstracción.

Entre estos simbolismos podríamos ver, en primer lugar, las deformaciones físicas con la intención de mostrar fertilidad, por ejemplo, en las llamadas diosas madre, como la Venus de Willendorf o las de Lascaux. O también, aún sin conocer su sentido profundo , la figura teriomorfa del Hombre León de Ulm. Existen múltiples restos de bisutería realizados con huesos y cuernos de animal, que no son simples "trofeos", sino que guardan una idea simbólica de sus habilidades o creencias. Esto no se pierde con la llegada de los metales, ya que se continúan representando formas abstractas o animales que no son pura estética.

Muchos estudiosos han ahondado en el folclore y las religiones antiguas como si estos conservaran, de alguna forma parte de la forma de pensar de la prehistoria. Así, muchos relacionan la idea de las cuevas como vulvas o como el vientre de la Diosa Tierra o la Diosa Madre, ya que las pinturas no se han encontrado en las partes "habitables de las cuevas", sino siempre más profundo. Además, existen varios casos en los que los animales dibujados en la roca surgen o se dirigen hacia grietas, surgiendo así más teorías, como por ejemplo, que podría tratarse también de la entrada al inframundo o al mundo de los espíritus.

Las representaciones celestes en ocasiones son muy acertadas y en otros, como el Disco de Nebra, un poco más libres. Pero más allá de las cuestiones astronómicas y estacionales, es probable que tuvieran un significado más profundo, simbólico. Sería el caso de lo que parecen ser las representaciones de la estrella o mejor dicho, del planeta Venus. Su tono rojizo y su aparición al amanecer han dado lugar a divinidades y ángeles en culturas posteriores. En la prehistoria, la conceptualización de las estrellas se muestra sobre todo en joyería, por lo que no parece que tenga mucho sentido una intención simplemente pictórica, sino en relación con los portadores o los momentos rituales o sociales idóneos para ello.

Se ha analizado también lo que podríamos llamar una mitología soli-lunar, sobre la base de las agrupaciones de los animales, por ejemplo. Así, los toros estarían relacionados con la luna, con los cuernos como creciente lunar. Esto se ha "deducido" de la repetición de tres toros juntos y una figura sin cuernos o directamente sin cabeza, que podrían representar las cuatro fases lunares, siendo la figura acéfala la luna nueva.

Por otro lado, parece que los ciervos y otros animales astados podrían ser la contraparte solar, y se los ha denominado "barcas solares". Las cornamentas simbolizarían la barca mientras que las patas se interpretarían como remos. Al igual que en otras culturas, este ciervo solar recorrería el cielo y por la noche se adentraría en el inframundo hasta el siguiente día, por lo que también podría haber tenido carácter de psicopompo, esto es, acompañante de las almas. Los ajuares funerarios con astas de ciervo darían pie a esta teoría. No olvidemos tampoco que los animales astados suelen mudar anualmente la cornamenta, lo que daría todavía más empuje a su visión cíclica

El caballo, por su parte, siempre ha presentado dualidad, ya que los caballos salvajes de entonces no son los domesticados que tenemos ahora. Por otro lado, los caballos siempre fueron un símbolo de estatus social. Aunque hay vestigios de que los caballos fueron de los primeros animales en domesticar, junto con bueyes, el caballo de las cuevas presenta un modelo por lo general libre, tanto que se lo identifica como un signo soli-lunar y de resurrección, ya que a menudo aparece en contextos chamánicos y de inframundo. Existiría una imagen de caballo "astral" o celestial, y otra del caballo ctónico o terrestre. Se han relacionado también con la fertilidad, la sexualidad y la fuerza, así como la energía vital -¿las almas?-, siguiendo patrones repetidos en varias de las culturas posteriores. No en vano, muchos de los amuletos de dientes hasta la edad de Bronce son molares de caballo.

