Paracelso (1493-1541)
Sin duda el nombre de Paracelso es uno de los más nombrados en el aspecto medicinal del esoterismo. Ello se debe sin duda a sus aportaciones como precursor de la biología y la química modernas, así como a una obra de botánica oculta (y probablemente pseudoepigráfica) que está más cerca de la herboristería y el folclore que de la magia propiamente dicha.
Pero Paracelso tocó muchos otros aspectos de la alquimia, la astrología y el esoterismo en general, como buen renacentista, y eso es lo que vamos a intentar resumir en este artículo, aunque quizá en un futuro profundicemos en algún otro aspecto u obra.
Biografía
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim nació en Einsiedeln (Zúrich, Suiza) en 1493. Su padre era médico y alquimista de afición, lo cual le influyó mucho, no sólo por cercanía, sino porque, debido a que su salud era delicada, su padre a menudo lo expuso a largas caminatas por el campo y la montaña, además de viajes por distintas zonas de Europa, que le sirvieron no sólo para reforzar su salud, sino para conocer de primera mano la variedad botánica y de remedios que se aplicaban en diversas regiones.
Paralelamente, trabajó también en las minas, siendo analista de los metales que se extraían, y con su padre dándole información añadida desde el punto de vista del hermetismo y la filosofía alquímica. Del estudio de estos metales que “nacían en la tierra y transmutaban”, desarrolló los principios de la iatroquímica o medicina química. Unido a ello fue pionero en bioquímica, al identificar que muchas enfermedades provenían de un desequilibrio químico.
Estudió en la Universidad desde los 16 años en la Universidad de Basilea y se doctoró finalmente en Ferrara. Poco después fue cirujano militar en distintos enfrentamientos que lo llevaron por toda Europa y por territorios más orientales. Entre sus “descubrimientos” estuvo el líquido sinovial, lubricante de las articulaciones, como método de cura de muchas cojeras y artrosis.
Otro de los actos más llamativos que realizó fue la quema pública de los libros de Galeno y Avicena, los cuales consideraba dogmáticos y repetitivos de teorías antiguas: para él, la medicina debía ser producto de la observación directa y su razón de ser en la naturaleza, pues comprendiendo su origen se podía encontrar el remedio. Cada paciente era diferente. Es probablemente en estos momentos cuando decide renombrase como Paracelso, que significa “equiparado a Celso”, un médico romano del S. I.
Fue el primero en especificar medicinalmente el uso de metales y minerales en los tratamientos médicos, sobre todo en jarabes: recetó mercurio contra la sífilis, y azufre y plomo contra el bocio; e identificó una enfermedad propia de los mineros, la silicosis, producida por la inhalación de vapores, que hasta entonces se atribuía a espíritus de las montañas. Más adelante dedicaría una de sus obras entera a las enfermedades de los mineros y sus prevenciones.
Se adelantó a su tiempo indicando que las enfermedades estaban “vivas”, es decir, que tenían un desarrollo de nacimiento, evolución y desaparición, como entidades, acercándose al descubrimiento posterior de los gérmenes y las bacterias.
En el campo de las plantas medicinales no se quedó atrás. Para él Dios hablaba a través de la naturaleza, de forma que en ella se encontraba la respuesta y solución a cada enfermedad. Uno de los usos de plantas más destacables fue el desarrollo del láudano, (una bebida narcótica a base de vino blanco, azafrán, canela y otras especias, junto con opio), que sería tanto para anestesiar como para calmar dolores, dependiendo de la dosis. El láudano fue muy utilizado hasta el S.XIX, donde su uso derivó como droga. También hizo uso de otras plantas tóxicas, como el beleño. Tanto para estas plantas como para el uso de metales, Paracelso estipuló la máxima de la toxicología: <<La dosis hace al veneno>>.
Murió en Salzburgo a la edad de 47 años, dejando una amplia bibliografía que haría las delicias tanto de médicos y esoteristas como de detractores, pues la ciencia renacentista, como hemos visto varias veces en este blog, nunca es el inicio purista de la “ciencia moderna” que muchos esperan encontrar en él.
