Rituales lunares: fases, esbatarios y astrología.

31.08.2021

Los rituales a la luna son un modelo de esoterismo y magia naturales relacionados con los ciclos de renovación que evoca la luna, así como el tiempo sagrado, determinado por los cambios visibles en la naturaleza, y que siempre son señal de renacimiento. Eliade (1974) decía que el ser humano recuperaba con la luna una consciencia vital, y una conciencia de destino cósmico de muerte y resurrección, que le hacía partícipe de la red cósmica. Los ritos lunares no son algo exclusivo del ámbito mágico, ya que tienen equivalencias en muchas religiones y culturas, como pueden ser los nativos norteamericanos o los festivales orientales que siguen los calendarios lunares o solilunares, así como otros muchos ritos agrarios. Después de todo, el ser humano siempre ha sido consciente de la influencia de la luna en las aguas y en las cosechas, y por consiguiente, la fertilidad, así como es vaticinadora de los cambios de estación y meteorología a través de sus tamaños y colores. Asimismo, su estrecho vínculo y paralelismo con la menstruación y el embarazo han propiciado la imagen de la luna como divinidad (da igual si masculina o femenina) que ejerce gran influencia sobre las mujeres.

Por ello no debe extrañar que los rituales relacionados con la luna tienen su mayor ejemplo y difusión en la wicca, al encontrarse en auge propagandístico y tener una diosa claramente lunar, y a las culturas mediterráneas en las que la luna es una divinidad femenina, como el mundo grecolatino con Selene o Ártemis-Diana, o la triple diosa Ártemis-Selene-Hécate, que ha pasado en el tiempo a ser también la triple diosa de las tres edades que, después de todo, son también reflejo de fases lunares.

Por otra parte, la luna cumplía ya con una función mística de renacimiento, que la convertía en la medidora del tiempo de los ritos, y en especial, de los ritos de iniciación, en los cuales el nuevo adepto "muere" y resucita como miembro de la comunidad y creyente en una nueva fe o tradición. En algunas tradiciones antiguas era también la guía de los muertos, precisamente por ese simbolismo. En contraste, cabe señalar, como hace Aguiar (2010) que en el neopaganismo y esoterismo moderno, la luna sigue tradiciones de culto celta, y sin embargo, con la excepción de la Wicca diánica y paganismos locales, la mística lunar indo-oriental, señalada por Eliade, o los propios ritos lunares agrarios de Latinoamérica quedan a un lado.

Para analizar los rituales a la luna haremos dos distinciones principales, que serán las fases lunares y las doce lunas llenas del año. De esta manera podremos comprobar cómo los practicantes de este culto lunar o que realizan prácticas esotéricas con la mediación de la luna utilizan elementos recurrentes y simbólicos para desarrollar sus rituales. A esto debe unírsele la práctica astrológica, es decir, el conocimiento de los movimientos lunares y su "interacción" con los planetas o las constelaciones, que aportan a la luna un influjo concreto que, en la creencia esotérica, se espeja en el mundo terrenal.

Debe advertirse que hay una práctica mayoritariamente femenina, dadas las características mencionadas anteriormente. Por tradición de brujas, sacerdotisas, o simples ritos de fertilidad, la participación femenina es indiscutible, así como el uso de estos rituales para hechizos relacionados con la sexualidad o el amor. Sin embargo, hasta la fecha, salvo ciertos grupos separatistas, no existe ninguna imposibilidad por parte del género masculino para practicarla, por lo que se entiende que, si bien la luna puede "influir" más en ciertos aspectos femeninos, el practicante masculino tiene la misma libertad de realizar sus rituales con el mismo éxito.


-Los rituales en distintas fases lunares.

Como se dijo anteriormente, las fases de la luna evocan para el ser humano desde tiempos inmemoriales las distintas fases de crecimiento, plenitud, vejez y muerte-renacimiento. Pero no sólo eso, sino que los trabajadores de la tierra rápidamente percibieron cómo estas fases podían influir también en el tipo de producto idóneo que plantar, en relación con el fluir de la savia. De esta manera, en luna nueva es conveniente plantar alimentos de gran raíz, como zanahorias, nabos o rábanos, ya que la savia se moviliza hacia la base de la tierra y las plantas, así como para semillas de crecimiento rápido. En luna creciente, la savia comienza a subir, por lo que es propicio plantar alimentos de hoja, como lechugas, acelgas o espinacas. En luna llena, La savia sube al máximo, por lo que los frutos como tomates o pimientos y otras plantas más altas con fruto son las idóneas para plantar en este momento. En la luna menguante, la savia baja, quedándose al mismo nivel que en luna creciente, por lo que será igualmente buen momento para hortalizas de hoja y semillas de crecimiento lento.

