El libro de San Cipriano: un resumen

16.09.2025

Muchas veces en el entorno esotérico y ocultista, se habla de los grimorios antiguos como si fuesen obras de cultura general o al alcance de todos. Lo cierto es que gracias a internet tenemos muchos textos a libre disposición, pero ello no garantiza ni que sean auténticos, ni completos… y en el caso de que lo sean, nos podemos ver en el compromiso de tener que analizar los lenguajes arcaicos y los nombres desconocidos.

Por eso en este artículo vamos a hacer un breve repaso de la historia del grimorio Libro de San Cipriano y también a resumir y organizar un poco su contenido, para quienes buscan un acercamiento al mismo sin tener que adentrarse en su lectura completa.

Historia y ediciones

La leyenda cuenta que el monje alemán Jonás Sufurino, en el año 1001, subió al monte Brocken (con toda su leyenda de brujería, véase artículo), donde recibió de parte de espíritus demoníacos el famoso grimorio, en lengua hebrea, sobre pergamino virgen. Sus menciones y primeras ediciones, sin embargo, no se dan hasta el S.XVI. Tenemos las leyendas de la Cueva de Salamanca, en España, antigua capilla de San Cebrián/Cipriano, y las menciones de Cornelius Agrippa, el ocultista alemán, a libros de magia atribuidos a dicho nombre. En 1522 encontramos menciones a San Cipriano en el grimorio del italiano Mago Bruno Los secretos del Infierno, o sea, El Emperador Lucifer y su ministro Lucifugo Rofocale, donde aparecen oraciones a nombre de Cipriano para protección, así como conjuros que son prácticamente un calco de los textos que aparecerán después en las publicaciones de grimorios de San Cipriano.

No olvidemos que San Cipriano de Antioquía era hechicero antes de convertirse al cristianismo. Por ello, mientras que para los fieles creyentes es defensor contra las brujerías, para los magos es su patrón. Empero, este grimorio tuvo influencia sobre todo en Portugal y España, donde tuvo mayor difusión y uso, ya que en Francia, Italia y en la propia Alemania, de donde se suponía originario, los grimorios a su nombre no gozaron del mismo prestigio.

Por ejemplo, en territorio escandinavo tenemos los Cyprianus svarteboken o Libros negros de Cipriano, pero no tienen ninguna conexión con los originales. En Brasil, en algunos grupos de Quimbanda y Candomblé se usa como texto mágico el thesouro de feiticeiro, que no es más que el grimorio de San Cipriano con su subtítulo, tesoro del hechicero. Pero no adelantemos acontecimientos…

Como la mayoría de grimorios, las ediciones empiezan a florecer en el S. XVIII. Hay algún vestigio de textos base del grimorio atribuido a San Cipriano en los Grand Grimoire y Petit Albert franceses, de ca. 1750. El Grand grimoire, de hecho, se autodeclara un compendio de grimorios menores, por loq eu no sería de extrañar alguna interpolación.

Recientemente (año 2004) se descubrió un nuevo manuscrito que podría ser de principios del S.XVIII, el Clavis Inferni sive magia alba et nigra approbata Metratona, cuyo texto aparece atribuido a Cipriano, y que comparte similitudes con el resto. Igualmente, vemos reimpresiones de Los Secretos del Infierno, cuyos textos se entremezclan y copian. Pero hay versiones mucho más estandarizadas a la par que vemos transformaciones y atribuciones alocadas. En España, por ejemplo, los escritos del padre Feijoo acerca de los brujos de la Cueva de Salamanca provocaron un aluvión de obras mágicas con el sobrenombre de Cipriano. En Portugal, al contrario, varios Livros de Sao Cipriano, con el mismo nombre, tenían textos muy diferentes.

Entorno a 1850, proliferan los llamados Ciprianillos. Existían varios modelos de estos, algunos de los cuales supuestamente eran de uso popular entre los religiosos, sacerdotes, monjes y monjas, por contener bendiciones y oraciones para proteger los campos y las cosechas o los ganados, encontrar fuentes de agua, ayudar a curar enfermedades, males de ojo y exorcizar a pequeños demonios que irrumpieran en la vida de los pueblos. Incluso incluían algunos métodos de adivinación que podrían causar discordia en el entendimiento de la fe.