Pensamiento esotérico
Visto así, parece que tenía una mentalidad empírica y científica, alejada de lo esotérico. Sin embargo, todo su pensamiento estaba imbuido de ello, como lo estaba también toda la época renacentista. hemos visto que consideraba que Dios hablaba a través de la naturaleza, pues bien, esto era dentro del pensamiento del macrocosmos y el microcosmos, del hermetismo y las interrelaciones entre toda la Creación. El cuerpo humano sería un microcosmos donde todos los elementos de la naturaleza tendrían “un reflejo”; y por lo tanto, cada uno de esos elementos sería útil para tratar una parte o enfermedad en concreto. De esta manera encontró algunas similitudes que abrieron el camino de la homeopatía, como cuando pensaba que las formas de las hojas de las plantas influirían sobre aquellos órganos con la misma forma, e igual con algunos alimentos. Es lo que se denomina teoría de las signaturas, y que después en el mundo esotérico se ampliaría como teoría de las correspondencias.
La astrología de Paracelso implicaba asimismo el reflejo en toda la naturaleza. En su obra, Astronomia Magna, podemos ver que para él el astrónomo y el astrólogo son en definitiva lo mismo: el astrólogo, siguiendo el pensamiento hermético-científico, sólo podía predecir eventos naturales. Es en esta obra donde se encuentran muchas de las declaraciones del cosmos y el microcosmos, así como de angelología y demonología, y su descripción paralela de la atmósfera terrestre y la división de los reinos celestiales. Dividía también el mundo en tres reinos a aspectos: mundano, celestial y eterno, que se correspondían con cuerpo, alma y espíritu. De alguna forma, la Astronomia Magna se ha considerado una especie de teología paracelsiana, o una suerte de ciencia de base bíblica.
Como buen hombre del Renacimiento, Paracelso era antropocentrista y renegaba de la astrología como una ciencia determinista. Precisamente entender las influencias de cada astro permitía encontrar la forma de escapar de la carta natal bruta de cada individuo, del mismo modo que los talismanes astrológicos eran capaces de desviar a las enfermedades del rumbo habitual con sus poderes, que se usaban como auxilios de la medicina. Esto, que puede parecer un poco ridículo, era en realidad bastante común en la época y lo fue durante mucho tiempo después, aunque desconocemos la opinión crítica de Paracelso al respecto. Sí sabemos que consideraba importante la recolección de minerales o plantas bajo ciertas condiciones astrológicas. La influencia de los astros era una “ley no comprendida” de la naturaleza, que debía investigarse para afinarla. Paracelso se encargó de distribuir constelaciones y planetas por el cuerpo humano y sus órganos, siendo el hombre una sydus, es decir, una constelación en sí mismo.
En lo que respecta a la alquimia Paracelso unió la alquimia práctica y la espiritual. Por una parte, estableció que los tres elementos claves de la materia son, según su Opus paramirum :
- el Azufre o Sulfuro, como principio del alma, puesto que es combustible y se expande, o dicho de otro modo, representa la voluntad.
- el Mercurio, como principio del espíritu, porque fluye, se adapta y es fácilmente volátil.
- la Sal, como principio del cuerpo físico, representando lo sólido y lo resistente.
De estos tres elementos básicos creía Paracelso que los desequilibrios o ausencias podían provocar las enfermedades y la destrucción de la materia, por ello era necesario reequilibrarlos. Del mismo modo, el equilibrio material debía unirse al espiritual, ya que un espíritu sano, es decir, una mente activa y despierta, podía llegar a conocer las propiedades secretas del mundo.
Tenemos también sus teorías de los cuatro elementos (agua, tierra, aire y fuego), que fueron sorprendentemente asociados con seres que hoy consideramos de fantasía o mitológicos. Nos referimos a las nereidas (agua), a los gnomos (tierra), a los silfos (aire) y a las salamandras (fuego). En su obra, Liber de Nymphis, Sylphis, Pygmaeis et Salamandris et de caeteris spiritibus, podemos comprobar cómo consideraba que las funciones de estos seres incansables e invisibles al ojo humano permitían el correcto funcionamiento del cosmos.
