Maldiciones celtas (I). Maldiciones cantadas y habladas.

27.05.2024

Como ya hemos visto en artículos anteriores de este blog sobre la magia celta y los druidas, la magia natural tenía un gran valor dentro de la cosmovisión celta. Y del mismo modo que podían obtenerse cosas buenas, quedaba clara la dualidad de la misma en las propias historias en qué la magia tenía lugar: crear una tormenta para abatir al enemigo era bueno o malo según el bando. La magia, por tanto, podía usarse para actos considerados "malos", sin que necesariamente se tratase de magia negativa. Y con una ventaja significativa: la magia solía requerir grandes conocimientos y estudios, pero las maldiciones no, y por tanto, podían ser realizadas por cualquiera que así lo deseara.

Además, en el mundo celta cristiano, y puede pensarse que también en el precristiano, hay una concepción un poco distinta del resto de Europa sobre lo que es una maldición: existen maldiciones "justas", y maldiciones injustas:; de esta manera encontraremos maldiciones más típicas, hechas con maldad, y maldiciones que incluso los sacerdotes y obispos cristianos podían realizar desde el propio altar de la Iglesia. Nosotros nos centraremos para el artículo en las maldiciones entendidas como hechizos y conjuros con fines maléficos.

Conocemos parte del vocabulario mágico y de maldiciones por textos medievales y externos al mundo druídico como la Lorica de St Patricio, donde se nos dice que dicho rezo protege brichtu ban, gobban, druad (contra hechizos de mujeres, herreros y druidas); o brechtaib ban mberar (contra el encantamiento de mujeres) frente al brichtu drúad (contra la magia druídica), dicho en la historia de las Aventuras de Connla. Estos textos tienen componentes cristianos que hacen dudar de si estás expresiones contienen o no la "maldad" propia asociada a una maldición, o simplemente hacen referencia a magia general. Sólo del gaélico podemos extraer pisóca como la palabra más cercana a brujería.

El asunto es complejo una vez más porque la cultura celta pagana es principalmente de difusión oral. De manera que los registros escritos son foco de múltiples discusiones. Además, la mayoría de vestigios provienen de la costa occidental europea y de las islas británicas, especialmente conservadas en el folclore irlandés, de manera que se añade a la problemática el hecho de intentar reconstruir el mundo celta al completo con vestigios realmente muy limitados geográficamente .

Aunque parezca contradictorio decir que la mayoría de la maldiciones orales las encontramos en la literatura, podemos seguir clasificándolas como tal en tanto en cuanto son expresiones dialogadas, de las cuales no tendríamos vestigio alguno de no ser por estas obras. Es decir: son maldiciones que se hacían hablando, sin soporte físico, y que por suerte han quedado reflejadas parcialmente por escrito.

Mallacht, la maldición.

Por lo general, las maldiciones se reúnen bajo el nombre irlandés medieval Mallacht, que literalmente significa maldecir. Debe tenerse en cuenta que la gran mayoría de estas maldiciones son de época medieval y pasan por dicho filtro.

Tenemos maldiciones más generales que otras. Por causa de las leyendas, muchas tienen un corte y contexto épicos y guerreros.

Mallacht a gascid fair!, (Malditas sean tus armas) o Fognad dúib ág is ernbas!, (Que te alcancen el peligro y la destrucción).

En contexto cristiano, Mallacht Dé ort! (Que Dios te maldiga)

En la literatura, cuando bardos y druidas realizan hechizos invocando dioses o entes, se denomina Anáil Siabhráin, "respiración del espíritu" o "respiración para la alucinación ". (Con todo, se parece más bien a un piseóg, como veremos a continuación). Si bien, este tipo de maldición también se cristianizó, sustituyendo la entidad pagana por el diablo: Go marbhaí an diabhal tú (Que el diablo te mate).

Podemos deducir y comparar mucho vocabulario celta gracias a las recopilaciones históricas y folclóricas de los S. XIX- XX. Véase el siguiente poema en gaélico, titulado Mallachd (Maldición):

<< Thainig dithis a mach
A Cathrach Neobh,
Fear agus bean,
A dheanadh nan ōisnean.

Mallaich dha na beana bur-shuileach,
Mallaich dha na feara fur-shuileach,
Mallaich dha na ceithir saighde, guineach, guid,
Dh' fhaodadh a bhi 'n aorabh duine 's bruid. >>

(Poema 147 de la Carmina Gaelica de M. Carmichael (S.XX).)

<<Salieron dos

Desde la Ciudad del Cielo,

Un hombre y una mujer,

Para hacer el 'ōisnean'.

Maldiciones sobre las mujeres de ojos nublados,

Maldiciones sobre los hombres de ojos agudos,

Maldiciones sobre las cuatro flechas venenosas de la enfermedad,

Eso puede estar en la constitución del hombre y de la bestia>>

Aquí es la palabra ōisnean la que genera controversia, ya que parece claro que está haciendo referencia a algún tipo de ritual, conjuro o maldad, pero en el gaélico escocés significa "esquina" o rincón", y resulta complejo asociar los significados.

Otro ejemplo puede ser otro poema de la misma obra recopilatoria, en el que realmente se conjura por adelantado a "posibles" enemigos que quieran maldecir a alguien. Aquí veremos algunas fórmulas recurrentes, como Gum bu… (Que sea…), o la salvaguarda cristiana del que maldice, An ainm Dhia nam feart, a shiab uam gach olc (En el nombre Dios todopoderoso, que me protege con su fuerza).

