Hierba de San Juan. Leyendas, rituales y medicina.

15.06.2023

Aunque a mediados de junio la búsqueda de Hierba de San Juan aumenta notablemente, los herbolarios y tiendas esotéricas la tienen siempre a mano, conocedores de sus propiedades. El verdadero nombre de la Hierba de San Juan es Hypericum Perforatum, nombre con historia griega y latina. La traducción más común de Hypericum es "más allá de la imagen" (según algunos, "más allá de lo imaginable"), y Perforatum, "perforado" o "transparente". La tradición grecorromana nos dice que se llama así porque se ponía gr. hyper, encima de las imágenes religiosas (gr. eikon, de donde viene icono).

La ciencia nos dice que el nombre se debe a que "se puede ver más allá de sus hojas", ya que éstas, puestas a contraluz, dejan ver los agujeritos donde se encuentran sus glándulas aceitosas: por ello, si se aplastan o estrujan la planta y los pétalos, deja restos de color rojizo muy fácilmente. Por supuesto, no faltan quienes le dan un aire mágico al nombre de "más allá de la imagen", como sinónimo de videncia.

El nombre de Hierba de San Juan es medieval, entorno al S.IV. Los autores medievales decían que florecía en la noche del solsticio, pero que "sangraban" en la festividad de la Degollación de San Juan, el 29 de agosto. Sin duda esta sangre eran los aceites.

En cuanto a los puntitos de sus flores y hojas, se contaba que el Diablo, viendo que los Templarios, por otro lado siempre devotos a San Juan Bautista, se curaban de todas sus heridas y enfermedades con el hipérico, tuvo una rabieta, cogió una aguja y empezó a pinchar la flor.

El hipérico crece en climas cálidos en todo el mundo, aunque es originaria de Eurasia. Su mayor etapa de floración se produce a finales de primavera y principios de verano, y por ello está vinculada al solsticio de verano (21/22 de junio), cercano a la fecha de San Juan (23/24). En realidad es una planta perenne, si bien es cierto que son sus flores amarillas las que la hacen llamativa. En la época de floración es cuando sus principios activos están más altos, por lo que el conocimiento popular compartía la razón medicinal.

Usos mágicos

Si se tiene la oportunidad, se puede acudir a recoger la hierba en la tarde del 23, y meterla en un recipiente con agua recogida de siete fuentes, junto con otras plantas (para sumar un total en siete, que varían según la tradición), y que se dejará a la luz de la luna de esa noche.

Las siete hierbas más comunes son: Hipérico, para alejar a los demonios; Helecho, para proteger el hogar; Romero, para purificar el hogar; Malva, para el buen humor y suavizar el carácter; Hinojo, para el mal de ojo y las envidias; Hierba Luisa, para el amor y la amistad; y Retama, para las malas energías. Algunas de estas son cambiadas por Rosa, Sáuco, Codeso, Hiedra, Verbena, Artemisa, lavanda, mirto, ruda... dependiendo de la región y del interés esotérico.

A la mañana siguiente, ese agua se utiliza para lavarse la cara, ganando belleza y salud, así como protección. Por esto último, muchas personas prefieren realizar un baño de hierbas completo, o infusionar la hierba de San Juan y usarla para tomar y para lavarse, además de lavar también la casa o los amuletos. La hierba de San Juan se considera protectora contra el mal de ojo y las malas intenciones, así como aleja malos espíritus, por lo que en la Edad Media recibió el nombre de Fuga Daemonum.

Si uno decide lavarse la cara por la noche, antes del amanecer, no deberá mirarse en ningún espejo hasta que haya salido el sol. De otro modo, podemos enviar todo nuestro espíritu al otro lado (recordemos que esta noche se "abre" la puerta del mundo mágico), y nuestro ritual no sólo no tendría sentido, sino que podríamos atraer lo contrario.