El chamanismo prehistórico

Respecto de los animales siempre ha habido mucha discusión, ya que hay quienes apuntan a la idea del animal como tótem o como espíritu protector, ya fuera individualmente o para el grupo. Empero, uno de los "problemas" del totemismo europeo es que realmente las facetas más totémicas para la comparativa se encuentran en las estepas siberianas y en el continente americano, con sus dos consiguientes problemas: la distancia y el entorno cultural totalmente distintos y el hecho de que mientras en Europa estaban asentándose en cuevas, en América las poblaciones estaban aún en período de exploración del territorio. Sin embargo, hay tradiciones chamánicas que continúan hoy día, como los ritos de curación mediante imposición de manos.

Mircea Eliade (1976) en sus estudios sobre religiones comparadas sostuvo que en la prehistoria debió existir también un tipo de chamanismo, algo que se enfrentaba a lo que hasta entonces se entendía, una vez más, como algo alejado del continente europeo, sólo vigente en América y África, así como las estepas euroasiáticas. En cualquier caso, la clave del personaje chamánico es la capacidad de llegar a mundos invisibles, mundos que estarían representados por las cuevas y en algunas de las pinturas de las mismas. Para llegar a ver esos otros mundos, habría de entrar en situaciones de alteración de conciencia a través de trances y situaciones propicias como podría ser la oscuridad total. Al mismo tiempo, esos mundos eran representados en las pinturas, así que las representaciones de seres deformes, líneas curvas, entes teriomorfos o sin cabeza, podrían ser parte de esas visiones, traídas al mundo de los vivos para su descripción y enseñanza; igualmente, se cree en la "reutilización" de estas visiones para provocar nuevos encuentros.

Por ejemplo, parte de los "laberintos" ilustrados en las rocas no sólo de Europa, sino también del período prehistórico de otros continentes, han sido asociadas a las visiones psicodélicas de quienes consumen bebidas y alimentos alucinógenos y otros estupefacientes. Sin embargo, asimismo serían instrucciones de los caminos por el inframundo o los mundos celestes o espirituales - o incluso a las zonas sagradas de las cuevas más grandes.

Existe otra situación repetida que da pie a las teorías de interpretación chamánica, la de las figuras acéfalas. Como hemos visto un poco más arriba, se han encontrado pinturas rupestres acéfalas, sin cabeza, dibujadas así original e intencionadamente. Según Eliade y posteriormente Lewis-Williams, podrían tener relación con la muerte ritual del chamán. Pueden rastrearse varios mitos donde el chamán debe pasar pruebas de muerte y resurrección para llegar a serlo. Igualmente existen mitos de "decapitación" de la luna, dicho de otra forma, de la muerte y resurrección lunar interpretada en sus fases. Esto lo vimos en el ejemplo de los toros lunares. Las figuras humanas sin cabeza podrían ser los chamanes en su acto ritual de destrucción y descuartizamiento, para renacer posteriormente. En culturas orientales, de las que Eliade bebía mucho, esto se formulaba de manera más evidente en la muerte del toro primordial solilunar, que daba lugar al tiempo y a las estaciones, empero, en Europa no parecería algo tan sumamente evidente, si bien podría ser algún resto migratorio indoeuropeo. Los seres teriomorfos, por su parte, serían las entidades y espíritus que alcanzaron a ver y contactar, aunque el simbolismo de estos animales resulta más complejo de analizar, ya que todo se desarrolla en un mundo ajeno donde unas alas pueden simbolizar el vuelo chamánico o el terreno celeste, pero se desconoce si los hombres con cabeza de pájaro tenían una interpretación distinta. Si aún no se conocen con seguridad los significados exteriores, difícilmente se podrá dar respuesta a los interiores.

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-Jordán, J. F. "La pareja primordial y el ciervo psicopompo del Arroyo Hellín (Chiclana de Segura, Jaén, España)", Cuadernos de Arte Prehistórico, 8, pp. 54-74. (2018)

- Lacalle Rodríguez, R. Los símbolos de la prehistoria. Almuzara.

-Lewis-Williams, "La mente en la caverna. La conciencia y los orígenes del arte". Akal Ediciones, 2005

-Pasztor, E. Magic signs in Prehistory: Near Eastern Celestial Symbols in the Ancient Carpathian Basin. Archeology of Spiritualities, Springer, 2012


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