En el otro lado tenemos los Ciprianillos millonarios o tesoros, pequeños textos que, lejos de ser grimorios, son listas de lugares mágicos donde supuestamente fueron enterrados tesoros por los musulmanes, antiguos reyes cristianos o incluso los romanos. Algunos de estos textos tienen por autor a Adolfo Ojarak y tienen un claro tono burlesco, mientras que otros lo toman en serio y hasta narran las aventuras de algunos afortunados, como el modelo francés en el que un tal Victor Siderol había hecho fortuna gracias a este tipo de libros.

A finales del S.XIX tenemos los modelos de grimorio mágico propiamente dichos:

En 1885 se publica El Libro de San Cipriano, centrado en pactos diabólicos, como un modelo de la magia negra desde la óptica cristiana. Bebe de las tradiciones de los grimorios salomónicos y de los listados demoníacos como el Pseudomonarchia Daemonum de Weyer o el Catálogo infernal de Plancy. Una de las versiones más relevantes de este grimorio está atribuido a la rabina veneciana Kabina, pero todo apunta a que era un sencillo cambio de género del editor italiano Antonio Veneciano del Rabina, una forma de esconder el nombre del verdadero autor y de darle además un origen hebraico, con la importanci a nivel de magia ceremonial que ello implica.

Este texto es llamado comúnmente el Ciprianillo negro, con motivo de su comparación con el posterior "Ciprianillo blanco". En el Ciprianillo negro, se siguen las instrucciones dejadas por el Rey Salomón para dominar a los demonios, consiguiendo así invocar a Lucífugo Rofocale, el "primer ministro" del Infierno. Una vez invocado éste, resulta más sencillo que el resto de espíritus demoníacos respondan a las invocaciones y que se puedan sellar y firmar pactos, lo cual debe hacerse con sangre. Una vez aprendido esto, sólo queda saber cómo y a quién solicitar cada deseo que se tenga (riquezas, amor, destrucción, etc).

El Ciprianillo blanco, por el contrario, es uno de esos textos que utilizaban los religiosos, a los que se les ha quitado todo posible producto pecaminoso. Así, permite adivinar mediante cartas o astrología, o encontrar tesoros, pero todo en nombre de Dios y la Virgen, que los auxilian para el bienestar de la comunidad. Igualmente incluye los famosos "Vade retro, Satanas" como fórmula para purificaciones, exorcismos y protecciones. A pesar de esto, aparecen también conjuros y maleficios nigrománticos de un supuesto mago de nombre Artapherbes, cuyas finalidades son cuestionables.

El Libro de San Cipriano, tesoro del hechicero, es el título más común y el texto más extendido desde el S.XX. Y con todo, solo la primera parte es la que sería propiamente el libro de San Cipriano, ya que tras éste, viene acompañado normalmente de la Clavícula de Salomón (talismanes y exorcismos, pactos), subtitulado secreto de los sacerdotes; El Dragón Rojo (el dragon y la cabra infernal); La Gallina Negra (escuela de sortilegios);

El Gran Grimorio (francés) o pacto de sangre; y por último Magia egipcia y caldea, o en ocasiones, la Cruz de San Bartolomé.

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Contenido y resumen

Tal y como prometimos al inicio del artículo, ahora toca resumir el contenido del Libro de San Cipriano, o al menos, del modelo más estandarizado del mismo, como una forma de acercamiento sin necesidad de la compleja lectura del mismo. Ojo, tal y como hemos indicado en el párrafo anterior, vamos a analizar SOLO EL LIBRO DE SAN CIPRIANO, y no el resto de los textos que suelen ir anexados.

En la primera parte tenemos una pequeña introducción con la historia de Jonas Sufurino y la entrega del grimorio por parte de la corte infernal, seguido de algunas advertencias.

A continuación, se exponen los conocimientos y herramientas necesarias para llevar a cabo la práctica de la hechicería.

Entre las herramientas mágicas que menciona podremos encontrar algunas que se continúan usando en la magia ceremonial y natural hasta nuestros días.

- cuchillo de mango blanco

- cuchillo de mango negro

- espada

- puñal con mango de cuero negro

- lanceta de acero

- aguja

- pluma del auca macho (nombre que se da en algunas zonas del noroeste de España a las ocas y los gansos), sacrificado el día de Júpiter a las doce de la noche con luna llena, destinado a Adonai (típica complejidad de los grimorios tradicionales para una consagración del objeto en cuestión. Curioso que el sacrificio se destine a Adonai, que significa "Señor" y es uno de los apelativos del Dios judeocristiano, ya que si bien es frecuente en invocaciones, lo es menos como objetivo de un sacrificio animal de tipo "judío o pagano")

- varita mágica de avellano silvestre, cortada de una rama con el cuchillo de mango blanco a la salida del sol.