Esta cosmovisión mágica ha provocado ríos de tinta entre quienes lo consideraban un ingenuo creyente heterodoxo, y quienes lo han visto todo en clave simbólica y psicológica, como podría ser el propio Jung, que realizó trabajos sobre Paracelso considerándolo un psicólogo, adelantado a su tiempo, en lo que al análisis de enfermedades y carácter se refiere.
Las obras mágicas
Si bien Paracelso tuvo mucho de alquimia y hermetismo en sus obras, lo cierto es que su figura como mago fue más la imagen que se dio de él para echar por tierra sus trabajos, así como la enorme cantidad de textos atribuidos a él tras su muerte. La mayoría de los textos pseudo-paracelsianos son tratados que abordan la magia natural con la excusa de tener de base un pensamiento hermético o alquímico semejante al que dejaba entrever el verdadero Paracelso. El hechos de que los textos del auténtico Paracelso fueran oscuros, de lectura difícil, con vocabularios rebuscados, etc., hizo todavía más “fácil” que textos de la misma temática parecieran suyos- al menos en su época, ya que en la actualidad se distinguen mejor los estilos lingüísticos y narrativos para dividirlos.
Sin duda el más extendido es la Botánica Oculta, seguido de la Archidoxis magica. Pero la importancia no radica en si eran obras suyas o no, sino en que en su momento fueron recibidas como tales. Y esto implicó, por un lado, la denominación de “loco” por los detractores, y por otro, que una autoridad tal como fue Paracelso defendiera las ideas del esoterismo en la que muchos encontraban la verdad que les faltaba en la religión tradicional. Tanto es así que Francis Bacon diría de Paracelso que era el modelo de hombre que seguirían los rosacruces y los martinistas.
La Botánica Oculta triunfa como una de sus obras más emblemáticas en el terreno esotérico, ya que aúna la herbología médica con las propiedades ocultas de las plantas, aplicables en otros ámbitos. Si bien en esta obra se realiza un análisis de las esencias elementales yd e las influencias astrales tanto a nivel cósmico como a nivel microcósmico (el cuerpo humano), su enumeración de plantas es quien se lleva la plasma en atención, por su expresión sencilla y directa: Por poner un ejemplo, al hablar de la planta Artemisa, menciona sus usos en medicina, como tónico estimulante, como planta anti-abortiva con vino, y provocadora de la menstruación si se toma sola, etc…, pero a continuación se menciona su poder sobre los demonios y las brujas, su relevancia en la Noche de San Juan, o su predilección en las órdenes masónicas y rosacruces. Todo un manual de herbología para ambos ámbitos.
En lo que respecta a la Archidoxis Magica, se trata literalmente de un grimorio talismánico. Antes hemos dicho que el uso de talismanes estaba bastante extendido en la parte médica, y como Paracelso no había dejado nada escrito al respecto, pero sí en lo referente a la astrología, alguien supo hacer uso de ello. Se trata en su mayoría de talismanes astrológicos, cada cual imbuido del poder de un planeta o espíritu celestial concreto, y con instrucciones precisas (y complejas) para su elaboración. Actualmente se acepta que este grimorio tomó prestados talismanes de obras diversas para reunirlos bajo el nombre de Paracelso, y también, que fue la base textual para grimorios posteriores.
La obra de Paracelso, tanto auténtica como no, es inabarcable en unas pocas líneas. Confiamos, empero, que este breve resumen sirva para que se aprecie que la figura de Paracelso era, sin más, la de un hombre de su tiempo, con un gran amor por la humanidad - cualidad que él consideraba obligatoria en el desempeño de la medicina - y con una fe inquebrantable en que lo desconocido y lo invisible podía llegar a comprenderse por caminos muy diversos.
Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com
Bibliografía:
-Paracelso. Botánica oculta. Editorial creación, 2013
-Paracelso. Obras Completas. Editorial Dilema, 2015.
-Riviere, P. Paracelso. Editorial De Vecchi, 2001.
- VV.AA. Diccionario crítico del esoterismo, Akal, 2006
Artículos relacionados:
> Expo. Plantas y Brujería en la Universidad Complutense de Madrid