Quienes tienen la oportunidad de recogerla fresca, a veces llevan a cabo el ritual de "hacerla sangrar". La leyenda cristiana cuenta que esta flor nació de las gotas de sangre que cayeron de la cabeza decapitada de San Juan Bautista, y que por eso sus hojas sangran. Como ha podido leerse antes, las glándulas de las hojas desprenden un color rojizo, y aquí se encuentra el origen de este mito. El ritual consistiría en exprimir este jugo, ya sea para pintarse las manos, la cara o el cuerpo con él, o, más sutilmente, preparar aceite esencial. Untada con esta "sangre", la persona practicante de magia aumentaría todo su potencial, siendo capaz de realizar hechizos complejos sin peligro de los espíritus que esta noche cruzan las puertas entre mundos. También se utiliza el aceite para escribir hechizos o deseos, o símbolos mágicos sobre objetos mágicos o valiosos.

Las hierbas de San Juan se pueden colgar boca abajo en un ramo y dejarlas secar, para colocarlas cerca de la puerta de casa. Algunas personas usan el mismo ramo que pusieron en el agua. Existen variantes del ramo de San Juan, en uno de ellos sólo se usan el hipérico (obviamente), siempreviva, ramas y hojas de nogal, y flores y ramitas de uva de gato (sedum album). Otro modelo de ramo incluye hipérico, trébol, saúco, espino y cardos. Estas dos últimas hierbas ahuyentan con sus pinchos a los demonios y otros entes malignos.

Estos ramos deben quemarse en la hoguera del años siguiente, y pueden adornarse con cascabeles y campanillas y pasearlo por la casa y las calles, o bailando alrededor de la hoguera, para asustar a los demonios con el jaleo. Pero antes de ser quemada, a lo largo del año pueden tomarse sus flores y hojas para distintos rituales.

Por su color amarillo, la hierba de San Juan se ha relacionado con el Sol y también con el Oro. Se pueden guardar flores o la misma hierba en un sobrecito o saquito, a veces con laurel, y ponerlo bajo la almohada o bajo el colchón, para atraer la prosperidad.

Si lo que se busca es el amor, se puede hacer lo mismo con hierba de San Juan y otras hierbas amorosas como la rosa, la verbena, canela, jengibre, milenrama...

Asimismo, la hierba de San Juan, normalmente cuando ya está seca, se puede guardar en saquitos de tela que se puedan llevar en bolsos o mochilas, colgar en algún lugar de la casa, para atraer la suerte y protegerse. Según otros, puede solicitarse un deseo, y quemar esas hierbas al año siguiente.

Quemar las hierbas en un caldero o incensario, o realizar atadillos con las hierbas de San Juan es otra buena opción, utilizada sobre todo para purificar la casa en cualquier época del año.

La hierba de San Juan se usa con frecuencia para vestir velas de buenos deseos, y para quemarse junto a otras hierbas e inciensos. Como se vio en otros artículos, en la vela pueden quemarse las cosas malas o pedir deseos, y la cera después debe ser tirada a una corriente de agua o enterrada. Si se participa en las hogueras, se puede prender fuego a las plantas (muchos agricultores continúan haciendo ramos de esta y de otras hierbas y rodean las cosechas para protegerlas y garantizar los frutos) o arrojarlas a la hoguera pidiendo deseos y bendiciones.

La Noche de San Juan es también un momento propicio para la adivinación, ya que desaparecen los velos entre mundos y todo resulta más claro.

Al pasear por el campo la víspera de la noche de San Juan, pueden preguntarse cosas al aire, cerrar los ojos y pasar la mano por las hierbas, tomando unas cuantas, contando después el número de flores o pétalos. Esto se hacía antiguamente en los pueblos para conocer los años que faltaban para casarse o el número de hijos.

También se recogen flores y se dejan en lugares concretos, formulando deseos. Si pasada la noche la flor sigue fresca, el deseo se cumplirá, mientras que si se ha secado, la respuesta será negativa.