<< Ulc a dhean mo lochd
Gun gabh e 'n

galar gluc gloc

Guirneanach,

gioirneanach,

guairneach,
Gaornanach,

garnanach,

gruam.

Gum bu cruaidhe

c na chlach,
Gum bu duibhe

e na 'n gual,
Gum bu luaithe

e na 'n lach,
Gum bu truime

e na 'n luaidh.

(... enumera una larga serie de enfermedades…)

An ainm Dhia

nam feart,
A shiab uam

gach olc,
'S a dhion mi

le neart,
Bho lion mo

luchd-freachd
Agus fuathachd. >>

(Poema 193 de la Carmina Gaelica de M. Carmichael (S.XX).)


<<Al maldito que

quisiera hacerme daño,

que pille una enfermedad

de la garganta,

globular,

espiralmente,

circularmente,

constipado,

con píldoras,

callosa y macabra.

Que sea más dura

que la piedra,

que sea más negra

que el carbón,

que sea más rápida

que el pato,

que sea más pesada

que el plomo

(... enumera una larga serie de enfermedades…)

En el nombre de Dios

todopoderoso,

que me protege

con su fuerza,

de la red de mis

rompedores y mis

destructores >>


Áer, las sátiras de los bardos

Sí, el poder de la palabra, bien conocido por los celtas, no era exclusivo de los druidas o hechiceros. Los bardos tenían un poder especial a través de su memoria y su voz, y sin duda cumplían un papel fundamental en la expansión de noticias, eventos, mitos, leyendas, y religión: de hecho, se cree que, históricamente hablando, los bardos jugaron un papel muy relevante en la expansión del cristianismo por el mundo celta en las islas, ya que sus palabras podían tenerse en la misma alta estima que las de los druidas.

Sabemos que las palabras para referirse a las canciones de los bardos y sus críticas tienen componentes relacionados con su poder mágico. Sátira se puede decir: áer, pero también se las llamaba congain comail, "palabras punzantes", y que tiene relación con el léxico utilizado en hechizos de magia simpática, como clavar alfileres en figurillas o en tablillas de maldición. De alguna forma, las palabras también podían afectar a las personas a las que iban dirigidas, no tanto en sentido psicológico como mágico, dentro del contexto de la época. Inclusive, podemos decir que las maldiciones como tal tenían un poder especial si eran cantadas, tal y como se deduce de algunas tablillas (que veremos en un segundo artículo), en las que aparece la palabra latinizada necracantum, es decir, canciones de muerte.

En otros casos, las sátiras y cuentos de los bardos, sobre todo en textos medievales, aparecen directamente con palabras claramente del mundo de la magia: túaithe como encantamiento, corrguinecht como brujería, y glám dícenn, como una suerte de maldición "sátira letal".

Piseóg

Pronunciado /pishogue/, se trata de una superstición bastante extendida hasta nuestros días en Irlanda. Es probablemente de donde viene pisóca. Se trata de breves maldiciones realizadas de noche, destinadas a absorber la suerte del enemigo. Pueden ser interesantes en un contexto de batalla o mágico, pero sobre todo acabó asociándose a las envidias entre granjeros y pueblos vecinos, considerando que un ganado o cosechas más abundantes, o un matrimonio mejor avenido, podían deberse a un piseóg intencionado. Acabó siendo algo así como el mal de ojo para otras culturas.

Para defenderse del mismo es necesario echar agua bendita o Cumann na dTrí nUisce "agua donde tres cosas se encuentran (por ejemplo tres ciudades o tres ríos) en las cuatro direcciones cardinales.

Existen también las maldiciones piseóg en las que se requiere un ritual anexo, como enterrar ciertos objetos o realizar ciertas acciones en medio de la noche. Pero de ellos hablaremos en el segundo artículo de las maldiciones celtas: escritas y físicas.

Maldiciones y tabúes

En el mundo literario también encontramos maldiciones propias de los cuentos de hadas. En ellos los protagonistas se ven limitados por algún tipo de tabú o acción que no pueden llevar a cabo a causa de una maldición que alguien les echó siendo bebés. Es el caso de Cúchulainn, no puede comer carne de perro, pero tampoco rechazar ninguna comida que se le ofrezca ; o su hijo Connla, quien no puede decir nunca su propio nombre. En otros casos, no se trata de tabúes sino de la visión de un evento importante o del momento de la muerte, lo cual los personajes intentan evitar. Recuerda mucho también al remanente en los cuentos de hadas europeos de bendiciones o maldiciones a los recién nacidos por parte de seres benéficos o maléficos.

Este tipo de maldiciones reciben el nombre de geis o geas (geisa o geasa en plural), que primero significaban rezo o guía, y que en la época medieval ya significaba "profecía".

Continúa en : Maldiciones celtas (II). Maldiciones escritas y físicas.

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-Stuart McKie. The Social Significance of Curse Tablets in the North-Western Provinces of the Roman Empire. The Open University, 2016.

-Mees, B, T, Celtic curses. Boydell Press, 2009

-Waters, T. Irish Cursing and the Art of Magic, 1750–2018. Past & Present, Volume 247, Issue 1, May 2020, Pages 113–149.


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