Junto a esto, el cuarto creciente se considera el mejor momento para abonar y trasplantar, y el cuarto menguante, idóneo para eliminar malas hierbas. Del mismo modo, se considera que la luna nueva es un buen momento para rituales relacionados con la renovación, con el inicio de alguna nueva tarea, trabajo, hábito. La luna creciente afianza el crecimiento espiritual o material, y la luna llena sería el momento idóneo para recoger los frutos de los trabajos iniciados, para obtener beneficios y acaparar energías. En la luna menguante, los rituales estarán destinados a eliminar lo malo o innecesario, para dejarlo ir y purificarse. Y así, cada mes, se pueden renovar las esperanzas y dedicaciones. Por supuesto, cada practicante puede apelar a cada fase de la luna con un propósito específico, así como un ritual de su gusto, por ejemplo, para empezar o acabar una relación o un trabajo.

Entre estos rituales lunares encontramos dos tipos de mayor frecuencia: los rituales de incienso y velas, y los baños lunares. Los primeros consisten en una ofrenda y hechizo básico. Se quema un incienso en relación con el deseo o la fase lunar (ej. mirra, sándalo), y se acompaña de otros elementos, como pueden ser flores, plantas, amuletos o cristales. Se enciende una vela del color más idóneo para la intención, y en su llama se quema el deseo escrito en un papel o en una hoja de una hierba concreta (ej. laurel para dinero). El encendido de la vela y el incienso puede hacerse al anochecer o de madrugada, si bien hay quienes consideran que la verdadera efectividad proviene del conocimiento de los campos de acción de las horas astrológicas y de las correspondencias entre aromas, hierbas, cristales, colores, inciensos, etc. que se utilicen.


En lo que respecta a los baños de luna, no deben confundirse con los tratamientos estéticos de exfoliación corporal. Un baño de luna, a nivel de ritual, consiste en lavarse y purificarse con agua de luna, esto es, agua que, junto con otros ingredientes como miel, hierbas aromáticas, frutas o cristales, es dejada bajo la luz de la luna en la fase en que se decida dicha purificación. Lo más común parece ser en luna creciente y en luna llena, dejando una botella o bote hermético con agua florida u otro preparado. El agua debe dejarse toda la noche, o al menos seis horas nocturnas, y debe ser utilizada lo antes posible, por lo que la gente que los prepara tiende a verter ese agua sobre sí en la ducha, o mezclarla con el agua del baño, o incluso verterla en un barreño y refrescarse o impregnar alguna prenda u objeto de dicho líquido. Una novedad moderna en esto es dejar a la luz de la luna una bomba de sales de baño con hierbas o aromas, y usarla a posteriori. La versión más natural de este ritual es bañarse en el mar o el río a medianoche.


- Rituales a la luna llena o esbatarios. 

Sin duda la luna llena es el momento más llamativo para los rituales lunares. De hecho, los meses lunares toman este evento como punto de inicio y de fin. En lo que se refiere al mundo esotérico, los rituales centrados exclusivamente en la luna pueden dividirse en aquellos que los realizan por considerar que las energías e influencias están en su apogeo, y los esbatarios wiccanos.Curiosamente, los nombres de las doce lunas que más se han popularizado han sido los que les daban los nativos norteamericanos. Esto se debe mayoritariamente a que la wicca estadounidense ha difundido estos nombres como base "pagana", y por su mayor publicidad, son los nombres que también se utilizan en la mayor parte de Europa. Sin embargo, la realidad de los nombres no es tanto esa tradición nativa como que los primeros colonos europeos adoptaron los nombres de los nativos para la adaptación de sus cosechas. Y esta es la realidad de otros muchos nombres que reciben las lunas llenas en otras culturas, como la árabe, la hindi o la china, nombres destinados a marcar una fecha importante para los cambios de estación y clima. Dentro del paganismo europeo, además, existen denominaciones evidentes a festividades, como la Luna de Yule o Luna de después de Yule.