Con el humo de las velas o quemas y con los posos de las infusiones se intenta averiguar el futuro (ver artículo sobre taseomancia). También se hace con las formas que las hierbas puedan haber tomado en reposo (al fondo o flotando) en el agua dejada a la luz de la luna, o incluso cogiendo un puñado de hierba triturada y echarla sobre una superficie lisa, para intentar ver las formas que aparecen.

Usos medicinales

El hipérico se ha utilizado para múltiples propósitos desde la antigüedad, pero el más común en la actualidad es como antidepresivo. En dosis controladas, esta planta calma la ansiedad y mejora el estado de ánimo, aunque tiene muchas contraindicaciones que deben revisarse antes de tomarla, por ejemplo, es una planta abortiva. Sin embargo, no cabe duda de que tuvo usos como excitante o como calmante.

El hipérico es también antiinflamatorio y cicatrizante (sobre todo en aceite, como el que vimos antes), además de ayudar con problemas circulatorios y digestivos. Estas propiedades y las anteriores ya eran conocidas en el mundo mediterráneo antiguo, como demuestra el texto de Dioscórides(S.I), transmitido aquí en una traducción española desde el S. XVI:

<<El hipérico, llamado ambroseno de unos, de otros corio y camepitys por otros, que quiere decir pinillo, porque su simiente huele a resina de pino...Tiene facultad de mover la orina, y aplicado por abajo provoca el menstruo. Bebido con vino extermina las tercianas y las cuartanas. Su simiente bebida por una cuarentena de días, cura la ciática, y las hojas con la simiente aplicadas en forma de emplasto, sana las quemaduras del fuego>>

Una leyenda de la antigüedad exponía al Rey Mitrídates IV (S. II) creando antídotos herbales entre los que se incluía el hipérico. La misma leyenda, transmitida por el poeta E. Housman (S.XIX), nos cuenta que el rey Mitrídates fue envenenado en múltiples ocasiones, y sin embargo, comía y bebía lo envenenado sin inmutarse. Tan famosa se hizo su resistencia que la mezcla de hierbas recibió el nombre de mitridato, y aunque la hierba de San Juan no puede considerarse, ni mucho menos, el ingrediente principal (apenas 20 gr para el desarrollo de 1kg de antídoto), su renombre en la antigüedad era notable, perdiéndose sólo con el avance de la medicina y la comercialización.

Estudios modernos han demostrado que el hipérico puede actuar sobre el hígado, lo que habría provocado que el famoso Mitrídates desarrollara una mayor velocidad de sintetización y filtración, que anulará los efectos de los venenos.

Pero tal y como vimos en los rituales, casualmente su uso en infusión o alimentos es ínfimo. Esto se debe al conocimiento de su toxicidad en altas dosis. En infusión, por ejemplo, su dosis debe ser controlada no excediendo de una cucharadita por litro, y no más de tres tazas al día. Los efectos de sobredosis más notables son fotosensibilidad, incluso alergia al sol, y un aumento de la corriente sanguínea que provoca hinchazón de los miembros del cuerpo (aún más si se ha recibido sol). Como ya se dijo, es abortiva y en los casos de depresión, puede interactuar negativamente si ya se están tomado otros antidepresivos. Tampoco se recomienda con inmunodepresores. Por supuesto la toma en infantes no está recomendada.

No obstante, en este mundo cambiante, difícil y desequilibrado, para muchas personas, incluyendo médicos, el Hipérico podría convertirse en la solución del S. XXI para sobrevivir en, al menos, las primeras etapas de la depresión. De esta forma, parece que el hipérico aún mantiene tanto su uso medicinal como su "magia espiritual".

Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:

-Flores Arroyuelo, F. J. Diccionario de supersticiones y creencias populares. Alianza ed. 2000.

-Kynes, S. Plant Magic. A year of Green and wisdom for pagans and wiccans. Llewellyn worldwide, 2017.

-Frazer, J. La Rama dorada. Estudios de magia y religión. Fondo de Cultura económica, 2015


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