-varilla misteriosa, recogida en día jueves de juncos a la orilla de un río, de cuatro pies de largo; deberá tallarse en uno de sus extremos una cabeza de serpiente y "bautizarla" con sangre de un cordero que se sacrificará para la ocasión en un círculo de sal.

Puede comprobarse que hay tradiciones que han pervivido a través del folclore, como la magia de la luna llena, la sacralidad del avellano, o la protección con sal. También los cuchillos de diferente mango, o la espada y las dos varitas, de uso corriente en la magia ceremonial.

Prosigue describiendo el atuendo del mago: debe vestir una túnica interior de lino blanco, mientras que la túnica exterior y gorro de lana. Ambos tejidos se han considerado siempre símbolo de pureza. Los zapatos deben ser de piel de cordero blancos.

En el gorro y los zapatos se escribirán con la pluma del auca y una mezcla de cinabrio como tinta, los nombres Jehová (atrás) Adonay (cha), Eloy (izq) y Gobro (delante).

Indica asimismo cuáles deben ser las cualidades esenciales que debe poseer el mago para ser tal y por lo tanto, que lo que contiene el grimorio funcione). Lo describe como tres fases: deseo, perseverancia y dominio. En otras palabras, es necesaria verdadera vocación, atención al detalle y secretismo, no contarlo a nadie que no sea mago o estudioso,l además de, obviamente, ser discreto y constante.

Encontramos en el Libro de San Cipriano una descripción de cómo habilitar un lugar para realizar las ceremonias mágicas. Dice que debe ser un lugar cerrado, con dos ventanas, una en el este y otra al oeste, y que las paredes deben estar cubiertas de tela nera. Igualmente, ni muebles, ni vigas, ni ningún otro objeto debe dar lugar a formas semejantes a una cruz. Tanto el lugar como el mago deben purificarse con agua de rosas y lirios de Florencia.

Para terminar este apartado, indica la forma correcta de realizar tinta para los pactos demoníacos o escribir oraciones, etc. Se debe mezclar agua de río con el polvo de huesos de albérchigo (albaricoque) carbonizados, hollín de chimenea, nueces, goma arábica, ramas de helecho recogidas en la Noche de San Juan y carbón de sarmiento. Como puede comprobarse, estos elementos son naturales y simbólicos: el albaricoque, por proceder de un árbol andrógino que se fecunda a sí mismo, se considera un fruto protector y profético; las nueces son igualmente protectoras; las brasas de la chimenea evocan el fuego; los helechos de San Juan se decía que ayudaban a la invisibilidad, a localizar tesoros y a ahuyentar o atraer espíritus, etc.

Todo esto debe mezclarse y hervirse por cinco noches, invocando cada vez que se encienda a los espíritus, y cuando esté terminada, se dejará a la luz de la luna menguante una noche más. Llegado el momento de usarla, se le deberá agregar dos gotas de sangre del dedo corazón de la mano izquierda, pinchado con un alfiler nuevo, para que pactos y conjuros queden sellados.


En el siguiente capítulo, el grimorio hace unos apuntes sobre las horas y virtudes de los planetas. En el blog tenemos un artículo centrado en la forma estandarizada de repartir los planetas y calcular las horas planetarias.

Según el Libro de San Cipriano, cada día/hora está regido por un planeta y un espíritu:

Hora 1 Espíritu Solday, planeta Saturno, día sábado

Hora 2 Espíritu Zener, planeta Júpiter, día Jueves

Hora 3 Espíritu Madime, planeta Marte, día martes

Hora 4 Espíritu Zemen, "planeta" Sol, día domingo

Hora 5 Espíritu Hoyos, planeta Venus, día viernes

Hora 6 Espíritu Cocao, planeta Mercurio, día miércoles

Hora 7 Espíritu Zehac, "planeta" Luna, día lunes

Según este grimorio, los días y horas de los planetas Saturno, Marte y Venus son los mejores para hablar con espíritus; los días y horas de Mercurio son propicios para descubrir cosas robadas, tesoros, minas, fuentes de agua; los días y horas regidos por Júpiter son los mejores para nigromancia. La luna y el sol son siempre propicios y uenos para cualquier acto mágico.