Los esbats, esbatos o esbatarios wiccanos consisten en la celebración de estas lunas llenas de manera especial cada mes, aunque en total al año hay 13 lunas llenas, lo cual es visto como un número de suerte. No son simples rituales que consideren que la luna llena tiene más o menos energía. El esbat, en palabras de autores neopaganos como Doreen Valiente o Scott Cunningham, es ante todo una celebración, es decir, que se aprovecha la luna llena tanto para rituales como un simple acto de dedicación, reunión y diversión. Por lo tanto, los rituales de los esbatarios no tienen por qué diferir mucho de los rituales neopaganos generales a la luna llena, siendo un llamamiento a la reunión de la comunidad, de entretenimiento y a la realización de peticiones concretas (al parecer, las más comunes son siempre objetivos a cumplir, ya sea en lo material o lo espiritual). Estos esbatarios consisten, generalmente, en una invocación y dedicación a la Diosa, en su forma triple y más comúnmente en su forma madura y plena, una serie de ofrendas a la misma, generalmente pastelitos y alguna bebida alcohólica, junto con cristales o inciensos, normalmente siguiendo alguna correspondencia, y tras ello, el conjuro o hechizo del solicitante. No se omite en esta celebración al dios, y, por supuesto, suelen tener lugar, si la celebración es comunitaria, cánticos, corros, banquetes, encendido de velas y algunos rituales menores. Ello no quita que los nombres de las lunas y lo que ello conlleva sean tenidos en cuenta para la petición. En el hemisferio norte, los meses y nombres más genéricos son la luna del lobo o vieja (enero), luna de nieve (febrero), luna de gusanos, del cuervo o del arce (marzo), luna rosa o del pez (abril), luna de las flores (mayo), luna de fresa o luna caliente (junio), luna de heno o del ciervo (julio), luna de maíz, del esturión o del perro (agosto), luna de la cosecha (septiembre), luna del cazador (octubre), luna de la lechuza, de escarcha o del castor (noviembre) y luna fría o del roble (diciembre). Estas lunas cambian en el hemisferio sur, donde la primera luna (del lobo o vieja) se corresponde con el mes de julio, donde allí es invierno.

A la hora de analizar los rituales, por ejemplo, la luna de las cosechas, la luna rosa o la luna de gusano parecen tener más valor para esos actos materiales, por sus simbolismos y momentos, que el que puedan tener la luna de la lechuza o la luna de nieve. La diferencia mayor entre neopaganos y esoteristas-ocultistas en general consiste, pues, en considerar a la luna como una divinidad (ya sea literalmente o divinizada en una figura) o como un elemento cósmico, como pueden ser también planetas, estrellas, o energías naturales. Los primeros cuentan con el beneplácito y la búsqueda de agrado de dicha divinidad, mientras que para los segundos, aunque pueden dotar a la luna de cierta vida y sensibilidad, se trata de una herramienta sagrada.

- Influencia de la astrología

Para terminar, algunas pinceladas acerca de las características de la luna afectadas por ciertas posiciones astronómicas, y consecuentemente astrológicas. La luna puede verse influida por la cercanía o lejanía de los planetas. Por lo general, se tiene en cuenta si la luna está en oposición, sextil, trígono... (véase Astrología occidental: nociones de astrología I) La oposición planetaria suele interpretarse de manera negativa, y las otras posiciones indican pequeños eventos.

En cuanto a los signos zodiacales, se considera que la luna transmite sus influjos al pasar por las distintas casas zodiacales. De modo que al pasar por Aries, transmite una dosis extra de energía e independencia. Al pasar por Tauro, apela a un avance lento y paciente. Al pasar por Géminis, anuncia cambios, y al pasar por Cáncer, al cuidado familiar. En Leo, la luna promueve la acción, en Virgo, la organización y la concentración, y en Libra, la expresión y el equilibrio interpersonal. La luna en Escorpio anuncia sospechas y muchas emociones, en Sagitario, un énfasis intelectual y movimiento, en Capricornio, frustraciones y trabajo duro. Para terminar, en Acuario la luna promueve nuevas acciones e ideas, y en Piscis, una gestión emocional inestable.

¿Cómo aplican los practicantes estas influencias? Considerando a la par los significados e influencias de las fases lunares para conocer si les interesa, por ejemplo, aprovechar la luna creciente en Acuario para llevar a cabo un nuevo proyecto, o la luna nueva en Tauro para acelerar un proceso.

En conclusión, tanto alimentar y honrar a la deidad benefactora como aprovechar un momento específico para emular lo que ocurre con las fases y las estaciones, no dejan de ser simbolismos muy básicos, pero que continúan siendo eficientes en el ámbito mágico-religioso.

Pietro Viktor Carracedo Ahumada - pietrocarracedo@gmail.com

Bibliografía:
-Aguiar, RM. Ritual da lua: o eterno retorno do femenino. Último andar, 2010
-Cunninghma, S. Wicca. Una guía para la practica individual. Arkano Books, 2008.
-Eliade, M. Tratado de la Historia de las Religiones. (Cap. IV - La luna y la mística lunar). Ediciones Cristiandad, 2011
-Guiley, R. The Encyclopedia of Magic and Alchemy. Facts on File, 2006

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