Llegamos al capítulo de los experimentos. Es curioso que los denomine así, ya que realmente para los lectores la sensación que da es que se trata no de hechizos propiamente dichos, sino de breves intentos para confirmar la eficacia, y algunos de los cuales nos resultarán incluso ridículos por su praxis. Incluye un experimento del vuelo, para invisibilidad, para amor, para gracia y agrado, para odio y destrucción

Antes de comenzar cualquier experimento o hechizo, se indica que se deben perfumar los instrumentos mágicos y realizar un llamamiento a Adonay, que ya vimos que es una forma de apelar a Dios, pero que aparece aquí como un Dios regente del orden cósmico más cercano a las visiones neoplatónicas o herméticas.

<<Oh, admirable Adonay, que reinas y moras en todo lo creado, árbitro soberano del sistema planetario, humildemente imploro tu protección en esta hora suprema (...) accede a mi ruego (...) te ofrezco a cambio de tu servicio todo cuanto soy y valgo, y hasta la sangre de mis venas, si de ella quieres disponer, poniéndola por sello de nuestro pacto y eterna amistad>>

Ahora sí, se puede comenzar con los experimento. El primero de ellos es el de vuelo. Según el grimorio, debe realizarse después de las doce de la noche, invocando los espíritus de Atha, Milech, Nigheliona, Assermaloch, Bassamoin, Eyes, Saramelachin, Baarel, Emod, Egen, Gemos, y señalando con la espada en la mano izquierda a los cuatro puntos cardinales…

<<Jot Jot Jot, ordena a los espiritus que cumplan mi deseo…>>

Los nombres mencionados comparten similitudes con los nombres de otros espíritus de ángeles y demonios hebreos, así como reminiscencias de alguno de los visto en los papiros mágicos. La palabra Jot puede que haga referencia a algún nombre secreto de Jehová, ya que parece tener poder sobre los espíritus para obligarlos a obedecer.

Señalar los cuatro puntos cardinales es algo común tanto en la magia ceremonial como en la magia natural y las religiones neopaganas actuales, muy probablemente es un rito clásico con siglos de antigüedad.

Tras recitar y apuntar con la espada, se deben cerrar los ojos, y en ese instante se comienza a levitar. Una advertencia que a día de hoy nos hace reír es la siguiente: no se pueden abrir los ojos mientras se vuela, o te caerás. Se entiende que por voluntad de los espíritus ellos te llevarían en volandas allí donde solicites, pero esto no aparece escrito ni dicho en ningún lado, de modo que se quedará en una suposición.

Para parar de volar, deberá decirse <<cese ya mi viaje y reposen mis pies en el mismo punto>>. De esta manera parece que al volar regresas al mismo punto, pero entonces, ¿ha sido un vuelo vertical? ¿son solo los restos del experimento, y nos falta la parte en que se explica el desplazamiento, que sería lo realmente útil? Puede que nunca lo sepamos…

El segundo experimento resulta más interesante: invisibilidad.

Para ello es necesario invocar a otros espíritus: Scaboles, Hebrion, Elde, Erimgit, Baboli, Cemitrien, Metinoboy, Sabaniteut, Heremobol, Cane, Methe, Batuli, Catea, Timeguel… <<que por vuestra mediación pueda yo ser invisible>>.

Después se hace una segunda invocación en nombre de <<Lucifer, vuestro soberano señor (...) fiat, fiat, fiat>> Fiat en latín significa: "sea" o "hágase".

Luego tiene lugar de nuevo el ritual de la espada señalando los cuatro puntos cardinales, y también se hace lo mismo con una copa de vino, que simboliza sangre. Tras ello, prosigue:

<< cubrid mi cuerpo de fluido misterioso, que vosotros poseéis, para que ningún ser vivo pueda verme>>

El efecto es temporal, pudiendo solicitar a los espíritus, como al volar, que se detenga el conjuro. Empero, nos queda la duda, ¿qué fluido es ese que poseen los demonios para ser invisibles? ¿algún tipo de icor divino, o algún tipo de plasma? Desde la Edad Media se consideraba que los espíritus eran de naturaleza invisible, y que por eso requerían poseer animales u objetos para hacerse notar. Este grimorio parece indicar que es sólo parte de una de sus tretas…

Para el experimento o hechizo de amor, el ritual debe realizarse en horas de Venus o de la luna, invocando a los espíritus de Noga, Ies, Astropolim, Asmo, Cocav, Bermona, Tentator y Soigator, ministros del amor y del placer… Ministros infernales, se entiende. Por otra parte, "tentator" es simplemente tentador en latín, no guarda ningún misterio.

Para realizar el conjuro se hace una figura de cera virgen de la persona a hechizar, escribiendo en el pecho y el vientre de la figura lo que se quiere obtener de ella (amor, atención, sexo, favores, amistad…)

Con esta figura se señala a los cuatro punto cardinales invocando los nombres de los reyes demonio que los gobiernan : el Rey Pavmon, que gobiernas la parte occidental del universo, Egim del imperio helado, Asmodeo del mediodia, Aymemon de oriente. Estos nombres están extraídos de demonología del Gehena, el infierno judío.

Después, la figura debe disponerse bajo la cabecera de la propia cama durante tres días, tiempo en el cual se deberán ver los efectos del hechizo, si fue correctamente efectuado.

El experimento de "agrado", debe hacerse en los mismos días, que los del amor, invocando a Adonay, escribiendo el deseo con la tinta mágica, en un pergamino que se dobla cuatro veces y se pincha con un alfiler para llevarlo siempre en la ropa interior, sobre el corazón.

Para ritos de odio, el demandante debe estar purificado y pidiendo algo justo. No se debe actuar por simple envidia o rabieta, sino por un mal recibido que debe ser vengado y equilibrado.

Se invoca a los espíritus Usore, Dilapidadore, Tentatore, Soignatore, Devoratore, Consitore y Seductore, nombres transcritos del latín o el italiano con significados tan claros como las palabras mismas (recordemos que este grimoiro se expandió especialmente en Portugal y España, países que comparten gran similitud lingüística con el italiano y el latín como para entenderlos)

Estos nombres deben ser grabados también en una figura hecha de cera, barro o pasta blanca (¿yeso?), recitando:

<< es mi deseo que por vuestros nombre que he grabado en las figuras, penetréis en su cuerpo y hagáis uso de vuestras dotes infernales…>>

Tras ello, la persona quedará "poseída" y manipulada. La figura debe esconderse en un armario oscuro donde no sea vista ni descubierta accidentalmente, pues en ese momento el hechizo se rompería. Por otra parte, cuando se desee finalizar el hechizo porque se considere que la venganza se ha cumplido lo suficiente, se puede liberar el cuerpo del afectado mojando la figura en agua de río, y solicitando a los espíritus que salgan de la figura, para después, quemar la figura para que no regresen.

En su parte final, el grimorio Libro de San Grimorio termina dando algunas explicaciones acerca de los experimentos o hechizos anteriores.

Por ejemplo, indica que el cielo debe estar sereno y despejado siempre que se quiera trabajar con los espiritus celestiales, mientras que son mejores los climas tormentosos para los espíritus terrestres.

Un apunte interesante es que señala cómo se pueden manifestar los espíritus mediante los elementos, de formas sutiles, una vez han hecho acto de presencia: dicho de otro modo, este grimorio no aspira a visualizar a los demonios o espíritus con sus formas corpóreas, sino que cree en su esencia invisible. Entonces, tendríamos que fijarnos en el punto cardinal donde se da la posible manifestación, y en los elementos mediante los que se pueden manifestar:

Oriente es el lugar de los espíritus del aire, el Sur es donde habitan o por donde vienen los de agua, el Norte es el hogar de los espíritus de Tierra, y de Occidente vienen los de fuego.

¿Ha entrado una brisa en la sala? ¿El fuego de la chimenea se ha avivado? ¿Algún objeto se ha caído, en qué dirección? Convierte, de esta manera, la sala completa en un microcosmos mágico donde la presencia de los espíritus y del mago no es simplemente conversacional, sino sensitiva.

Pietro V. Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com


Bibliografía:

- Libro de San Cipriano, tesoro del hechicero. Ed. Maxtor, Valladolid.

- Missler, P. Las hondas raíces del Ciprianillo. 2ª parte: los grimorios; Culturas Populares. Revista Electrónica, 2006


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